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Melanoma: 10 mitos y verdades en torno a uno de los peligros del verano

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Se acerca el verano y con el la costumbre de usar no solo ropa más ligera, sino también más corta, que deja libres más partes de nuestro cuerpo. Si a ello sumamos el hábito de ir a la playa o la piscina a exponernos semidesnudos al sol, tenemos el caldo de cultivo perfecto para que el riesgo de aparición de los melanomas aumente exponencialmente. 

Su incidencia ha aumentado en los últimos cuarenta años, entre otras cosas porque se le presta más atención médica, pero también porque hemos adoptado costumbres de ocio nada frecuentes hace apenas un siglo, donde andar casi sin ropa, ni que fuera a la vera del mar, trascendía el debate de la salud para entrar en lo escandaloso desde el punto de vista moral.

El caso es que el melanoma ha venido para quedarse. Este cáncer cutáneo aparece cuando los melanocitos se malignizan y comienzan a reproducirse desaforadamente. Los melanocitos, en condiciones normales son las células que elaboran la melanina, responsable del color de la piel, del pelo y del iris de los ojos, que además funciona como un fotoprotector y defiende los tejidos de la acción solar.

Sin embargo, a nivel de calle el melanoma sigue siendo un gran desconocido y se ciernen sobre él numerosas confusiones que no favorecen su detección y la lucha para evitar su surgimiento. Este artículo pretende aclarar qué es mito y qué es verdad respecto al melanoma, una de las principales amenazas del verano. 

Melanoma: 10 mitos y verdades 

  1. Es lo mismo que un cáncer de piel: Falso. El melanoma es un cáncer de piel, pero no es el único que existe; la variabilidad en este campo es amplia y no pensar que determinadas formaciones cutáneas, si no tienen melanina, no tienen por qué ser un cáncer. Lo que sea o deje de ser una alteración de nuestra piel debe decidirlo un dermatólogo.
  2. Es un cáncer raro e infrecuente: Relativamente cierto. Si bien es uno de los cánceres de piel más infrecuente y solo el 1,5% de todos los tumores que se diagnostican en España, su incidencia ha aumentado mucho en las últimas décadas. Se estima que se producen 3.600 nuevos casos de melanoma al año en España; en torno a 8,75 casos anuales por cada 100.000 habitantes. Además, los expertos están constatando que cada diez a veinte años se duplica la tasa de diagnóstico del melanoma.
  3. Es un tipo de cáncer poco agresivo: Falso. De entre los tumores malignos cutáneos es el más agresivo y mortífero. Su peligro está en la elevada capacidad de los melanocitos de afectar a capas más internas de la dérmis y estas en convertirse en metastásicas, provocando que se desarrollen tumores en órganos internos. Por lo tanto es un tumor que crece en grosor y cuanto más grueso sea, menor es la supervivencia, que puede llegar a ser de un 20% a cinco años. Es decir que solo el 20% de las personas afectadas superará los cinco años de vida.
  4. Es fácil de detectar: Cierto. Según la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), un dermatólogo tarda no más de tres minutos en detectar visualmente un melanoma en la piel de un paciente. Así que la visita a este o esta especialista nunca está de menos y resulta poco farragosa. Como contrapartida, tenemos la seguridad de estar sanos.
  5. Afecta sobre todo a las razas blancas: Cierto. Es un tipo de tumor que afecta a los genotipos que menos melanina fabrican (los grupos I, II y III), y en especial a aquellos que viven en zonas de alta radiación, como es el caso de los anglo australianos y anglo neocelandeses, pero también nosotros entramos en el genotipo de riesgo.
  6. Afecta por igual a ambos sexos: Falso. Es más frecuente en mujeres y pero estas se curan mejor que los hombres. A este respecto, no se sabe si es por condicionantes fisiológicos o bien porque las mujeres prestan más atención a las alteraciones cutáneas y por tanto los detectan antes. El caso es que la rapidez en la detección es crucial para la curación y la erradicación, de modo que cuando se detecta en los primeros estadios, el porcentaje de supervivencia es del 100%, pero si se deja crecer, desciende hasta la citada tasa de supervivencia a cinco años del 20%.
  7. El sol tiene la culpa: Cierto. El sol es el principal culpable de la aparición de melanomas y en muchos casos el único. La exposición solar crea en la piel procesos inflamatoriosque pueden alterar la estructura genética de las células -sobre todo por la acción de las radiaciones UV- transformándolas en malignas.
  8. Sale solo en las partes donde más da el sol: Falso. Aunque en las mujeres tiende a aparecer más en brazos y piernas y en los hombres en el tronco, el melanoma puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluso entre las ingles, los genitales o las axilas.
  9. Solo se da en gente mayor: Radicalmente falso. El melanoma tiene su mayor tasa de incidencia entre la población de veinte a cuarenta años, de modo que esta franja acumula el 50% de los casos de melanoma detectados.
  10. Basta con ir a revisión una vez al año para prevenirlo: Falso. Ya hemos dicho que es crucial detectarlo cuanto antes mejor, por lo que debemos someternos a autorrevisiones con al menos una frecuencia mensual o trimestral, en la que llevemos un recuento ante un espejo de nuevas pecas y manchas que nos salgan y si vemos una que nos parece anómala, con aspecto de que la melanina hace un degradado en los bordes, debemos pedir hora en el dermatólogo sin demora. Es una buena idea contrastar nuestra exploración con una persona de confianza que nos examine los pliegues del cuerpo.

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Seis claves para dormir correctamente si tienes dolor de espalda

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En ConsumoClaro hemos hablado de la importancia de elegir una silla de oficina para protegernos de los dolores de espalda, dado que muchos de nosotros pasamos media vida sentados frente a un escritorio. También pedimos consejo a nuestro compañero Darío Pescador de TuMejorYo sobre los ejercicios a realizar en la oficina para contrarrestar los efectos de la silla sobre nuestra espalda.

Pero lo que muchas personas con lesiones lumbares o cervicales que les provocan dolores ignoran, es que la cama es el otro sitio donde nos pasamos la otra media vida y por tanto importa, y mucho, a la hora de evitar que estas lesiones empeoren y aumenten el dolor. El factor postural es fundamental a la hora de dormir correctamente, y en esto no hay una sola norma porque no hay un solo tipo de persona: las hay que se mueven mucho, otras que apenas lo hacen, etc.

Ahora bien, también lo es la calidad de la cama, el tipo de colchón, el somier,etc., que ayudarán a que la postura sea la más adecuada o bien favorecerán los malos gestos. Por tanto, el dormir correctamente cuando se tiene dolor de espalda es un asunto multifactorial y a continuación te ofrecemos las seis principales claves a tener en cuenta.

1. El tipo de somier

Si somos de las o los que se mueven mucho, dando vueltas a un lado u otro y tenemos una lesión lumbar, no nos conviene un colchón blando en exceso porque al hundirse será un impedimento al movimiento rotatorio de la cadera, haciendo reacción al arrastre. Tampoco nos interesa un colchón demasiado duro porque impedirá que las vértebras queden alineadas si dormimos de lado, en posición fetal.

Lo ideal es un colchón de dureza media alta, que se deforme un tanto para permitir la alineación, pero que no impida la rotación. No son demasiado aconsejables los de viscolástica o látex a no ser que sea de alta densidad; tampoco los de muelles de poca calidad y mucho menos los de espuma. De todos modos, todos los fabricantes tienen en su catálogo modelos de distinta dureza realizados con las técnicas más variadas.

2. Los años del colchón

Es un factor variable, porque depende de la calidad del somier, pero de media se aconseja cambiarlo a los diez a quince años si son de viscolástica o látex, pues tienen memoria de la deformación; es decir que no retornan tan fácilmente a su estado natural tras sufrir la presión del cuerpo. En el caso de los colchones de muelle, si este es de mala calidad también puede tener de perder retorno, pero si está hecho con buenos materiales puede durar más. En todo caso no se aconseja conservar el mismo colchón más de veinte años si se sufre de dolores de espalda.

3. El somier

El somier hace de soporte del colchón y refuerza su firmeza. Huiremos de los somieres de muelles, y optaremos por los de costillas de madera elástica o bien por los de superficie rígida si el colchón es de buena calidad y es capaz de absorber la dureza del somier. 

4. Cómo solemos dormir

Algunas personas duermen boca arriba o decúbito supino: en este caso también se aconseja un colchón de dureza media alta, aunque se pueden usar colchones duros. De tener una lesión lumbar, se aconseja a estas personas que duerman con una almohada o una toalla debajo de las rodillas para mantener flexionada la parte anterior de las piernas y por tanto estiradas las vértebras.

Pero lo normal es dormir de lado o posición fetal, y en tal caso las personas con lesiones lumbares deben colocarse una almohada entre las rodillas para que estas no choquen entre sí y provoquen dolor que nos lleve a movernos más. Existen almohadas especiales para colocar entre las rodillas que además fijan la postura de la cadera. Es importante en las personas que duermen de lado que la cadera esté bien colocada, ortogonal a la superficie del colchón y no ladeada forzando las vértebras.

5. El tipo de almohada

También en el caso de dolor cervical, es importante que la almohada no sea demasiado dura y alta, pues nos puede forzar la torsión del cuello de modo lateral que empeore las lesiones. Tampoco debe ser blanda y mullida porque en la rotación puede forzar que el cuello se quede trabado, de modo que nos quedemos durmiendo boca abajo con la cara torcida.

La mejor opción si tenemos problemas cervicales es tomar una almohada más o menos dura pero adaptable y de la altura de nuestros hombros, de modo de podamos reclinar la cabeza cómodamente. Es importante, de todos modos, dormir con almohada para evitar tensiones en las vértebras cervicales. En el mercado existen almohadas de látex anatómicas de doble altura en la que podemos escoger por qué lado apoyamos la cabeza.

6. Qué tipo de lesión tenemos

Si tenemos lesión de espalda a nivel bajo, la forma correcta de dormir será en posición fetal, con la almohada entre las rodillas y con la cabeza apoyada en otra almohada ligeramente inclinada hacia adelante, de modo que la columna forme un arco. También podemos dormir boca arriba con una almohada debajo de las rodillas.

Si la lesión es cervical, dormiremos siempre de lado y con una almohada de nuestro anchode clavícula; si lo hacemos boca arriba evitaremos que la almohada sea demasiado dura. Finalmente, si la lesión es de hombro, dormiremos sobre el hombro sano y con una almohada grande en el pecho sobre la que apoyaremos el hombro lesionado para que descanse sin demasiado movimientos. 

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Hígado graso: qué es y qué riesgos entraña para la salud

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Dolores, lectora y socia de eldiario.es, nos escribe la siguiente petición en el texto de un correo electrónico: "hace unos días me han hecho una ecografía y me han encontrado hígado graso leve. A la espera de que me vea el especialista dentro de un mes, he buscado en internet lo que es y a qué se debe, pero no me queda nada claro, por lo que me gustaría que arrojaseis luz sobre el asunto, ya que en ConsumoClaro soléis explicar las cosas siempre de manera muy entendible".

El hígado graso o esteatosis hepática, su nombre técnico, es una enfermedad por la cual el hígado tiene a acumular grasa entre sus células, de modo que al microscopio aparece moteado de gotitas blancas, que son gotas de lípidos, o bien de grandes gotas que forman círculos en un corte de tejido. El tamaño de las gotas y la cantidad dependerá de la gravedad con que se presente la enfermedad.

Así, en hígados grasos crónicos los acúmulos son grandes, en los casos agudos son pequeños pero muy numerosos. En una ecografía el hígado graso se detecta básicamente por que el tamaño del hígado es anormalmente grande. También en este caso el tamaño dependerá de lo avanzada que esté la enfermedad.

Causas del hígado graso

Las dos grandes causas del hígado graso son el consumo abusivo de alcohol, que da lugar al hígado graso alcohólico (HGA), y una alimentación no equilibrada con gran presencia de grasas, azúcares y calorías vacías, que da lugar al hígado graso no alcohólico (HGNA). Dentro de este grupo, de todos modos, hay dos subgrupos minoritarios: uno es el HGNA con necrosis celular e inflamación, que se conoce como esteatohepatitis, y el segundo es el HGNA relacionado con causas genéticas

En este último grupo, de todos modos, el desarrollo de la enfermedad va siempre ligado a malos hábitos alimentarios, aunque la sensibilidad o propensión a acumular grasa en el hígado es mayor que en otros individuos que tal vez abusen más de las calorías vacías. Así, se cree que esta enfermedad está infradiagnosticada en Europa, ya una revisión calcula que un 25% de los europeos padecen HGNA sin tener ningún síntoma. De estos, la revisión propone que un 3% acabarán siendo dignosticados como esteanohepatitis, es decir derivado de una hepatitis.

Una revisión de 2002 en Estados Unidos calculaba que el 33% de los euro-americanos lo padecían, así como el 24% de los hispano-estadounidenses y el 25% de los afro-americanos. En este país la mala alimentación ha provocado que el HGNA sea la segunda causa de trasplantes de hígado, a la vez que se espera que menos de diez años llegue a ser la primera.

Una enfermedad reversible

La buena noticia sobre este trastorno tan extendido es que es reversible sin necesidad de medicación. Evitando entrar a juzgar, por falta de datos y conocimientos, las causas del caso de Dolores, en general las afectaciones leves se pueden revertir, hasta eliminar completamente la grasa del hígado, dejando o moderando el alcohol en el caso del HGA y siguiendo una dieta rica en vegetales y baja en carnes rojas y grasas animales, así como eliminado por completo los azúcares añadidos en el caso del HGNA.

En casos más crónicos puede ser necesario, además del ineludible abandono de los malos hábitos, el concurso de medicamentos como los suplementos de vitamina E o de agentes sensibilizadores de la insulina, dado que se ha encontrado una relación directa entre el HGNA y la diabetes. En la mayoría de los casos el trastorno suele revertir, y si no lo hace, tampoco tiene por qué mostrarse sintomático a lo largo de la vida del paciente.

Sin embargo, un porcentaje significativo del HGA y HGNA (sobre todo si se presenta necrosis e inflamación del tejido) puede presentar fibrosis extensa, es decir que los hepatocitos acumulen sustancias fibrosas en su interior, y derivar posteriormente en cirrosis (un 20% de los casos) y cáncer de hígado (un 2% de los casos). En ambas situaciones la enfermedad deviene a la larga crónica y mortal, por lo que conviene siempre adoptar las medidas para revertirla, ya sea dejando el alcohol o corrigiendo la dieta. 

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La adicción a las series, ¿puede tener impacto sobre la salud?

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Mientras comienzan a acallarse los ecos del final de Juego de tronos, muchos fans todavía debaten los últimos capítulos y analizan la pericia (o no) de los realizadores en el momento de dar un cierre a todas las subtramas planteadas por la narración. Muchos otros, en cambio, ya han volcado su anhelo de ver series -sin duda, la estrella de la industria cultural en los últimos años- en otras producciones.

La mayoría de las veces, esto no es más que una búsqueda de entretenimiento, que -al igual que ver películas- hasta puede tener beneficios. Pero, en ocasiones, estar demasiado enganchado a las series puede tornarse un problema, incluso una patología. El año pasado fue noticia un caso en la India: un hombre de 26 años tuvo que comenzar un tratamiento de rehabilitación debido a su adicción a Netflix. Según datos publicados por el periódico local The Hindu, el hombre, que estaba desempleado, dedicaba más de siete horas por día a mirar producciones audiovisuales en la pantalla, lo cual había empezado a afectar su salud.

La empresa Sky difundió meses atrás los resultados de una encuesta, según la cual siete de cada diez españoles son "adictos" a las series. Un 41% de la muestra afirmaba dedicarles al menos una hora y media por día, y casi un 30% más de dos horas diarias. El informe recogía datos que podrían ser preocupantes: el 66% admitía no poder evitar seguir viendo series aunque sepan que pierden horas de sueño, el 17% que había llegado tarde al trabajo o a sus estudios a causa de las series y el 35 % que había cancelado actividades con familiares o amigos debido a la misma razón.

La adicción a las series existe

Pero ¿cuándo se puede hablar de adicción? Para la psicóloga Ana María Fernández Rodríguez, coordinadora del grupo Psicología y Artes Audiovisuales y Escénicas del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, es importante "diferenciar entre un consumo excesivo, el de alguien que de vez en cuando termina dedicándole a ver series más tiempo del que se había propuesto, y lo que sería verdaderamente una adicción".

La adicción a las series, no obstante, existe: se trata de una adicción conductual, es decir, no relacionada con ninguna sustancia (como sucede con el alcohol o las drogas), sino a actividades (como sucede con las adicciones a internet, a los videojuegos, al trabajo, al deporte, a las compras, al sexo, etc.). El caso es que "todas las adicciones -explica Fernández- comparten las mismas cuatro características, relacionadas, a nivel cerebral, con una gran liberación de dopamina". Esas características son:

  • 1. Uso excesivo: en el caso de las series, se pierde la noción del tiempo, capítulo tras capítulo, lo que a veces lleva a saltarse comidas o a perder horas de sueño. "Cuando la serie se acaba, se empieza otra y se sigue hasta terminarla", apunta Fernández. "En los casos más extremos se realizan verdaderos maratones, ver todos los capítulos de corrido, de principio a fin. Hasta tenemos un nombre para ello: binge-watching". Según un informe de Netflix, difundido en octubre de 2017, más de ocho millones de usuarios habían terminado de ver una temporada entera menos de 24 horas después de su estreno. Entre 2013 y 2016, de acuerdo con el mismo documento, el número de esa clase de "maratonistas" se había multiplicado por veinte.
  • 2. Abstinencia: al fuerte deseo de ver la serie, que incluye imaginar cómo y cuándo se hará, lo acompañan "sentimientos de ira, tensión, rabia o tristeza si no se puede acceder a la plataforma donde se emite".
  • 3. Tolerancia: para saciar sus deseos, la persona adicta necesita cada vez más horas de visionado o apuntarse a más plataformas. Es decir, apunta Fernández, "cada vez se invierte más tiempo para producir el grado de satisfacción deseado".
  • 4. Repercusión negativa en la vida de la persona: además de llegar tarde al trabajo o a clase, esta pérdida de control en relación con las series suele generar discusiones con la pareja o familiares, aislamiento social, problemas de salud (como fatiga o problemas musculares), falta de concentración, modificación del estado de ánimo, etc. 

Hay que tener en cuenta que algunas características del propio formato de las series tienden precisamente a "generar adicción". Quizás el más evidente lo constituyen los llamados cliffhangers, el recurso de finalizar un capítulo en un pico de tensión narrativa, para estimular la necesidad de dar play al siguiente episodio de inmediato. O ni siquiera eso: muchas plataformas proponen la "reproducción automática", es decir, al terminar un capítulo empieza el siguiente, a menos que el usuario lo detenga.

Y también está la presión social: existen series que "hay que ver" lo antes posible, en parte para estar siempre al día, en parte para no quedar fuera de conversaciones, tanto en persona como en las redes sociales, en parte para evitar que los odiosos spoilers generen algún disgusto. Todos estos elementos contribuyen con el riesgo de que lo que debiera ser un simple entretenimiento se convierta en un auténtico problema.

Consecuencias de la adicción a las series sobre la salud

Las secuelas de la adicción a las series pueden abarcar varios niveles, puntualiza Ana Fernández, quien además es directora del centro Psicotec Psicología y Salud, con sede en Alcalá de Henares. Debido al sedentarismo, puede propiciar desde falta de sueño y fatiga hasta mala alimentación, sobrepeso y obesidad, dolores musculares y problemas cardíacos. A nivel cognitivo, puede deteriorar la capacidad de atención y concentración y la memoria, además de causar también problemas en la toma de decisiones, con su repercusión en el rendimiento laboral o académico.

En cuanto a lo emocional, esta adicción (al igual que otras) podría ser responsable de insatisfacción personal, ansiedad, sensación de vacío y problemas depresivos. Y en relación con lo social, las consecuencias podrían incluir problemas familiares, rupturas de pareja (las series son uno de los principales "entretenimientos tecnológicos" que conspiran contra las relaciones sexuales) y un verdadero aislamiento.

Bertrand Regader, psicólogo y director de la web Psicología y Mente, añade que "la dependencia relacionada con las series es algo que va mucho más allá de sentarse a mirar una pantalla: tiene que ver con pasar más tiempo pensando en el mundo de esas ficciones que en la realidad cotidiana y las propias responsabilidades". Si la persona tiene "una predisposición a los trastornos psicóticos", continúa este especialista, "en casos extremos esto puede ir de la mano con ideas delirantes según las cuales la realidad se mezcla con la ficción de la serie que le obsesiona".

Sin llegar a complicaciones tan graves, "hay situaciones de riesgo que hacen que determinadas personas sean más vulnerables -apunta Fernández-, como tener problemas generales de autocontrol y conductas impulsivas, o padecer algún trastorno de personalidad o del estado de ánimo o déficits de habilidades sociales". Estos rasgos favorecen la búsqueda de una satisfacción inmediata, a cambio de abandonar aspectos importantes de la vida "que producirían una satisfacción menos inmediata pero mucho más duradera", enfatiza la especialista.

Cómo actuar si se detecta (o se sospecha) la adicción

¿Qué hacer en caso de adicción a las series? El primer paso es darse cuenta de que hay algo que no funciona bien. "Alguien que realmente no pueda parar de ver series para satisfacer sus obsesiones no suele ver esto como un problema -señala Regader-, porque para esa persona esto pasa a ser una de las prioridades más importantes". En este sentido, Fernández detalla que "muchas veces son las familias, parejas o compañeros de piso quienes dan la voz de alarma, ya que advierten que algo va mal mucho antes de que la propia persona interesada lo reconozca".

Luego, salvo que se trate de una situación grave, la propuesta de los expertos consiste en adoptar una serie de medidas tendientes a "normalizar" la vida de la persona: cuidar las relaciones familiares y amistosas, lo que en términos prácticos significa quedar con otra gente; dedicar tiempo a actividades deportivas y al aire libre; desarrollar tareas que supongan metas personales y sociales de largo plazo.

En lo que se refiere a las series en concreto, una regla efectiva suele ser la de "ponerse un número limitado de capítulos, y cumplirlo", establece Ana Fernández. Además, "hacerlo solo después de haber cumplido con otras tareas 'obligatorias' o menos apetecibles, pero necesarias". Desactivar la reproducción automática es un detalle pequeño, pero que puede resultar útil. El objetivo final es el equilibrio: "Cuidar las diversas áreas de la vida para que ninguna tape a las demás: pareja, familia, trabajo o estudios, ocio y cuidado personal".

Por lo demás, si la situación es más complicada y la sola voluntad de cambio no alcanza para controlarlo, "lo mejor es buscar un psicólogo experto que pueda ayudar a la persona reorganizar su vida lo antes posible", asegura Fernández, y agrega que "la atención temprana del problema es mucho más rápida y eficaz". 

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¿Puede ser la obesidad una enfermedad genética?

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Rosario, lectora y socia de eldiario.es, nos explica que ha leído recientemente un artículo en el que se comentaba el descubrimiento de un gen que podría tener que ver con la obesidad y nos pregunta en consecuencia qué otras pruebas o estudios más hay al respecto y si se puede asegurar que el ser más o menos obeso puede estar condicionado por nuestra herencia genética a pesar de que hagamos ejercicio y comamos correctamente.

En efecto, el artículo citado hace referencia a la publicación en la revista Cell de un amplio estudio del Instituto de Ciencias Metabólicas de la Universidad de Cambridge, en el que sus investigadores analizaron los datos genéticos de más de medio millón de personas entre 40 y 69 años, estudiando sus hábitos alimentarios y de vida saludable y relacionándolos con su herencia genética.

Entre las conclusiones de este estudio estuvo, en efecto, que a igual dieta y hábitos deportivos, no todos los individuos reaccionaban igual, sino que los había con mayor tendencia al sobrepeso que otros. Los investigadores descubrieron además, que la razón de esta mayor tendencia estaría relacionada con la sensibilidad a la hormona de la saciedad, llamada leptina. De este modo, mientras unas personas se saciaban tras comer una determinada cantidad de alimentos, otras necesitaban más para quedar satisfechos.

Mutaciones en el gen MC4C

La razón última de este comportamiento está al parecer en un gen llamado Receptor de la Melanocortina-4, o MC4R, que es el encargado de fabricar la proteína del mismo nombre, y que se encarga de dar la señal para que se segregue leptina y se vierta a la sangre, provocando en el cerebro la sensación de saciedad. Lo normal, a trazo grueso, es que tras recibir las dosis de energía necesarias a través de la alimentación, el gen MC4R fabrique la proteína MC4R, que a su vez estimule la secreción de leptina y por tanto envíe señal de saciedad y fin del hambre al cerebro. 

No obstante, no todas las personas tienen la misma sensibilidad celular en MC4R, de modo que en algunas personas se activa antes y en otras después la fabricación de la proteína MC4R. Esto explicaría los diferentes niveles de hambre a igual dieta, ejercicio físico, parámetros de peso y tamaño, etc. Por otro lado, el estudio descubrió que en algunas personas el gen MC4R padece una mutación que dificulta en sobremanera la fabricación de la proteína y por tanto mantiene una sensación de hambre mucho más duradera.

Son las personas "leptino-deficientes", porque por causa de la mutación presentan bajos niveles de leptina en la sangre tras comer, y en estos casos, sí se podría hablar de factores genéticos relacionados con la obesidad y por lo tanto de enfermedad hereditario. Pero la existencia de tal mutación es muy poco frecuente en comparación con los índices de obesidad actuales y que se deben en mayor medida a la vida sedentaria y la mala alimentación, con abuso de azúcares y grasas saturadas. Además, incluso en tales casos, una dieta ponderada y baja en calorías y el ejercicio pueden paliar los efectos de las deficiencias. Adicionalmente es posible que se les recete la ingesta de leptina sintética.

Genes relacionados con los sabores

Pero hay más genes que podrían incidir en una mayor o menor tendencia a la obesidad. La bioquímica Nanette Steinle, profesora asociada de Medicina y Endocrinología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland y jefa de sección de diabetes del centro médico Maryland Veterans Affairs, publicó en 2012 una revisión de estudios que permitió a su equipo de investigadores afirmar que existen ciertos genes relacionados con la preferencia por los sabores dulce, salado, umami, ácido y amargo.

El estudio insinúa una relación entre la tendencia a la obesidad y la diabetes y la mayor expresión de los genes responsables del gusto por los sabores dulce y salado, por encima de los de ácido, amargo y umami. "No hay estudios consolidados que investiguen este asunto concreto, pero por los que hay disponibles, sospechamos que puede haber un componente genético que influye en el gusto por lo salado, lo ácido o lo dulce", concluye en el informe la doctora Steinle. Propone, por tanto, de cara al futuro un estudio de estos genes a la hora de abordar la obesidad de un o una paciente.

Genes y sensibilidad a la insulina

Finalmente algunos estudios refieren a la existencia de una proteína llamada resistina, que estaría relacionada con la mayor tendencia a la obesidad y la diabetes de tipo 2, ya que su presencia en el suero sanguíneo se relaciona con una mayor resistencia de las células a aceptar la glucosa que les lleva la insulina y que procede de la alimentación. Es decir que provocaría una disminución de la sensibilidad a la insulina aunque los estudios en este campo son todavía muy contradictorios.

No obstante, esta mayor resistencia a la insulina no vendría necesariamente de un abuso de los azúcares y las grasas saturadas en la dieta, sino que en algunos casos podría proceder en mayor o menor medida de mutaciones en ciertos genes responsables del control en la fabricación de resistina. Así, algunos individuos presentarían una predisposición genética a tener menor sensibilidad a la insulina.

Por último, la diabetes mellitus de tipo 1, que es una resistencia a la insulina de tipo autoinmune, tiene un importante componente genético. Y lo mismo puede suceder con algunas formas de hipotiroidismo del tipo autoinmune que se heredan especialmente entre las mujeres, aunque también se puede dar en los hombres con la edad. La relación entre hipotiroidismo y obesidad está ampliamente descrita. 

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¿En qué se diferencia un protector solar de las otras cremas?

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Mencía, lectora y socia de eldiario.es, nos escribe el siguiente texto en un correo electrónico: "No sé si habéis tocado el tema del estudio de la OCU referente a las cremas solares 50+, pero se ha liado una gorda en las redes sociales, donde algunos dicen que los resultados de la OCU son falsos y otros que son las empresas cosméticas las que quieren desprestigiar a la asociación de consumidores. Me gustaría saber no solo quién tiene razón, si es que podéis, sino también de qué depende el factor de protección de un filtro y cómo funciona sobre nuestra piel. ¿En qué se diferencian de otras cremas?".

Mencía hace referencia al estudio sobre 17 protectores solares con factor de protección solar (FPS) 50+ que la OCU ha realizado y que presentó en su revista la semana pasada. En él se pedía la retirada del mercado de dos filtros de importantes marcas. En un caso porque su FPS real, según la OCU, se correspondía realmente con la franja normativa en la que se debe indicar FPS 30, y en otro porque el FPS real, siempre según los datos del estudio, sería de 15, mucho menor que el indicado.

Antes que nada conviene dejar claro que la mera indicación de 50+ en un FPS en Estados Unidos, por ejemplo, está prohibida por la FDA (agencia federal de alimentos y medicamentos) por considerar poco recomendable lo que sugiere dicha indicación. Dicho esto, en Europa está permitida si bien la EMA (Agencia Europea del Medicamento) reconoce que más allá de FPS 50, la protección real disminuye.

El estudio de la OCU ha recibido fuertes ataques por parte de muchas personas, sobre todo en redes como Twitter, entre otras cosas porque la asociación de consumidores no ha facilitado datos del laboratorio que ha realizado el estudio, cuando las compañías señaladas sí lo han hecho con los tests y análisis que corroboran los FPS indicados en el etiquetado.

La OCU ha respondido a las acusaciones de manipulación del estudio y ha revelado que ha puesto las pruebas de sus estudios en manos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), que es quien debe retirar, o no, los filtros del mercado. Así que solo cabe esperar las evaluaciones y el arbitraje de la AEMPS sobre las muestras de las cremas, para confirmar o desmentir las afirmaciones de la OCU. Hasta entonces no se podrá saber quién tiene razón, aunque aquí es necesario distinguir entre las pruebas de laboratorio y las pruebas in vivo.

Qué es el Factor de Protección Solar

Pero tiene razón Mencía en que de poco le vale al consumidor la disputa entre la asociación y las empresas cosméticas si antes no sabe qué es el FPS y qué utilidad tiene para medir la capacidad de proteger de un filtro. Para ello, deberemos explicar un concepto previo que es el del fototipo, y que podríamos definir como la sensibilidad de la piel ante la acción del sol. Es genético y obviamente varía con la procedencia originaria de cada persona, que está muy fuertemente correlacionada con el clima y nuestra adaptación a él.

Los principales fototipos son:

  • Fototipo I: piel muy clara, de color blanco-lechoso, con pecas, ojos azules y pelirrojos, que se quema fácilmente, nunca se broncea y es muy sensible al sol.

  • Fototipo II: piel blanca y pecas, pelo rubio y ojos azules; se quema con facilidad y casi no se broncea.

  • Fototipo III: piel blanca, con el color de ojos azul, verde, miel o castaño y pelo de distintas tonalidades de marrón; se quema y se broncea de forma moderada.

  • Fototipo IV: piel ligeramente amarronada, con pelo y ojos oscuros; se quema poco y se broncea con facilidad y de inmediato al exponerse al sol

  • Fototipo V: piel oscura; es raro que se queme, se broncea con facilidad y de manera inmediata al exponerse al sol.

  • Fototipo VI: piel negra; nunca se quema y siempre presenta reacción de pigmentación inmediata.

Cada fototipo precisa de una crema con un FPS diferente según insolación diario:

  • las personas de los fototipos I y II precisarán protección solar todo el año, especialmente en la cara, nuca y orejas

  • las del fototipo III a partir de primavera y en los primeros meses de otoño

  • las del fototipo IV pueden precisarla en la cara y brazos si viajan o residen en países tropicales

  • los fototipos V y VI no la precisarán salvo en verano y en exposición directa al sol

Ahora en base a los fototipos se puede explicar que el FPS es una clasificación que sirve para calcular el tiempo que nuestra piel puede estar expuesta a la radiación solar sin quemarse. Por ejemplo, las personas de los fototipos I y II tardan de dos a 3 minutos en quemarse. Una crema de FPS de 10, les hará resistir sin lesiones cutáneas entre 20 y 30 minutos (2 o 3 x 10). Si el factor es 15, aguantarán entre 30 y 45 minutos (2 o 3 x 15).

Una persona del fototipo III aguanta aproximadamente diez minutos sin quemarse, por lo que una crema de 15 le permitirá estar protegida durante unas tres horas. Para aguantar el mismo rato, una persona del fototipo I o II deberá aplicarse protección 50 y ni aún así le llegará. Por otro lado, es obvio que exponerse al sol tres horas o más es a todas luces perjudicial, no importa el FPS que usemos. De ahí que en Estados Unidos se prohiba publicitar cremas solares FPS 50+.

¿Cómo funciona un filtro solar?

Finalmente es interesante conocer el mecanismo de actuación de los filtros solares, ya que principalmente hay dos tipos: los filtros físicos y los químicos. Los físicos suelen ser partículas de metales en polvo, triturado hasta la miniatura y envuelto en una emulsión cremosa, para que reflejen físicamente el rayo de sol actuando como un espejo. Los más usados son dióxido de titanio y óxidos de hierro y zinc. Se usan en los factores de protección más altos y para partes sensibles de la cara como la nariz o las orejas, ya que su reflejo de la luz es total.

Los filtros químicos se basan en compuestos orgánicos que reaccionan con los rayos solares atenuando la energía que llevan, para que lleguen a la piel con longitudes de onda menos agresivas. Suelen ser compuestos de la familia del benzeno que presentan la ventaja de que nos permiten estar protegidos pero a la vez ponernos morenos. De todos modos, su presencia en las cremas no puede ser demasiado alta porque son susceptibles de crear alergias. 

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Contaminación odorífera: cuando los tóxicos no se ven ni oyen pero se huelen

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Baptiste, socio y lector de eldiario.es, nos hace la siguiente petición en el cuerpo de un correo electrónico: "tengo una curiosidad en saber en qué nos afecta la contaminación olfativa: tabaco, perfumes y/o colonias, gases y vapores de comida, la fritanga, etc. ¿Tienen algún impacto sobre nuestra capacidad olfativa, sobre nuestra capacidad a captar los sabores, los olores?"

Se conoce como hiposmia a la disminución del umbral de olfacción y anosmia a la ausencia completa de olfato, que afecta a un 5% de la población mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los afectados por estas alteraciones -que suelen comprender daños en los epitelios nasales, menor secreción de mucosa y disfunciones en los órganos encargados de detectar el olor de los compuestos y traducírselos al cerebro- pueden acabar por perder totalmente el olfato si los daños llegan a los nervios encargados de transmitir la señal.

Estaríamos en un caso extremo, según explica en esta publicación el doctor Héctor Vallés, miembro de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) y especialista en olfato. Según el doctor Vallés, hedores como los desprendidos en el incendio hace tres años del vertedero ilegal de neumáticos de Seseña (Toledo), pueden causar irritaciones graves de las vías respiratorias y daños en las mucosas y el epitelio que terminen por afectar a las células olfativas o el nervio transmisor.

Como consecuencia, la persona afectada podría ver parcial o totalmente mermada su capacidad de percibir olores, lo que se considera una privación sensorial importante, especialmente si la pérdida es una anosmia crónica, es decir que la pérdida es definitiva. Pero sin llegar estos extremos de incendios o nubes industriales contaminantes irritantes, la exposición continua a malos olores de procedencia industrial, además de aumentar el riesgo de afecciones respiratorias, causa frecuentes casos de hiposmia, es decir disminución del umbral olfativo.

Olores industriales que merman nuestro olfato

En consecuencia la persona pierde la capacidad de distinguir los matices en los olores, desde comidas a flores, fragancias, etc. El doctor Vallés también destaca en la publicación antes citada que la pérdida parcial de la capacidad olfativa va casi siempre acompañada de la pérdida o merma del paladar, es decir del gusto, ya que las papilas gustativas también se ven perjudicadas por la contaminación odorífera.

Según la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, casi un 20% de los españoles se ven afectados en mayor o menor medida por este problema, aunque otras fuentes aseguran que el número de afectados es mayor, especialmente en los entornos urbanos de Madrid y Barcelona, donde podría afectar a una de cada cuatro personas. También poblaciones que estén cercanas a vertederos, fábricas de papel u otras industrias con filtros deficientes en sus emisiones la afectación puede ser relativamente alta y dar lugar a hiposmias.

De hecho, el Síndic de Greuges -defensor del pueblo catalán- emitió un informe en 2016 alertando de un aumento de quejas en Catalunya respecto a la contaminación odorífera. "Los problemas se agravan cuando, junto con los olores, hay molestias de humos y gases derivados del ejercicio de actividades con más incidencia ambiental en el entorno, como es el caso de las actividades industriales", afirmó el Síndic en la presentación del informe.

Como herramientas de control de este tipo de contaminación, el Síndic defendió las inspecciones ambientales y las campañas de medición con unidades móviles. Además, propuso publicar en medios de difusión los resultados de los controles realizados a las empresas que disponen de autorización ambiental, para que las personas que viven cerca pudieran comprobar que los niveles de emisiones de contaminantes se mantienen por debajo del umbral.

Contaminación doméstica

No obstante, como indica Baptiste, puede haber otras fuentes contaminantes odoríferas menos alarmantes, pero igualmente agresivas para nuestra capacidad olfativa, como puedan ser esmaltes de uñas o disolventes, fragancias de suavizantes y eventualmente colonias, que nos provocan hiposmia temporal, crónica o incluso, en casos extremos de intoxicación, anosmia, según comenta en esta entrevista el doctor Joaquim Mullol, coordinador de la Unidad de Rinología incluida en el Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Clínic.

El doctor Mullol puso en marcha en 2003 el estudio OLFACAT, pionero en el Estado en el estudio de los problemas olfativos. El estudio partió de un cuestionario distribuido en Catalunya por el diario El Periódico, que incluía cuatro olores micro-encapsulados: rosa, perfume, gas natural y plátano. Rellenaron el cuestionario un total de 10.783 lectores, cuyo perfil social medio era el de una mujer en torno a los cuarenta años, con estudios medios o superiores y que residía en un medio urbano.

Los resultados del OLFACAT mostraron que un 0,5% de la población encuestada presentaba anosmia, mientras que casi un 17% sufría hiposmia. Adicionalmente, una cuarta parte de los encuestados reconoció haber perdido el olfato durante un corto periodo de tiempo en alguna ocasión, de los cuales un 6% aseguró haberlo perdido durante un espacio prolongado. Una curiosidad del estudio sorpresiva fue que al parecer el tabaquismo afina el sentido del olfato, al menos a tenor de las contestaciones ofrecidas.

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Diez consejos dietéticos para personas con tendencia a la digestión pesada

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Mirta, lectora y socia de eldiario.es, nos plantea la siguiente petición en un correo electrónico: "suelo tener de normal las digestiones lentas y pesadas, sobre todo después de comer a medio día, y quisiera que me prescribieran una dieta para normalizarlas y que no me diera tanto sueño, cansancio y sensación de empacho como me da por las tardes en la oficina".

Por coherencia y por evitar el ánimo de injerencia profesional, lo primero de todo es decirle a Mirta que la mejor dieta para evitar las digestiones pesadas se la ofrecerá un nutricionista, que hay muchos y muy buenos y si se les hace caso, compensa sobradamente el dinero que se gasta en ellos con la mejoría en nuestra salud.

Esto no quiere decir que no queramos responderle, pero sí que como periodistas no tenemos el dominio de la materia de los profesionales que se dedican a la ciencia de la nutrición. Por otro lado, lo que sí podemos ofrecerle a Mirta son una serie de consejos que tal vez puedan ayudarle de un modo orientativo a hacerle las digestiones más ligeras y llevaderas, siempre bajo el supuesto de que su problema no esté relacionado con ninguna intolerancia alimentaria seria, como pueda ser la celiaquía o la intolerancia a la lactosa o la proteína de la leche, etc.

Porque aunque no padezcamos ninguna intolerancia, lo cierto es que nuestro sistema digestivo no está preparado para el exceso de determinados alimentos y productos, de modo que evitarlos, o al menos moderarlos, es un punto clave para mejorar la calidad de nuestras digestiones. A este respecto, cabe matizar que hay personas más sensibles que otras, de modo que lo que para unas es tolerable a otras les amarga la digestión.

10 consejos dietéticos para personas con digestión pesada

  1. Aumentar la frecuencia y disminuir las raciones: el primer consejo es casi de cajón, e incide en el hecho probable de que comer demasiado de golpe aumenta las posibilidades de indigestión o de digestión pesada. Ya sea porque forzamos el sistema pero también porque aumentamos las proporciones de productos indigestos. Así, la táctica numero uno será pasar a tener cinco comidas en lugar de dos o tres: desayuno, tentenpié de medio día, almuerzo ligero, merienda y cena ligera. De este modo "desestresaremos" el sistema digestivo.
  2. Moderar la ingesta de hortalizas crudas: uno de los materiales más indigestos es la fibra vegetal, tanto la soluble como la insoluble, que nos aportan los vegetales y hortalizas crudas. Además de provocar flatulencias provocan una mayor secreción de ácidos, lo que puede irritar la mucosa. Son fundamentales en la dieta, pero hay que espaciarlos a lo largo del día
  3. No abusar de la fibra alimentaria: la fibra no solo viene en las hortalizas crudas, también en las legumbres la encontramos en abundancia. Son fundamentales por su proteína de alta calidad, pero si tenemos digestiones pesadas, no abusemos de ellas; en lugar de comer mucha cantidad espaciémoslas a lo largo de toda la semana. Y lo mismo con el pan integral o cualquier otro cereal integral: la moderación es la clave.
  4. Evitar el exceso de grasas animales: las grasas animales en exceso son las otras grandes responsables del empacho y la indigestión, y fuerzan al estómago a tomar rutas metabólicas complejas, además de requerir los servicios de la vesícula biliar. Cuantas menos tomemos, mejor, y en esta categoría entran desde los embutidos grasos a la mantequilla o demasiada yema de huevo, pero también pescados como el salmón, la sardina o la melva, que si bien son buenos, debe moderarse la cantidad.
  5. Evitar los zumos de cítricos: por su condición de ácidos, los cítricos vienen a sumarse a los jugos gástricos, aumentando el riesgo de irritación de la mucosa y consiguiente indigestión. Si además los tomamos en zumos de fruta natuales, no controlamos la cantidad, que puede ser el doble que en pieza entera. Moderaremos los cítricos y solo los tomaremos en gajos.
  6. Moderar mucho las frituras: por su cantidad de aceite, que es una grasa vegetal pero que "estresa" el sistema digestivo al igual que las grasas animales, las frituras contribuyen a las digestiones lentas y pesadas. Si somos propensos, las evitaremos a no ser que el aceite esté muy bien escurrido, en cuyo caso las moderaremos.
  7. Tratar de vivir sin la leche: para muchas personas es complicado por aquello del café con leche, pero no se dan cuenta de que tal vez lo que toman es "leche con café". La leche contiene grasa animal, proteínas complejas y un disacárido llamado lactosa al que nos hemos adaptado genéticamente pero que no resulta natural entre los adultos. Estos tres factores la hacen altamente indigesta y flatulenta para muchas personas, aunque no se den cuenta porque están muy habituados a beberla. Sustituirla por bebida de soja puede ser una buena idea.
  8. Moderar el consumo de encurtidos: al igual que los cítricos, los encurtidos además de probióticos naturales son ácidos, por lo que un eventual abuso, si bien no es muy común, puede producir irritación de la mucosa y dolores abdominales, además de indigestarnos el resto de la comida.
  9. No abusar de los quesos muy curados: la razón es que en ellos la concentración de grasa animal es muy alta, y a poco que comamos más de la cuenta, nos caerán como una piedra en el estómago.
  10. Moderar las conservas en aceite: de nuevo la alta concentración de grasas, en este caso de origen vegetal, que comportan estos productos, puede pasarnos factura en la digestión ya que, mientras comemos el bonito o la sardina de la conserva que nos ha preparado nuestra abuela, por ejemplo, no somos conscientes de tragar tanto aceite.

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Breve guía para sobrevivir al aire acondicionado en la oficina

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A pesar de que estamos todavía en primavera, en muchas zonas del país las temperaturas ya son veraniegas y en las oficinas y espacios cerrados el aire acondicionado se empieza a hacer necesario. Usado con mesura, con el termostato entre 24 y 26ºC, puede ser una medida paliativa, a pesar de que este interesante artículo revela que los termostatos fueron diseñados en los años 50 del siglo pasado pensando en los hombres de mediana edad, sin tener en cuenta la incorporación de las mujeres al mercado laboral en las siguientes décadas.

Además, como bien explica este otro artículo, las mujeres rinden más en las oficinas más cálidas porque están mejor adaptadas al calor. Si se unen ambos hechos se puede concluir que el aire acondicionado de las oficinas, además de sexista en su concepción, impide a las mujeres rendir al máximo. Pero más allá de discriminaciones de género, tampoco los hombres se ven favorecidos por los aires demasiado bajos, ya que las mucosas ambos sexos sufren por la sequedad ambiental generada.

Producto de ello se pueden dar heridas en las vías respiratorias y las consiguientes infecciones, que derivan en resfriados e incluso neumonías. O bien se pueden producir bajadas de la temperatura corporal que afecten a nuestro tono muscular, con el consiguiente riesgo de lesiones, y a nuestro sistema inmunitario. Por último, la sequedad de la piel y de las mucosas aumenta el riesgo de alergias dérmicas, rinitis y trastornos como el del ojo seco.

Ahora bien, como parece casi imposible lograr un consenso en torno al aire acondicionado en ninguna oficina del mundo, lo más práctico es prepararse para contrarrestar los efectos del frente polar que se nos viene encima durante las horas de oficina en los próximos tres meses. Por lo tanto, te dejamos diez consejos para hacer más llevadero el suplicio. 

10 claves para sobrevivir al aire en la oficina

  1. Vestir de largo: es la máxima más básica y esencial; evitar faldas, pantalones cortos, camisas sin mangas y todo lo que nos pueda dejar las extremidades al aire. Al menos si nuestra oficina es de las que baja el termostato sin ninguna consideración o tenemos la mesa cerca de una de las fuentes de frío.
  2. Disponer de una rebeca o un jersey: si no podemos o no queremos llevar ropa de corte largo, podemos guardar una rebeca o un jersey tipo cárdigan enfundado en el respaldo de la silla para cuando el frío se haga insoportable. Un alternativa es ponernos la chaqueta o la americana, si solemos ir vestidos con el uniforme clásico del oficinista.
  3. Guardar un fular en el cajón del escritorio: el cuello y la garganta es la zona que más puede sufrir; por un lado por los músculos trapecio y esternocleidomastoideo, que suelen contracturarse con el frío directo, pero también porque la mucosa se reseca y se disparan las afecciones de garganta. Un pañuelo, tanto en hombres como en mujeres, mantendrá la zona caliente e hidratada.
  4. Llevar calcetines: la protección contra el frío debe ser completa, lo que implica llevar calcetines también, ya que muchas personas acuden a la oficina con vaqueros pero con el pie desnudo, ya sea por llevar tacones, náuticos, zapatos slip-on, etc. Es un error grave porque dejamos los tendones expuestos y es una zona donde se deja sentir el frío, al ser una extremidad. Un calcetín, aunque nos lo pongamos solo en la oficina, es un buen resguardo.
  5. No usar prendas apretadas y aflojar los cinturones: los cinturones, los sujetadores apretados, etc., impiden que la sangre circule libremente y ejerza su función de termostato corporal, que mantiene constante y homogénea nuestra temperatura, ayudando a vencer los efectos del aire acondicionado.
  6. Beber en abundancia: la deshidratación es el otro gran peligro del exceso de aire acondicionado, resecando no solo nuestra piel, ojos, boca, etc., sino también disminuyendo su volumen en nuestra sangre y aumentando el riesgo de coagulaciones, lo que se conoce como síndrome de la clase turista. Si bebemos agua con frecuencia nos mantendremos más fácilmente hidratados.
  7. Evitar las bebidas muy calientes: las infusiones, té o café es mejor que estén ligeramente humeantes, pero nunca muy calientes. De lo contrario obligamos al cuerpo a compensar la entrada de calor corporal refrigerando a más velocidad, lo que puede aumentar la sensación de frío a la larga.
  8. Aplicarnos lágrimas artificiales: el aire frío y seco dificulta la correcta hidratación del ojo con la lágrima natural, por lo que la aplicación de lágrimas artificiales puede evitar trastornos de sequedad ocular como la xeroftalmia u ojo seco.
  9. Usar un ventilador a contraflujo: un ventilador cerca, puesto de modo que contrarreste el flujo de frío procedente del aire acondicionado, puede ser una buena idea cuando nos situamos cerca de la fuente de frío, además de ayudar a homogeneizar la temperatura ambiental.
  10. Aplicarnos crema hidratante en cara, manos y brazos: al menos una vez al día debemos aplicarnos crema hidratante en las partes expuestas al aire, ya que la piel se nos resecará sensiblemente, exponiéndose a eczemas, heridas y urticarias. 

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Estas son las 10 lesiones que puede provocar el uso de zapatos de tacón alto

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La iniciativa de la activista japonesa Yumi Ishikawa de promover el hastag #KuToo a través de su cuenta de Instagram para protestar por el uso obligatorio de zapatos de tacón alto en el ámbito laboral japonés, ha tenido una gran repercusión internacional, pero no es un caso aislado. #KuToo es un juego de palabras que combina la palabra japonesa para zapatos, kutsu, con la que designa al dolor, kutsuu, y quiere poner de relieve el castigo físico que supone para millones de mujeres niponas la obligación de usar tacón alto en las empresas, en las que los trabajadores pueden llegar a pasar hasta 16 horas diarias.

La protesta, que de momento no ha encontrado una buena recepción en el gobierno, con polémicas declaraciones del ministro de Trabajo, que ha dicho que la medida es "necesaria y razonable", refleja un problema enquistado en casi todas las economías y ámbitos laborales del mundo. Por citar solo unos ejemplos, Norwegian Airways recibió las quejas de sus azafatas por exigir un parte médico que justificara el no uso de tacón.

También el festival de Cannes en 2015 vivió la protesta de la actriz Julia Roberts, que se presentó descalza para denunciar el hecho de que a las mujeres se las obliga a posar para la gala en la alfombra roja con tacones. Otro caso es el de la recepcionista inglesa Nicola Thorp, que fue despedida de su puesto en PwC por negarse a llevar tacones. Afortunadamente, en algunos países este tema encuentra la sensibilidad de las autoridades: en 2017, la provincia de la Columbia Británica, en el oeste de Canadá, promulgó una ley que prohibe a las empresas incluir en su código de vestimenta el tacón alto, al considerarlo una exigencia discriminatoria.

Una fuente de lesiones en espalda y piernas

Estas protestas están totalmente justificadas si se atiende al amplio rango de lesiones traumáticas y trastornos anatómicos que puede implicar el uso de esta prenda de calzado y que pueden volverse crónicas si no se restringe.

  1. "El primero de los problemas es postural", explica el traumatólogo Carlos Sabaté, "ya los tacones empujan el cuerpo hacia adelante, forzando así una desviación en las vértebras lumbares al mantener tanto la cadera fuera de la alineación de la columna".

  2. "Además, pueden generar un aumento del desgaste articular tanto en la rodilla como en los tobillos, ya que cuanto más alto es el tacón, más presión genera en estas articulaciones", añade el doctor, que explica que este calzado incide particularmente en la cara interior de la rodilla, provocando osteoartritis de rodilla, la variedad más frecuente entre las mujeres. Un estudio de 2010 sugiere que el uso habitual de tacón alto aumenta un 26% el riesgo de padecer esta dolencia.

  3. El doctor también destaca que la incidencia de lesiones por esguince de ligamentos o torcedura de tobillo durante el uso del tacón "es mucho más alta que cuando se usa zapato plano" y apostilla que "varias lesiones en un mismo tobillo pueden dar lugar a elongaciones que debiliten el ligamento y por tanto hagan las torceduras más recurrentes, en un círculo vicioso".

  4. A nivel de pantorrilla, el facultativo destaca que el uso de tacón puede dar lugar a una hipertrofia de los gemelos: "crecen demasiado, se abultan y se acortan descompensando otros músculos y creando propensión a las contracturas".

  5. También comenta que el tendón de Aquiles tiende a acortarse con el uso del tacón, con lo que al quitarnos el zapato y coger el pie la postura normal, estirada, la tensión sobre el tendón acortado creará un dolor que puede convertirse en crónico. 

Los pies tampoco se libran

  1. La presión del calzado de tacón alto también se deja notar en la parte delantera del pie, pudiendo ser con el tiempo ser fuente de importantes dolores crónicos: "el crecimiento óseo en la articulación basal del dedo gordo es uno de ellos, y tiene el problema de que obliga al dedo a ir contra los otros, causando dolores".

  2. Adicionalmente el tacón puede provocar inflamaciones en los tejidos y articulaciones del antepié, lo que se conoce como "metatarsalgia"

  3. Otro trastorno anatómico son los juanetes, que son durezas en los laterales interdigitales provocadas por la muerte de las células por compresión, que se llenan entonces de secreciones de queratina, la misma sustancia que conforma las uñas o el pelo, como respuesta de resistencia a la presión. Estas durezas también provocan fuertes dolores cuando el zapato de tacón comprime el dedo.

  4. Finalmente cabe añadir la deformación anatómica conocida como "dedo de martillo": "con el uso en compresión, los dedos segundo, tercero y cuarto del pie están replegados y sus músculos extensores terminan por atrofiarse, por lo que incluso en reposo y con calzado normal, siguen retraídos", explica el doctor Sabaté.

  5. El traumatólogo añade para terminar el "síndorme o neuroma de Mortón", que es una compresión del nervio que pasa entre los dedos tercero y cuarto al usar calzado demasiado estrecho, causando un dolor agudo, "como si nos quemaran la base del pie con un mechero". 

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Siete alimentos ricos en melatonina natural

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Maite, lectora y socia de eldiario.es, nos escribe tras leer hace unos días el tema Diez cualidades de un puñado de cerezas que mejorarán tu salud. En concreto Maite nos refiere al aporte de melatonina de las cerezas y nos explica que ella ha tomado en el pasado suplementos a base de melatonina para dormir mejor "con resultados más o menos desiguales, es decir que a épocas me iban bien, pero luego dejaron de funcionar". Ahora quiere saber si el aporte de melatonina de las cerezas puede ser más eficaz que los suplementos y si hay otros alimentos que sean ricos en ella.

Por lo pronto en ConsumoClaro escribimos en su día el artículo Suplementos de melatonina; ¿ayudan a dormir?, donde explicábamos que si bien algunos estudios han destacado que estos preparados pueden ayudar a conciliar el sueño en algunos casos, su efecto no suele ser suficiente para mantenerlo en casos de insomnio severo o crónico, así como que son menos eficaces que los ansiolíticos o somníferos tradicionales.

Ahora bien, en los casos en los que la melatonina ingerida pueda tener efectos positivos, siempre será mejor que los fármacos en base a benzodiazepinas y otros, que suelen crear habituación y dependencia, además de trastornos cuando se dejan de tomar. Por otro lado, es cierto que hay alimentos que pueden ser una fuente natural de melatonina. O bien del aminoácido triptófano, que es un precursor de la serotonina, a su vez precursor de la N-acetilserotonina, que se acaba transformando en melatonina.

El papel de la melatonina en el sueño

Las melatonina es una hormona producida en la glándula pineal que tiene un papel notorio en el control de los ritmos circadianos y en la regulación de la entrada en el ciclo del sueño. Se discute si su papel es principal y único en el sueño o bien es uno más de los varios intermediarios químicos que intervienen. El oftalmólogo Rubén Pascual nos comentaba en Vamping, la recurrente leyenda de la luz azul asesina, que en mamíferos evolucionados como el ser humano el papel de la melatonina no es tan determinante como, por ejemplo, en ratones.

Ahora bien, es cierto que durante el ciclo del sueño se observa un aumento progresivo de la secreción de melatonina, y por tanto su presencia en la sangre, por parte de la glándula pineal. Esta progresión tiene la forma de una campana de Gauss, con mínimos en los extremos -inicio y final del sueño- y un máximo en colina en las fases centrales. También se sabe que la glándula, por culpa de las calcificaciones que sufre, empieza a secretar cada vez menos melatonina a partir de los 30 años. Este hecho podría tener que ver con la disminución de la calidad del sueño con la edad.

Melatonina en la dieta

El caso es que con la edad nuestra glándula cada vez secreta menos melatonina y a la vez es frecuente que con los años durmamos menos. Esto lleva a no pocas personas a buscar una ayuda en los somníferos o bien en suplementos menos agresivos, y también menos eficaces, como son los de melatonina. Otras personas buscan suplementarse de una forma más natural, incluyendo en su dieta alimentos que contengan melatonina o bien triptófano.

No está consolidada la evidencia de que la ingesta de melatonina o triptófano por vía de los alimentos tenga efectos positivos sobre el sueño en personas con problemas para conciliarlo, aunque un estudio de la Universidad de Extremadura sí describió beneficios en el sueño tras la ingesta de cerezas. 

Además, salvo en las cerezas, en el resto de alimentos con presencia de esta hormona o sus formas precursoras sus cantidades son muy bajas. Ahora bien, su ingesta siempre se relaciona con una alimentación saludable y la preocupación por una dieta equilibrada y los alimentos que a continuación se describen son además fuente de otros componentes con importantes efectos sobre la salud.

Siete alimentos que son fuente de melatonina

  1. Plátanos: son una importante fuente de triptófano, con 17 mg, que como decimos es un precursor de la melatonina.
  2. Cebolla: 100 gramos de cebolla contienen 19 mg de triptófano, con el mismo valor que en el plátano, puesto que nuestro organismo posee rutas metabólicas para transformarlo en melatonica aunque la glándula pineal disminuya su secreción.
  3. Nueces: un puñado de nueces de 100 gramos poseen 144 mg de triptófano. Es por tanto una enorme fuente de melatonina potencial. 
  4. Cerezas: aunque su cantidad de triptófano no supera los 8 mg por 100 gramos de producto, la presencia de melatonina en ellas es de las más altas en alimentos.
  5. Arroz integral: contiene 78 mg de triptófano por cada 100 gramos.
  6. Maíz dulce: el maíz dulce hervido y enlatado aporta 17mg de triptófano por cada 100 gramos.
  7. Tomates: además de aportar pequeñas cantidades de melatonina contienen 6 mg de triptófano. 

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Por qué nos duele la cabeza cuando tomamos sustancias frías

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A casi todo el mundo le ha pasado alguna vez: tomarse un delicioso y refrescante helado y, de golpe, sentir en la cabeza, en la parte de la frente y de las sienes, un intenso dolor que se irradia por todo el cráneo. Este dolor continúa a medida que se cierran los ojos y, tras unos segundos, desaparece de repente, de la misma manera que ha aparecido. Es un dolor breve pero intenso.

El dolor de cabeza por un estímulo frío se conoce con el nombre científico ganglioneuralgia esfenopalatina, llamado así por el ganglio esfenopalatino, un grupo de células nerviosas que están vinculadas a dolores de cabeza. Se trata de una cefalea primaria, es decir, el dolor de cabeza es el único o principal síntoma de la enfermedad. Y dentro de las cefaleas primarias, la cefalea por estímulos fríos afectaría a un 15% de la población en España, según la Guía Oficial de la Práctica de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN). ¿Qué hay detrás de esta afección?

Dolor de cabeza por estímulos fríos

El dolor por un estímulo frío, o cefalea por crioestímulo, es muy común. En 1988, la International Headache Society lo reconoció formalmente y lo denominó "cefalea por estímulo frío" en su clasificación de los distintos tipos de dolor de cabeza. Los síntomas son inofensivos y no suponen un riesgo de ninguna enfermedad.

Aunque se desconoce la causa exacta, existen algunas teorías sobre porqué se produce. Una de ellas sugiere que se origina cuando una sustancia muy fría entra en contacto con la parte posterior de la garganta y hace que los pequeños vasos sanguíneos de esta zona se contraigan y se dilaten rápidamente. Los receptores del dolor cercanos a estos vasos sanguíneos detectan la incomodidad y envían el mensaje a través de pequeñas fibras nerviosas a un nervio más grande, que lo envía al cerebro.

En el estudio Cerebral Vascular Blood Changes During Brain Freeze, los expertos monitorearon el flujo de sangre en varias arterias cerebrales mediante Doppler transcraneal mientras las personas bebían agua helada con una pajita dirigida a su paladar superior (condiciones ideales para la congelación cerebral). Después, bebían la misma cantidad de agua a temperatura ambiente. Los hallazgos demuestran que una arteria en particular (arteria cerebral anterior) se dilata rápidamentee "inunda" el cerebro con sangre cuando las personas sienten dolor. Poco después de la dilatación, el mismo vaso se contrae y el dolor retrocede.

Los expertos creen que estas reacciones pueden ser un tipo de defensa del cerebro. Este, aseguran, es bastante sensible a la temperatura, por lo que la vasodilatación podría mover sangre caliente dentro del tejido para asegurarse de que el cerebro se mantiene caliente. Pero, como el cráneo es una estructura cerrada, el flujo repentino de sangre que recibe podría aumentar la presión y es lo que provocaría dolor. Para los expertos, la vasoconstricción puede ser una forma de reducir la presión en el cerebro antes de alcanzar niveles altos.

El dolor no se siente en la boca sino en otras áreas de la cara, detrás de los ojos y la nariz, en la frente o en las sienes. Es más probable que ocurra si hemos realizado ejercicio y estamos sudando y si la temperatura ambiente es alta. El dolor extremo y agudo suele alcanzar su punto máximo a los pocos segundos de comer algo frío muy rápido y dura de varios segundos a uno o dos minutos (rara vez dura más de 5 minutos). Es el resultado final de la rápida contracción y dilatación de los vasos sanguíneos. Se cree que los pacientes con migrañason más susceptiblesa tener este tipo de dolores.

¿Se puede prevenir?

Debido a su brevedad, los dolores de cabeza por el consumo de sustancias frías son difíciles de evaluar y estudiar y tampoco hay un consenso claro sobre cómo prevenirlos. Pero sí se piensa que el problema está, en la mayoría de los casos, cuando bebemos o tomamos algo frío muy rápido, porque no le estamos dando tiempo a la boca (que está muy vascularizada) a absorber bien el frío.

Un estudio publicado en el British Medical Journal en 2002 sugiere que comer helado demasiado rápido aumenta la incidencia de los dolores de cabeza, mientras que hacerlo lentamente puede ayudar a detener y prevenir el dolor (aunque no siempre, admiten). Es una manera que tiene nuestro cuerpo de decir que vayamos despacio, que nos tomemos el consumo de una sustancia fría con calma.

El dolor de cabeza tras comer un helado o un granizado es una reacción al frío, no al helado ni al granizado. Una de las mejores maneras de prevenirlo es, por tanto, comer alimentos fríos lentamente, lo que permite al paladar mantener su temperatura regulada el tiempo suficiente para que el centro del nervio superior no reaccione de manera exagerada a lo que está sintiendo. Los expertos también sugieren, cuando ya ha aparecido el dolor, presionar la lengua contra el paladar, lo que ayudaría a calentar el paladar un poco más rápido de lo que lo haría y, por tanto, reduciría el tiempo del dolor de cabeza.

Una herramienta útil de investigación

Los científicos están analizando el dolor de cabeza por frío para comprender mejor la migraña y otros trastornos del dolor de cabeza en general. Y es que muchos de los dolores de cabeza son difíciles de estudiar en un entorno de laboratorio; en cambio, el dolor de cabeza por estímulos fríos se puede inducir más fácilmente, admite la National Headache Foundation.

Se cree que los dolores de cabeza por migraña pueden incluso ser inducidos por el frío en algunas personas, lo que lleva a algunas investigaciones a creer que existe una conexión estrecha entre lo que sucede durante ciertos tipos de dolores de cabeza por migraña y lo que ocurre durante un dolor de cabeza por frío.

Un posible vínculo entre el dolor de cabeza por frío y otros dolores de cabeza son los cambios locales en el flujo sanguíneo cerebral. De confirmarse este tipo de teorías, los expertos creen que podrían desarrollarse medicamentos que bloqueen el ensanchamiento de los vasos sanguíneos (vasodilatación) y mejorar el tratamiento para muchas personas con dolores de cabeza de distinto tipo. Lo que sí está claro es que los dolores de cabeza por el consumo de sustancias frías no son precisamente una amenaza para la salud, aunque sí se empiezan a tratar como una herramienta de investigación útil. 

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Síndrome de la boca ardiente: un trastorno de origen confuso

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Esther, lectora y socia de eldiario.es, nos envía el siguiente correo electrónico: "me gustaría que me deis información sobre el síndrome de la boca urente: origen, los síntomas, las consecuencias… ¿Influye la alimentación? ¿Está relacionado con el sistema nervioso? ¿Tiene que ver con algún tipo de alergia? Os aseguro que puede llegar a ser de muy molesta a realmente invalidante".

Las llamadas dinias son un conjunto de afecciones dermatológicas que se caracterizan por escozor, quemazón, ardor e inflamación de las zonas del cuerpo relacionadas con las mucosas: boca, ano, pene o vulva. Se llaman orodinias cuando afectan a toda la boca, o bien glosodinia cuando sólo la lengua se ve afectada, Si los síntomas se dan en la vulva, se denominan vulvodinias; si en el ano, anodinias y cuando afectan al pene las denominamos penidinias. 

De todos modos, de todas ellas las más frecuentes son las que se presentan en la mucosa de vulvas y boca, y especialmente en mujeres; algunos cálculos aseguran que se dan cinco veces más en las mujeres que en los hombres, aunque otros más conservadores reducen la predominancia femenina de las dinias a tres mujeres por cada hombre.

La doctora María José Tribó, dermatóloga del Hospital del Mar de Barcelona, relacionaba en esta entrevista de 2007 la mayor frecuencia entre las mujeres de las dinias con los desajustes hormonales que se producen en la pre y post menopausia. De este modo, se atribuye mayoritariamente la vulvodinia a la franja de edad que va entre los 45 y los 65 años; en cambio la boca urente o ardiente sería más típica de una mujer postmenopáusica.

Ardor insoportable

Centrándonos en el síndrome de la boca urente, que es el que nos pide Esther que relatemos, baste con decir que en algunos casos, según esta publicación de la Clínica Mayo: "la sensación de ardor puede ser tan intensa como si realmente nos la hubiéramos quemado por dentro. Es más, esta sensación de quemazón insoportable puede afectar no solo a la lengua sino también al paladar, las encías, los pómulos o la garganta, tal como si hubiéramos bebido agua hirviendo.

Además, este ardor se puede acompañar de cambios en el sabor de los alimentos, que adquieren un regusto metálico, e incluso pérdida del gusto. También una potente sequedad bucal es frecuente. El malestar del síndrome de boca ardiente, por otro lado, suele tener diversos patrones diferentes. Por ejemplo, puede ocurrir todos los días, con ligero malestar a primera hora pero empeorando a lo largo de la jornada. O bien puede iniciarse apenas nos despertamos y durar todo el día, o aparecer y desaparecer sin más…

¿Cuáles son las causas?

Existe un amplio debate sobre cuáles son las causas de las dinias en general y a este respecto se puede decir que en muchos casos se trata de un trastorno mulfactorial. En ocasiones pueden ser debidas a deficiencias nutricionales, como falta de hierro, cinc, folato (vitamina B-9), tiamina (vitamina B-1), riboflavina (vitamina B-2), piridoxina (vitamina B-6) y especialmente cobalamina (vitamina B-12).

Pero en muchos casos se las relaciona con reacciones autoinmunes y alergias debidas a metales utilizados en empastes y amalgamas bucales así como dentaduras postizas mal colocadas o anatómicamente mal concebidas, que provocan rozaduras y reacciones inflamatorias. También el reflujo gastroesofágico puede provocar ardores en la cavidad del paladar y la garganta, e incluso se cita la interacción de determinados medicamentos que provoquen una excesiva sequedad bucal.

Pero en un buen número de casos uno de los factores predominantes en el síndrome de la boca urente es de origen psicosomático, es decir que está relacionado con el estrés y la ansiedad, así como con cuadros de depresión. Según la doctora Tribó, "un 75% de las afecciones conocidas como dinias tienen un trastorno psicosomático asociado".

La facultativa cita entre ellos a todos los que afectan al periodo pre y post menopáusico y asegura que una vez detectada la causa, la enfermedad puede curarse, aunque se pueden tardar años. Finalmente avisa del peligro de que la mucosa quede seriamente dañada y atrofiada cuando el trastorno se ha vuelto crónico, lo cual alargará su tratamiento. 

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Seis beneficios del ajedrez para personas de todas las edades

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El ajedrez tiene muy buena prensa. Desde tiempos inmemoriales existe en el imaginario social la idea de que quienes juegan al ajedrez son personas inteligentes. Pero ¿son inteligentes y por eso juegan al ajedrez, o es el propio ajedrez lo que las hace inteligentes? Puede parecer una pregunta sin respuesta, como la del huevo y la gallina, pero la ciencia y los especialistas en el juego han comprobado que su práctica proporciona una serie de beneficios que contribuyen con eso que se suele llamar "inteligencia". Seis de los más destacados se detallan a continuación.

1. El ajedrez estimula la capacidad de análisis y síntesis

Este se presenta como uno de los beneficios más evidentes. Jugar al ajedrez estimula la concentración: la capacidad de centrarse en lo que sucede en el tablero y abstraerse de todo lo demás. En tiempos en que los dispositivos digitales y las redes sociales se empeñan en entretener y distraer todo el tiempo, este juego milenario resulta un buen entrenamiento para mantener la cabeza en una tarea, analizar las múltiples posibilidades y desarrollar un pensamiento crítico, esto es, una síntesis en busca del movimiento más oportuno en cada ocasión.

2. Incentiva la creatividad y la imaginación

Un estudio realizado por científicos alemanes, publicado en 2010, comprobó que al analizar las jugadas posibles durante una partida de ajedrez ambos hemisferios cerebrales trabajan por igual. Estos resultados (basados en resonancias magnéticas realizadas tanto a jugadores expertos como a novatos) sorprendió a los investigadores, quienes partían de la hipótesis de que el hemisferio izquierdo -el responsable de la capacidad de análisis intelectual, los razonamientos lógicos, las abstracciones, etc.- mostraría una mayor actividad.

Tal estudio se ha interpretado como una muestra de que el área responsable de las tareas más creativas del cerebro, localizada en el hemisferio izquierdo, trabaja a la par de la otra. Y esto se debe a que, al pensar el juego, no se trata solo de seguir patrones o recurrir a jugadas estudiadas con anterioridad, sino también de evaluar las posibilidades existentes e imaginar cuál será el desarrollo de la partida si se toman tales o cuales decisiones.

3. Entrena la memoria (y ayuda a prevenir el Alzheimer)

Otra de las capacidades del ajedrez es la de estimular y servir como un gran entrenamiento para la memoria. En muchos niveles: visual, espacial, asociativa, etc. Tanto la capacidad de recordar movimientos o estrategias de partidas previas, comolas múltiples alternativas pensadas ante los posibles movimientos del contrincante, son grandes aliadas para el ajedrecista. Y es una de las facultades que el propio juego ejercita y desarrolla en los jugadores.

Además, existen estudios -como uno publicado por la revista especializada New England Journal of Medicine ya en 2003- que señalan que la práctica del ajedrez ayuda a prevenir o al menos retrasar la aparición de síntomas del Alzheimer, la demencia y otros problemas cognitivos relacionados con el envejecimiento. El trabajo citado, que en aquel momento analizó a medio millar de personas mayores de 75 años, concluyó que incluso realizar ejercicios de ajedrez durante diez minutos diarios ofrece beneficios contra estas enfermedades.

4. Ayuda a los niños a entender las consecuencias de sus actos

Además de los beneficios del ajedrez para personas de cualquier edad, hay algunas específicas para el caso de los niños. En particular, los ayuda a aceptar las reglas y asumir las consecuencias de sus propios actos. Se trata de un juego en el que no interviene el azar: todas las piezas están siempre a la vista, los movimientos dependen de los jugadores, no hay ningún elemento externo que pueda afectar al desarrollo de la partida.

"La cualidad más importante del ajedrez es que es un juego justo, por lo cual los niños pequeños comienzan a aprender un juego que es limpio y honorable, y eso les enseña a tener un buen comportamiento", explicó Smbat Lputian, presidente de la Academia Armenia de Ajedrez, en un reportaje de la BBC.

Desde 2011, el ajedrez es en Armenia parte de la currícula obligatoria para niños de escuela primaria, entre los seis y ocho años de edad (en España existen programas en algunas regiones, como en Canarias). Mientras juega, "el niño está tomando decisiones estratégicas todo el tiempo: evalúa la situación antes de realizar un movimiento". Y es una forma en que el niño aprende a ganar y a perder. "Creo que es un gran beneficio para la sociedad en su conjunto", añadió Lputian.

5. Es entretenido y mejora el estado de ánimo

Más allá de todos estos beneficios, está claro que el ajedrez no deja de ser un juego y, como tal, cuenta también con las características positivas de cualquier actividad lúdica. Es entretenido y permite interactuar con otras personas, sin distinción de edad, ni nacionalidad (no hace falta hablar un mismo idioma), y además se puede jugar a distancia, a través de numerosas plataformasen la web. Y es gratis (o casi: basta con tener a mano un tablero y las piezas o una conexión a internet).

Pero además el ajedrez sirve para mejorar la comprensión de los demás y la capacidad para afrontar situaciones difíciles. Debido a eso, es un buen recurso para aliviar la carga y mejorar el estado de ánimo de profesionales sanitarios a cargo del cuidado de personas con cáncer y otras enfermedades terminales. Así lo comprobó una investigación realizada por científicos de Estados Unidos, difundida en 2013. Si el juego es capaz de generar esos efectos en situaciones de tanto estrés como esas, es probable que también funcione en casos de menor tensión, como aquellas a las que se someten la mayoría de las personas en su vida diaria.

6. Incrementa la capacidad lectora

Un último beneficio, también sorprendente, para este listado: según un estudio también realizado en Estados Unidos, alumnos que participaron de un programa para estimular el juego de ajedrez mejoraron su capacidad lectora en comparación con un grupo de control, que no formó parte de ese programa. Según los científicos, las diferencias entre ambos grupos fueron significativas. Y aclararon que harían falta nuevos trabajos para determinar las razones de ese aumento en la capacidad lectora de los estudiantes, más allá de las explicaciones que proporciona el sentido común.

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Seis razones (melanoma aparte) para no usar una cabina de bronceado

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Parece que el calor se hace este año el remolón, que el sol asoma poco la cabecita entre las nubes, y que a una semana de dejar atrás la primavera y entrar en el verano, apenas hemos tenido unos pocos días para dorar la piel. Por tanto, más de uno y una habremos pensado en darnos una pasadita por una cabina de rayos UVA, o de bronceado, como se las conoce, donde por unos pocos euros, en menos de cinco minutos lograremos un tono que dará envidia en la playa.

Se trata de una pésima idea, si se tiene en cuenta que las cabinas de bronceado se basan en lámparas de rayos ultravioleta que sustituyen la acción del sol con una menor exposición. En efecto, depuran aquellos rayos que realmente son efectivos a la hora de estimular la melanina evitando los que producen un aumento de la temperatura corporal. Pero precisamente los rayos que no evitan son los que se responsabilizan precisamente de la llamada "epidemia de melanoma" entre personas jóvenes.

En Melanoma: 10 mitos y verdades en torno a uno de los peligros del verano te contábamos la peligrosidad de este tipo de cáncer de piel y su relación directa con la exposición a la luz solar en verano. Pues bien, según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC en sus siglas en inglés), el riesgo de contraer melanoma de la piel aumenta en un 75% cuando el uso de camas de bronceado comienza antes de los 35 años de edad. De hecho, la IARC pasó el año pasado el uso de cabinas de "probablemente cancerígeno" para humanos a "cancerígeno" en base a las evidencias de los numerosos estudios.

Por su parte, la Academia Americana de Dermatología informaba en una publicación de 2018 que el melanoma es ya el segundo tipo de cáncer más común entre las mujeres de 20 a 29 años de edad. En buena medida por culpa del abuso de las cabinas de bronceado. Además, el National Cancer Institute (NCI) asegura que las mujeres que usan cabinas de bronceado más de una vez al mes tienen una probabilidad un 55% mayor de contraer melanoma. El NCI calcula que más de 68.000 personas se enteraran anualmente que tienen melanoma en los Estados Unidos y una de cada ocho morirá a causa de este tipo de cáncer de piel. 

No se cumplen las recomendaciones

En Europa las alertas no son menores: hace un año, la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria Francesa (Anses) publicó un artículo en el que recomendaba, basándose en datos de las últimas investigaciones sobre la relación entre el riesgo de cáncer, especialmente melanoma, y las cabinas de bronceado, que se prohibieran los establecimientos que fomentan este tratamiento con fines estéticos. El motivo es que de 2014 se habían expuesto otras medidas de seguridad, como vetar el acceso a menores de edad, pero no han funcionado.

En España, la Academia Española de Dermatología y Venereología secunda la alerta francesa e indica que las cabinas multiplican por cuatro el riesgo de melanoma respecto a la exposición solar en la playa, un extremo que el gremio de las cabinas niega aduciendo que estas permiten controlar mejor la exposición de la piel a los rayos ultravioleta porque se programa el tiempo y la intensidad de exposición siguiendo las recomendaciones de los expertos y el fabricante.

No obstante, según la agencia sanitaria federal de Estados Unidos (FDA), en un estudio patrocinado por el NCI y publicado en Archives of Dermatology en septiembre de 2009, se utilizaron estudiantes universitarias para que se hicieran pasar por chicas adolescentes que nunca se habían bronceado. Por teléfono, las estudiantes interrogaron sobre sus prácticas a más de 3.500 centros de cabinas de todo Estados Unidos. 

Menos de 11% aseguraron seguir las recomendaciones de la FDA de permitir a lo sumo tres sesiones a las jóvenes durante la primera semana. El estudio también revela que un 71% de los centros propuso permitir a la simulada adolescente que se bronceara los siete días de la primera semana. Además, muchos promovieron el bronceado frecuente con paquetes de "bronceado Premium" a precios de descuento.

Seis razones más allá del melanoma

Pero más allá de esta clara y preocupante relación entre las cámaras de bronceado y el melanoma, hay otras seis razones adicionales para evitar estos aparatos, que a continuación pasamos a relatarte:

  1. Aumenta las probabilidades de cáncer de ojo: una evaluación llevada a cabo en 2006 por la IARC y basada en 19 estudios realizados a lo largo de 25 años sobre el uso de equipos de bronceado artificial, encontró indicios de relación directa entre el cáncer de ojo y las cabinas.

  2. Envejece prematuramente la piel: del mismo modo que la excesiva exposición solar, las cabinas aceleran la pérdida de elasticidad y hidratación de la piel, que se vuelve coriácea incluso antes de entrar en la tercera edad.

  3. Puede trastocar nuestro sistema inmunitario: debido a los procesos inflamatorios que se dan en el contacto de las radiaciones ultravioletas con la piel, estas pueden incidir negativamente sobre el sistema inmunitario, dejando las defensas temporalmente bajas y exponiendo el cuerpo a infecciones o a procesos cancerígenos.

  4. Puede causar daños irreversibles en la vista: un mal uso de las cabinas o de las gafas de protección que se recomienda usar pueden causar lesiones en la retina que sean irreversiblesy que deriven en trastornos como el ojo seco.

  5. Puede provocar quemaduras: una exposición demasiado prolongada y con demasiada intensidad puede suponer la aparición de quemaduras en casos extremos, que podrían infectarse.

  6. Puede provocar reacciones alérgicas: finalmente, cuando se cruza el uso de las cabinas con la ingesta de determinados medicamentos, tales como ansiolíticos, antidepresivos y algunos antiinflamatorios, anticonceptivos, antibióticos, antifúngicos y otros más, pueden producirse reacciones fotoalérgicas que den ronchas y urticaria, desde leve a severa según la fotosensibilidad de cada persona.

Si decidimos usarlas

Si a pesar de lo explicado decidimos usarlas:

  • Nos aseguraremos de ir a un centro homologado por nuestra comunidad o ayuntamiento, buscando el sello de los mismos, que debe estar visible a todos los clientes.

  • Pediremos que nos asesore un experto acreditado del centro y que nos explique el funcionamiento de las máquinas y los riesgos.

  • Exigiremos un plan gradual de exposición a medida que aumentamos la cantidad de melanina en nuestra piel.

  • Nos aseguraremos de que las cabinas están en buen estado y cuentan con todas las medidas de seguridad, tales como gafas protectoras.

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Los diez patógenos más peligrosos de la comida veraniega

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Barbacoas donde los pinchos de pollo no terminan de cocerse bien, encurtidos caseros que se han realizado con poca higiene, salazones y pescados directamente del mar al plato, con una cocción deficiente, ensaladas que se han realizado sobre la misma tabla donde antes se saló el pollo y que se pasan horas al sol… La lista de contaminaciones cruzadas, errores al cocinar la carne o descuidos en la manipulación de verduras y conservas es larga y pródiga al final en desastres e incluso tragedias.

El verano, debido al calor, la mayor ingesta de alimentos crudos y el aumento de la exposición de dichos alimentos al aire libre, es la estación de las intoxicaciones alimentarias. Pero las intoxicaciones veraniegas, no por famosas y frecuentes, son menos evitables. Si bien hay productos más seguros y que difícilmente nos crearán problemas, otros son claramente alimentos bajo sospecha en verano.

Todos ellos hacen referencia, no obstante, a un grupo concreto y relativamente reducido de bacterias. Hemos elegido las diez más habituales; son los "dirty ten" (los diez sucios) de la comida veraniega, que se pueden colar tanto en las ensaladas como en tu tápper o en las hamburguesas de la barbacoa del domingo. La mayoría se traducen en vómitos, diarreas abundantes e incuso fiebre, pero otras, combinadas con el calor y la deshidratación, pueden tener consecuencias trágicas, muerte incluida en el caso de niños y mayores

Los 'dirty ten' de las comidas veraniegas

  1. Listeria: la listeria (Listeria monocytogenes) está de moda porque recientes estudios han alertado de que llega a causar en España setenta muertes al año. A pesar de ello, no produce unas intoxicaciones necesariamente mortales; en el norte de Europa se han contabilizado 22 casos en los últimos cinco años, de los cuales cinco han terminado en muerte. Pero la listeriosis, que es como se conoce a la enfermedad que provoca, produce dolorosas gastroenteritis y fiebre y en mujeres embarazadas puede llevar a la muerte del feto. Si bien la cantidad presente en alimentos suele ser frecuentemente baja, el verdadero problema reside en su rápida multiplicación durante el almacenamiento del producto, aún a temperaturas bajas de refrigeración, una de sus características más problemáticas. Además es bastante resistente al calor, acidez y concentración salina. Se puede encontrar en verduras demasiado tiempo almacenadas, así como en leche cruda, quesos blandos, conservas y ahumados, carnes crudas, etc., siempre que no se hayan respectado las normas de higiene.

  2. Salmonela: La salmonela (Salmonella enterica) es una de las bacterias más mediáticas y conocidas. A ella se le atribuyen muchas de las intoxicaciones alimentarias, pero no siempre es la gran culpable. Es una bacteria que puede llegar a contaminar el agua y los alimentos de origen animal, sobre todo huevos, carne de ave y carnes rojas. Al multiplicarse en condiciones adecuadas de crecimiento durante el tiempo suficiente -pongamos carne picada expuesta al sol para hacer hamburguesas- alcanza una dosis tal que da lugar una intoxicación llamada salmonelosis, con abundantes diarreas y vómitos, así como riesgo de deshidratación.

  3. Campilobacter: Aque el campilobacter (Campylobacter jejuni) está muy controlado en la comida que se comercializa, siempre conviene extremar las medidas cuando manipulamos los alimentos en verano, ya que el calor dispara su crecimiento y es la causa más común de diarreas en el ser humano, principalmente en niños, adolescentes y ancianos. Los síntomas aparecen al cabo de dos días e incluyen dolor abdominal, diarrea y fiebre. Los alimentos más relacionados con esta bacteria son las carnes y el pollo crudo o mal cocinado, así como la leche sin pasteurizar y el agua sin tratamiento.

  4. E. Coli: La famosa Escherichia coli es la principal enterobacteria de nuestro flora bacteriana y se le atribuyen importantes funciones en nuestro beneficio… Siempre que su población esté controlada y no supere una masa crítica. Si lo hace, por ejemplo por que nos comemos una ensalada acuosa que permanece bajo el sol muchas horas y nos aporta un "chute" de E. Coli, podemos padecer una inflamación del colon, ya sea porque las bacterias alteren la flora o porque produzcan una enterotoxina. El resultado serán diarreas y dolor de tripa. Es la responsable de la llamada infección del viajero, ya que cada cepa local de E. Coli puede tener efectos adversos en un intestino forastero.

  5. Bacilo cereo: Para que los síntomas de la toxiinfección por Bacillus cereus se hagan evidentes, deben ingerirse cantidades muy altas de esta bacteria que, una vez en el tracto intestinal, libera una toxina provocando una gastroenteritis, nauseas y vómitos. Es típica de postres de pastelería, arroz hervido que pasa mucho rato fuera de la nevera o pasta italiana en la misma situación, Te hablamos extensamente de ella en Tres posibles peligros para tu salud si abusas del sushi.

  6. Estafilococo: El Staphylococcus aureus produce una enterotoxina que causa gastroenteritis al poco tiempo de ser consumida (de dos a cuatro horas) con vómitos, diarrea e inflamación de la mucosa gástrica e intestinal.Se trata un microorganismo muy resistente a las condiciones ambientales y extremadamente difícil de erradicar, de modo que los manipuladores de alimentos son los principales responsables de su rápido crecimiento. Sin embargo, el frío impide que la bacteria forme la toxina que desencadena la infección bacteriana en humanos, por lo que la refrigeración pararía su expansión y efectos nocivos. Por otro lado, los alimentos más implicados son sobre todo los ricos en proteínas como el jamón cocido, carne de aves y también productos de pastelería rellenos de crema.

  7. Shigella: está presente en la leche, las verduras como judías verdes o patatas, aunque se han visto también implicados en sus brotes atún, gambas, pavo y salsas preparadas.Tras su ingestión esta bacteria libera una endotoxina que afecta a la mucosa intestinal. Tanto el periodo de incubación como los síntomas son muy variables: dolores abdominales, diarreas, escalofríos, nauseas y cefaleas de diferentes grados de gravedad.

  8. Vibrio: sobre todo es famoso el Vibrion Cholerae, responsable del cólera, que da fuertes diarreas y deshidratación y hemorragias. Se trata de una bacteria muy habitual en el agua de mar, por lo que productos que sean tratados con este agua sin la adecuada higienización, ya sea lavando con agua dulce o con calor (cocinando el pescado), son sensibles a portarla. Por ser una bacteria halófila, es decir que necesita aguas salinas, puede encontrarse también en salazones mal elaboradas y conservas en salmuera. Es una de las bacterias más peligrosas.

  9. Yersinia: Yersinia enterocolitica es una bacteria que crece bien a temperaturas de nevera. Causa la yersiniosis, una enfermedad que provoca dolores de tripa, diarreas o vómitos, de un modo muy característico que recuerda una apendicitis. Los síntomas aparecen entre entre uno y un día y medio tras la ingesta del alimento contaminado. Se la relaciona con el consumo de alimentos de origen animal como carne de cerdo y otras carnes, leche cruda o cualquier alimento crudo o cocinado contaminado.

  10. Clostridio: la causa más frecuente de las intoxicaciones por Clostridium botullinum es la elaboración incorrecta de alimentos envasados en el hogar, principalmente carnes o pescados conservados, así como verduras y hortalizas tipo judías verdes, espárragos o remolacha. Es una bacteria que crece bien en condiciones anaerobias y causa una enfermedad llamada botulismo que suele resultar mortal. Los síntomas, que se manifiestan entre las 12 y 36 horas, son de trastornos digestivos agudos, náuseas, vómitos, diarrea, dolores de cabeza, fatiga y desvanecimientos. La toxina botulínica, además, paraliza los músculos involuntarios, extendiéndose al sistema respiratorio y al corazón. La bacteria la produce, de todos modos, únicamente en ambientes altamente deficientes de oxígeno y cuyo pH no sea muy ácido (mayor de 4.6), razón por la cual es más frecuente encontrarla en alimentos enlatados o cerrados. 

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Cinco enfermedades tropicales que puede transmitir el mosquito tigre en España

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Han pasado quince años desde que en 2004 científicos del Servicio de Control de Mosquitos del Baix Llobregat detectaron por primera vez la presencia de colonias del mosquito Aedes albopictuen la península, concretamente en unos invernaderos de Sant Cugat del Vallés. El mosquito tigre llegaba así a España. En esta década y media la progresión de este díptero, más agresivo e invasivo que el mosquito común, Culex pipiens, ha sido espectacular, cubriendo prácticamente todo el litoral, incluidas zonas "frías" como Asturias, Euskadi y Galicia, así como algunas del interior, sobre todo en el sur.

La subida de las temperaturas debido al cambio climático, así como el abandono de antiguas infraestructuras agrícolas que se encharcan fácilmente con las lluvias o el agua del riego, creando estanques artificiales perfectos para la cría, favorecen que el ciclo reproductor del mosquito se acelere y le brindan el hábitat ideal para subsistir cuando las circunstancias ambientales se menos favorables. De este modo consigue pasar un invierno tras otro y acrecentar su zona de dominio.

Por otro lado, especies cercanas como Aedes aegypti -procedente de África- y Aedes japonicus -procedente de Corea y Taiwan- también se están asentando en nuestro territorio, potenciando así el efecto de transmisión de diversas enfermedades tropicales hasta ahora raras o inexistentes en la zona, así como permitiendo la expansión de otras. Adicionalmente, el regreso puntual a la península de variedades del mosquito Anopheles capaces de transmitir la malaria, hace temer en el futuro por un rebrote de esta enfermedad ante el riesgo de descuido de campos que antiguamente fueron ciénagas, especialmente en el litoral de Murcia y la Comunidad Valenciana.

5 enfermedades transmitidas por el mosquito tigre y sus parientes

Hace pocos días se ha sabido que tres turistas islandesas fueron infectadas en Alicante con el virus chikungunya, muy probablemente por la picada de un mosquito del género Aedes sp. No es ni de lejos el único caso; cada día son más frecuentes los casos autóctonos de enfermedades tropicales y basta la presencia del mosquito y una persona que incube la enfermedad para que se certifique la transmisión a otra persona sana.

Son precisamente las zonas turísticas costeras, con calor, humedad y un vaivén de personas desde todos lados, las máximas candidatas a ser el escenario de posibles brotes epidémicos de las siguientes cinco enfermedades tropicales que a continuación te relatamos.

  1. Chikungunya: es una enfermedad vírica, originaria de las planicies de Mozambique y Tanzania, que se transmite por la picadura de mosquitos del género Aedes y que por tanto el mosquito tigre puede transmitir aunque provenga de Asia. Chikunguya en la lengua local de la zona, el maconde, significa "andar retorcido", y hace referencia a que quienes lo padecen se retuercen de dolor, ya que este afecta a la cabeza y las articulaciones, provocando también fiebre. La mayoría de los casos registrados en Europa son, tal como ocurre con el Zika y el dengue, importados. Pero no todos: en Italia hubo al menos 14 casos autóctonos confirmados en 2017. No es una enfermedad grave pero sí molesta.

  2. Zika: aunque es una enfermedad vírica de origen africano, está muy extendida merced a la globalización por todos los trópicos, es decir parte de Latinoamérica y Asia. Los síntomas son dolores articulares, fiebre y conjuntivitis y se pasan rápido; no obstante existe un peligro real en mujeres embarazadas de que se produzca una enfermedad en el futuro recién nacido llamada microcefalia, que produce una importante disminución física y psíquica, tal como te explicamos en Seis verdades y cuatro mitos en torno al virus del zika en España. En España corre el peligro de volverse una enfermedad endémica si el mosquito tigre consigue mantener su actividad reproductora todo el año, cosa no descartable con el cambio climático.

  3. Dengue: transmitido sobre todo por Aedes aegypti, pero también por el mosquito tigre, sus síntomas son similares a los de una gripe o un virus estomacal, con fiebre, los dolores de cabeza y en las articulaciones y los músculos, sarpullido y ocasionalmente vómitos. No obstante, en la versión grave o "hemorrágica" pueden producirse graves hemorragias que terminen en la muerte del paciente. En Francia, Portugal, Italia y Croacia ya han tenido lugar casos autóctonos y en España por el momento se la considera una enfermedad importada con riesgo de volverse endémica en el litoral cálido.

  4. Fiebre amarilla: fue habitual en Cataluña y el Levante español durante siglos por causa de los navegantes, pero es típicamente tropical. El problema es que se ha visto que el mosquito tigre puede transmitirla, al igual que Aedes aegypti, lo que posibilita su regreso mediante viajeros infectados. Con una mortalidad superior al 50% en los casos mal diagnosticados, se la considera una enfermedad grave que además no presenta cura. Ahora bien, la buena noticia es que existe una vacuna preventiva con una efectividad en el 99% de los casos a partir del décimo día tras la primera vacuna.

  5. Fiebre del Nilo Oriental: se ha comprobado que tanto Aedes aegypti como Aedres japonicus pueden transmitir esta enfermedad que resulta mortal en menos del 1% de los casos por afectación al sistema nervioso. El principal problema es que el virus que la provoca utiliza como vector de la infección a aves que suelen parar de paso en nuestro país en sus migraciones desde el sur, con lo que no necesita personas migrantes para extenderse; basta con que un mosquito pique a una de estas aves.

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¿Qué medicamentos debo evitar cuando tomo el sol?

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Adelle, lectora y socia de eldiario.es que reside en Barcelona, nos explica en un correo electrónico que hace unas semanas notó una serie de ronchas en uno de los brazos al volver de la playa el sábado. Al principio no le dio importancia, pero por la noche comenzaron a picarle y se preocupó más, así que el lunes acudió al dermatólogo de urgencia porque los síntomas no remitían. Este le diagnosticó una fotoalergia, posiblemente por el uso de Voltaren en aplicación de crema de uso tópico, ya que este fármaco, como buena parte de los antiinflamatorios, puede producir estas reacciones en personas sensibles.

Adelle, que usaba el Voltaren para curar una tendinitis, asegura que no tenía la menor idea de que el diclofenaco (principio activo del Voltaren) ni ningún otro fármaco pudiera provocar estas reacciones y se pregunta por qué ni el traumatólogo ni en la farmacia le informaron del riesgo. Quiere saber, además, cuáles son los medicamentos más comunes que producen fotosensibilidad.

Adelle tiene razón en cuanto a que no se suele advertir sobre el riesgo de fotosensibilidad al recetar un medicamento. Para la dermatóloga María Rosa Martí Muns, la razón "es que el riesgo no es elevado, no a todo el mundo le pasa, pero cuando pasa puede ser molesto e incluso causar quemaduras graves si la exposición al sol es prolongada y la fototoxicidad alta".

La doctora, que reconoce que sí se debería avisar, matiza que en el prospecto se informa sobre ellas y que este tipo de reacciones se producen cuando los tratamientos son potentes, pudiendo manifestarse los ofectos incluso una semana después de haber terminado el tratamiento si restos del medicamentos perduran en el cuerpo. La dermatóloga añade además que "conviene distinguir entre medicamentos fototóxicos y medicamentos fotoalérgicos".

Medicamentos fototóxicos

A los fototóxicos corresponden la mayoría de reacciones adversas, y son los que ingieren por vía oral, con tratamientos prolongados y potentes. "Cuanto más potente la dosis de fármaco ingerida, mayor es la probabilidad de reacción tóxica adversa, ya que más cantidad de medicamento puede encontrarse a nivel de la piel", explica la doctora Martí, que añade que una buena parte de los fármacos pueden ser fototóxicos en determinadas circunstanscias. El medicamento reacciona con los rayos ultravioleta liberando energía y potenciando así el efecto inflamatorio y de alteración celular de los rayos.

"Es como si concentráramos los rayos de sol", dice la facultativa para ilustrar el efecto fototóxico, del cual se derivarán quemaduras en ocasiones severas y sarpullidos. La doctora apostilla que si estamos bajo un tratamiento potente con un medicamento que puede resultar fototóxico, "debemos abstenernos de tomar el sol bajo ningún concepto". Aun así, si lo hacemos, utilizaremos la crema protectora solar más potente que podamos encontrar en la farmacia, acortaremos mucho la exposición y evitaremos las horas centrales del día. 

Medicamentos fotoalérgicos

Respecto a los fármacos fotoalérgicos, Martí explica que "son más minoritarios y su reacción está condicionada por el componente genético de la persona; es decir que hay una predisposición, cosa que no pasa en los fototóxicos, que pueden afectar a todo el mundo". Se trata de cremas de uso tópico que se pueden ver alteradas con la luz del sol, convirtiéndose en alérgenos. Este efecto puede ser doble si la persona presentaba alergia al sol previamente.

La médica suma además a los riesgos de aumentar la fotosensibilidad los tatuajes y especialmente los de henna negra, que si son recientes o se hacen con tintas inadecuadas pueden provocar reacciones severas e incluso fototoxicidad. También añade algunos perfumes y aceites esenciales. Para terminar, explica que en las reacciones fotoalérgicas los efectos son ronchas limitadas al lugar donde quedaron restos de crema, si fue el caso, y recomienda evitar las aplicaciones si se va a ir a la playa, circunscribiéndolas a las horas sin sol y procurando lavarnos bien las zonas de aplicación por la mañana.

Los principales grupos de medicamentos fotosensibles

Estos son los principales grupos de medicamentos fotosensibles reunidos por grupos:

  • Antiinflamatorios AINE: sus principios activos son diclofenaco, ibuprofeno, ketoprofeno o naproxeno.
  • Antibióticos: acitromizina, gentamizina, norfloxacino, ciprofloxacino.
  • Antihistamínicos: ebastina, loratadina, cetirizina, clorfeniramina.
  • Protectores estomacales: omeprazol, ranitidina.
  • Anticonceptivos: estradiol, estinilestradiol, levonorgestrel.
  • Contra la presión arterial alta: losartan, enalapril, amlodipino
  • Para reducir las grasas en sangre: simvastatina, lovastatina, atorvastatina.
  • Ansiolíticos / somníferos: diazepam, aloprazolam.
  • Antidepresivos: fluoxetina, paroxetina, sertralina, venlafaxina. 

Cómo prevenir las reacciones fotosensibles

No todas las personas que siguen un tratamiento con medicamentos fotosensibles sufren lesiones en la piel tras una exposición solar, pero desde el Hospital Vithas Nuestra Señora de América advierten que siempre es mejor tomar precauciones y ofrecen los siguientes consejos:

  • Seguir los tratamientos farmacológicos de acuerdo a las indicaciones del facultativo, pero advirtiéndole antes si vamos a exponernos al sol.
  • Si la ingesta del medicamento es una vez al día, es mejor hacerlo por la noche para que la concentración del principio activo sea menor en la piel en el momento de exponernos a la luz solar.
  • Nunca debemos suspender un tratamiento sin consultarlo previamente con el especialista, a lo sumo consultaremos al médico si es posible interrumpir el tratamiento temporalmente o sustituirlo por otro medicamento que no provoque las mismas reacciones.
  • Utilizaremos siempre un fotoprotector con un elevado factor de protección solar de amplio espectro, a poder ser específicamente indicado para prevenir las reacciones fotosensibles.
  • Aplicaremos el fotoprotector cada dos horas, y siempre tras el baño, sobre todo en las zonas más sensibles o expuestas como el rostro, los hombros, o el escote.
  • Evitaremos exponernos al sol en las horas centrales del día -de 11 de la mañana a 5 de la tarde-.
  • Usaremos ropa, sombrero y gafas de sol para protegernos.
  • Evitaremos las cabinas de bronceado artificial.
  • Si observamos una lesión en la piel consultaremos inmediatamente con un profesional sanitario para que nos confirme que padecemos una reacción asociada al medicamento y nos indique cómo tratarla.

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Cuál es la temperatura normal del cuerpo

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La temperatura del cuerpo humano se mide para intentar calcular el grado de "enfermedad" de una persona. Por tanto, establece una relación temperatura-enfermedad. Pero antes debe hablarse de cuál es la temperatura corporal "normal" a partir de la cual estudiar las posibles variantes.

Se cree que el primer intento de hacerlo se sitúa en 1868, de la mano del médico alemán Carl Wunderlich, un gran interesado en la termometría que recopiló yanalizó más de un millón de temperaturas tomadas de las axilas de unas 25.000 personas. Se cree también que fue el primero en aplicar un termómetro de forma experimental para medir la temperatura del cuerpo humano.

Qué es la temperatura corporal

La temperatura corporal es una medida de la capacidad que tiene el cuerpo para producir y deshacerse del calor. El cuerpo tiene una gran capacidad para mantener la temperatura dentro de unos límites seguros, incluso cuando las temperaturas exteriores cambian mucho. Por ejemplo, cuando hace mucho calor, los vasos sanguíneos de la piel se ensanchan para llevar el exceso de calor a la superficie de la piel.

Y es entonces cuando empezamos a sudar: a medida que el sudor se evapora, el cuerpo puede enfriarse. En cambio, cuando hace mucho frío, los vasos sanguíneos se estrechan, lo que reduce el flujo de sangre en la piel para ahorrar calor corporal. Entonces podemos empezar a temblar y esto ayuda a producir más calor.

¿A partir de cuánto es fiebre?

La temperatura corporal normal del cuerpo, conocida como normotermia o afebril, no es un solo número sino un rango de varios de ellos. Wunderlick estableció el punto de referencia "normal" para la temperatura corporal en los 37ºC. Esta cifra ha durado más de un siglo e incluso hoy se cita con frecuencia, a pesar de los avances que se han producido en este ámbito.

Un estudio publicado hace años en el Journal of American Medical Associationencontró que la temperaturapromedio normal para los adultos es de 36,7ºC y no de 37ºCy reemplazó el límite de fiebre a los 37,7ºC. En el estudio Normal Body Temperature: A Systematic Review, que analiza los resultados de distintas investigaciones sobre la temperatura corporal desde 1935 a 2017, los expertos concluyen que la temperatura corporal media general es de 36,5ºC, inferior a la media general.

Para la Academia Americana de Médicos de Familia (AAFP), se puede hablar de fiebre cuando la temperatura corporal aumenta aproximadamente un grado o más por encima de los 37ºC. Para la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), hay fiebre cuando la temperatura medida en la axila es superior a 37,2ºC-37,5ºC o medio grado más si se mide en el recto. Por tanto, la temperatura normal puede variar de los 36,5ºC a los 37,5ºC en un adulto sano. Algunos estudios indican que 36,8ºC es un número más exacto y preciso, y en personas mayores puede ser incluso más bajo.

¿Por qué aumenta y por qué baja la temperatura?

Unos grados más de lo normal pueden estar causados por la presencia de una infección, un traumatismo severo o una lesión (se incluye aquí un golpe de calor o quemaduras). También por la ingesta de ciertos medicamentos, como los antihistamínicos. Algunos fármacos elevan la temperatura corporaly otros evitan que el cuerpo restablezca su temperatura cuando hay factores que la hacen subir.

En cuanta a por qué baja la temperatura, la respuesta es porque el cuerpo se enfría y pierde calor más rápido de lo que genera. Suele ocurrir cuando nos exponemos al aire frío, al agua, al viento o a la lluvia con frío. Se habla de hipotermia cuando la temperatura corporal es de unos 35ºC. En ocasiones, puede ser que un adulto saludable tenga una temperatura corporal baja (36ºC); si no hay otros síntomas, como escalofríos o temblores, no se considera grave.

De qué depende la temperatura normal

La temperatura del cuerpo no siempre es la misma: varía en función de varios factores:

  • El momento del día: la temperatura puede variar de 1ºC según la hora del día que se tome, con temperaturas más bajas en las primeras horas de la mañana y más altas en las últimas horas de la tarde.
  • La actividad que se realiza: cuanto más ejercicio se practica, más probabilidad de que la temperatura sea más alta; durante el ejercicio aumenta porque el cuerpo está utilizando más energía para alimentar a los músculos.
  • Los niveles hormonales: la temperatura también varía a lo largo del ciclo menstrual de una mujer debido a las fluctuaciones hormonales. Puede aumentar después de la ovulación hasta la menstruación de 0,5ºC a 1ºC. También es más elevada durante el embarazo como resultado de un aumento del metabolismo y la producción de hormonas como la progesterona.
  • La edad: la temperatura normal de un bebé sano puede variar de los 36ºC a los 37,7ºC, según la Academia Americana de Pediatría (AAP); la de los niños suele ser de alrededor de 36,3ºC a 37,6%; en adultos, va de los 36,5ºC a los 37,5ºC. Los bebés y niños suelen tener un rango de temperatura más amplio porque sus mecanismos de control del calor son menos efectivos.
  • La zona donde se tome la temperatura: esta puede tomarse en la boca, las axilas o el recto. En la axila es un poco más baja que la que da una lectura oral. Se considera que la forma más precisa de medir la temperatura es en el recto.

La variabilidad de cifras, por tanto, probablemente no tenga mucha importancia fisiológica ya que hay distintos factores que determinan la temperatura en cada individuo. Quizás lo más adecuado sería hablar de una temperatura corporal normal para cada individuo en concreto.

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Verbena de San Juan: 10 alimentos para aliviar la resaca

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Gerard, socio y lector de eldiario.es de Ciutadella, Menorca, nos comenta que en su ciudad la revetlla de Sant Joan (verbena de San Juan) es una de las fiestas más señaladas del año junto con la Noche Vieja, con un profundo arraigo tradicional. Por lo tanto, según Gerard, la gente suele beber en demasía, especialmente ginebra menorquina con limón, y al día siguiente la resaca atormenta a buena parte de los isleños. En consecuencia, nos pide que le propongamos una serie de alimentos que alivien la resaca.

Según numerosas organizaciones internacionales y no pocos estudios, el consumo de alcohol, incluso de forma moderada, dispara el riesgo de sufrir no pocas enfermedades, muchas de ellas procesos tumorales, tal como explicamos en Estas son las principales enfermedades que provoca el consumo moderado de alcohol. Ahora bien, el hecho real es que la ingesta de alcohol es una forma de intoxicación que utilizamos los humanos para desinhibirnos y socializar.

Por lo tanto, asumiendo que no vamos a erradicar de golpe el consumo de alcohol y dejando claro que es totalmente desaconsejable, pasemos a proponer a Gerard algunos alimentos convenientes, que le pueden ayudar a hacer más llevadero el "día después", aunque conviene aclarar que su alcance es limitado, no hacen magia

Cómo funciona la resaca

Para empezar lo más acertado es explicar en qué consiste la resaca, o al menos intentarlo, ya que se trata de un fenómeno complejo y solo parcialmente conocido. Durante la ingesta de etanol (alcohol) se produce una transformación de este en el hígado a acetaldehído, un producto altamente tóxico que es el que nos provoca los efectos de la borrachera. El acetaldehído se acumula en el hígado y deberá ser descompuesto en sales de ácido acético (el mismo del vinagre) y otros compuestos que serán excretados en la orina.

La presencia en el hígado del acetaldehído provoca diversos procesos inflamatorios que generan al día siguiente el típico dolor de cabeza, el dolor muscular, etc. A ello puede ayudar la presencia de taninos y otros compuestos que podrían aportar restos del muy tóxico metanol, tal como en su día te explicamos en ¿Qué bebidas provocan más resaca y cuáles menos? Por otro lado, el alcohol en sí actúa como un potente diurético que nos hará orinar con más frecuencia y deshidratarnos severamente, con lo que además de agua perderemos sales y numerosas vitaminas, especialmente las vitaminas del grupo B y la C.

Por lo tanto, al día siguiente seremos víctimas de múltiples procesos tóxicos e inflamatorios y serias deshidrataciones que nos harán sentir como si nos hubiera pasado una apisonadora por encima. Nuestro cerebro estará falto de hidratación y además no tendrá los elementos básicos para recuperarse porque los habremos tirado por la taza de sanitario…

Hasta aquí lo que se conoce a grandes rasgos de la resaca. Pero por lo contado se puede inferir que los alimentos que se recomiendan, por un lado deben hacer trabajar poco al hígado, que estará estresado degradando el acetaldehído, a ser posible ayudarle estimulando la vesícula biliar y además reponer el agua, las sales y las vitaminas perdidas, además de ayudar a revertir los procesos inflamatorios. Ahí es nada…

Diez alimentos aconsejados para aliviar la resaca

Por lo pronto se desaconsejan todas las grasas animales, lo que incluye lácteos, huevos o embutidos, así como platos calientes y pesados como estofados, fritanga, etc. Nada debe estorbar al hígado en su función de achique de acetaldehído. Los diez que recomendamos son los siguientes:

  1. Frutas frescas de agua: la razón es que proporcionan hidratos de carbono directos, azúcares, modulados por la fibra dietética que poseen, así como vitamina C y mucha agua y minerales. Optar por melocotones, nectarinas o albaricoques antes que por peras o manzanas, que provocan más gases. También las cerezas, las ciruelas o las fresas son aconsejables
  2. Pan integral: los cereales integrales comprenden buena parte de las vitaminas del grupo B en su fracción grasa, así como minerales y proteínas del gluten y fibra alimentaria. Además, son una fuente de energía rápida y digerible que no da trabajo al hígado. El pan integral es el más asequible de ellos, pero puede valer el arroz integral.
  3. Frutos secos: los frutos secos suponen un gran aporte de minerales, vitaminas del grupo B y por otro lado aportan ácidos grasos omega 3/6 en excelente relación, que actúan como antiinflamatorios. No hay que abusar de ellos, no obstante, por su alta proporción de grasas, que obligan al hígado a trabajar más. Especialmente aconsejadas nueves y almendras.
  4. Ensaladas con endivias, achicoria, brócoli o rábano: estas hortalizas de amargo sabor estimulan la secreción de sales biliares, que actúan sobre las grasas y facilitan la tarea del hígado a la hora de gestionarlas. Además aportan flavonoides, vitaminas y folatos, todos ellos antiinflamatorios. 
  5. Infusiones de alcachofa, cardo o diente de león: por el mismo motivo, si nos encontramos especialmente pesados, las infusiones de estos vegetales son mano de santo para estimular las sales biliares. Además poseen poder laxante.
  6. Plátano: son una fuente de hidratos de carbono rápida, así como de potasio, vitamina C y magnesio.
  7. Aguacate: aporta hidratos de carbono, vitaminas del grupo B, calcio, magnesio, potasio y grasas vegetales monoinsaturadas de un modo muy ponderado, sin hacerse indigesto.
  8. Té verde: lo proponemos como alternativa a otras infusiones excitantes como el café o el té negro. Además, al contrario que los otros, que son inflamatorios y deshidratantes, es antioxidante siempre que se deje la bolsita en el agua el tiempo adecuado.
  9. Carne de ave: si nos vemos empujados a consumir proteína animal, que sea siempre carne blanca, que es más saludable que la roja, y preferiblemente de ave, ya que es más digerible. La razón es que la carne roja tiene muchos "grupos hemo" con acción oxidativa e inflamatoria.
  10. Lentejas o garbanzos: aunque deben consumirse con mesura por su alta cantidad de fibra, son ideales para conseguir proteína de alta calidad, así como vitaminas del grupo B y diversas sales e iones minerales.

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