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Diez alimentos para combatir el estreñimiento

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Marta, lectora y socia de eldiario.es, nos hace la siguiente petición en el cuerpo de un correo electrónico: "padezco de estreñimiento periódico relacionado con el estrés, y ahora con esto de las elecciones y el miedo a que Vox saque muchos diputados, la verdad es que apenas voy al baño dos o tres veces a la semana. Es un trastorno bastante molesto pero dejo para vosotros la tarea de describir los síntomas… Lo que sí os pediría es que me aconsejaseis sobre qué puedo comer para aminorar este sufrimiento que es el estreñimiento".

Por qué se produce el estreñimiento

Entendemos por estreñimiento una irregular frecuencia de evacuaciones intestinales, que en lugar de ser diarias se restringen a unos pocos días a la semana. Además, la persona que lo sufre tiene que realizar un considerable esfuerzo para deponer y a veces incluso lo realiza con dolor. Este trastorno del ciclo digestivo se produce por diversas causas, algunas ellas físicas y otras psicológicas.

  • Causas posturales: el sedentarismo es una de las principales causas del estreñimiento y es la principal en lo que refiere al auge de este trastorno en el mundo civilizado. Pero especialmente es causa muy frecuente el trabajar sentado, con presión sobre la zona del bajo vientre, lo que fomenta el inmovilismo intestinal y la formación de divertículos, que son trozos de intestino que se quedan pegados formando bolsas.

  • Causas alimentarias: una dieta pobre en fibra vegetal, tanto soluble como insoluble, así como con exceso de grasas animales y poca grasa vegetal, pueden contribuir a acentuar el estreñimiento. También la baja ingesta de agua, así como de bebidas diuréticas que hagan que las heces queden secas en exceso, como es el caso del alcohol. Por otro lado, ciertos alimentos como el vino o el té contienen una elevada proporción de taninos, que en exceso son astringentes y endurecen demasiado la hez dificultando su evacuación. Tanto si la hez baja muy blanda por falta de fibra como si lo hace demasiado dura por falta de agua, el estreñimiento se acentuará.

  • Causas psicológicas: el estrés muy exacerbado por miedo a cambios, por un luto o por otras circunstancias traumáticas, pueden provocar un estreñimiento temporal pronunciado. Incluso se da por estar en países o sitios que no son el nuestro, en el llamado "estreñimiento del viajero", que se corresponde a aquellas personas que solo deponen en su propia taza. Este hecho se debe a la secreción de cortisol, una hormona que nos genera alerta ante el peligro pero también procesos inflamatorios que pueden afectar a algunas zonas del intestino, bloqueando las contracciones evacuatorias.

  • Menopausia: en el caso de las mujeres postmenopáusicas se puede tender a un mayor estreñimiento debido a los cambios hormonales, que impidan la regularidad digestiva. Para más información leer Estoy cerca de los 50: ¿cómo sé si estoy en la menopausia?

  • Anticonceptivos: las razones son similares a las de la menopausia y uno de sus efectos similares puede ser el estreñimiento.

Síntomas del estreñimiento

Los principales síntomas del estreñimiento son:

  • Frecuencia de deposición muy dilatada: si es igual o menor a tres veces por semana.

  • Heces duras y oscuras: las heces se presentan duras y muy oscuras, incluso a veces casi negras por problemas de sangrado hemorroidal. Puedes tener más información en Qué dicen nuestras cacas sobre nuestra salud.

  • Deposición forzada y dolorosa: el proceso evacuatorio es cansado, lento e incluso a veces con sangrado por el esfuerzo.

  • Hinchazón de estómago y dolor abdominal: como el proceso es lento, las heces se estancan y la flora intestinal las fermenta más de la cuenta, provocando más gases de los que el recto puede expulsar en las flatulencias. En consecuencia la hinchazón que se produce es dolorosa en ocasiones. Para más información leer Estos son los alimentos que más gases nos producen.

Qué comer para vencer el estreñimiento

  1. Setas: las setas pueden ser un buen aliado para favorecer el tránsito intestinal y combatir el estreñimiento. Su capacidad de absorción de agua y la presencia de lignina -fibra insoluble- les hacen dar mucho volumen a la hez sin endurecerla. Lee Diez beneficios de comer setas (ahora que empieza la temporada)

  2. Verduras y hortalizas con fibra insoluble: por ejemplo la alcachofa es una excelente verdura laxante, tanto por su cantidad de fibra como por estimular la secreción de sales biliares. No obstante, en exceso puede disparar las flatulencias y provocar mayores dolores a personas estreñidas. La zanahoria en exceso tiende a ser astringente. El resto de hortalizas son convenientes, siempre evitando las que nos den flatulencias.

  3. Legumbres: por su cantidad de fibra insoluble, son excelentes, pero conviene no abusar de ellas por su poder para provocar flatulencias.

  4. Cereales integrales: sobre todo pan y arroz integral. El motivo es su cantidad de fibra dietética. Por contra el arroz blanco aumenta el estreñimiento. Lee Cuatro maneras de hacer una paella de arroz integral

  5. Frutos secos: por su riqueza en fibra además de grasas vegetales, que ayudan al bolo alimenticio a transitar. Destacan las castañas por su poder laxante.

  6. Aceites vegetales: el aceite de oliva es un excelente lubricante del bolo alimenticio, además de estimular la secreción de sales biliares y tener fácil digestibilidad.

  7. Yogur y quesos con hongo: El motivo es que estos alimentos nos aportan probióticos que enriquecen nuestra flora intestinal.

  8. Encurtidos: sean aceitunas, banderillas o chucrut. La razón es la misma que en el apartado anterior. Para más información leer Diez alimentos que serían imposibles sin la ayuda de hongos y bacterias.

  9. Frutas de jugo: sobre todo naranjas, mandarinas, etc. Eso sí: siempre en piezas, nunca en zumo. El motivo es que además de fibra aportan agua. Un ejemplo ideal son las ciruelas. Ahora bien, no se recomienda el plátano a no ser que esté ya totalmente maduro, y tampoco las manzanas o las peras, si bien si se pueden comer de vez en cuando si se hace con la piel incluida.

  10. Frutas pasas: las frutas pasas -sobre todo ciruelas, higos y albaricoques- acumulan fibra concentrada y al mojarse en la deglución se hinchan, de modo que dan mucho volumen a la hez. Ahora bien, conviene moderar su ingesta puesto que concentran muchos azúcares y tienen menos poder saciante que la fruta entera. 

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10 plantas frecuentes en España que dan alergia en primavera

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Esta primavera está siendo especialmente dura para los alérgicos españoles. El motivo es la combinación de un otoño especialmente húmedo con un invierno muy cálido, seco y soleado, que ha permitido florecer con fuerza a todo tipo de plantas, tanto arbóreas como arbustivas y herbáceas caducas. Así, su producción de polen ha sido espectacular, y las que se reproducen por medio del viento lo que se conoce como polinización anemófila– han llenado el aire que respiramos hasta los topes.

Esto ha provocado que todos aquellos órganos que segregan mucosa se vean afectados, dejándonos los ojos rojos y la nariz embotada de mocos y estornudos, así como provocándonos cansancio, dificultad para respirar, dolor muscular e incluso cambios de temperatura. Es el calvario de los alérgicos, un sector de la población de crece año a año y que convive en una suerte de relación de amor-odio con la primavera.

Los diez vegetales más alergénicos

Todo por culpa de las siguientes diez especies vegetales y su polen altamente reactivo. Si bien hay más plantas alergénicas en la península, acaso las del siguiente listado sean las más frecuentes tanto en parques y jardines como en los márgenes de caminos y casas de campo. 

1. Plátanos de sombra

De origen mediterráneo oriental, hace muchos siglos que llegaron a nuestras costas y son especialmente frecuentes en las ciudades mediterráneas costeras y prelitorales, especialmente en la mitad norte peninsular. Su tronco moteado, su alta y densa copa y sus verdes intensos alegran y dan sombra a márgenes de caminos y avenidas urbanas. El problema es que tanto su polen, que aparece en los primeros meses de la primavera, como la pelusa de sus brotes e incluso los vilanos de sus semillas, son tremendamente alergénicos. Atacan principalmente a la nariz, los ojos y las vías respiratorias.

2. Aligustre

Este arbusto se ha utilizado con frecuencia en las ciudades mediterráneas por tener una hoja más resistente a la caída y por la fragancia de sus flores. También es fácil de ver en jardines de ciudades interiores, debido a su espectacular inflorescencia. El problema es que, como todas las oleáceas, tiene un polen abundante y alergénico.  

3. Olivo 

Los alérgicos que habitan en zonas de producción de aceite saben bien de los padecimientos que provoca el polen de olivo. Esta especie poliniza entre principios de abril y finales de mayo, llenando el aire de un polen amarillo blanquecino y el suelo de un manto de pequeñas flores.

4. Gramíneas

Aunque son unas oportunistas que pueden aparecer en cualquier época del año si las condiciones acompañan, la primavera en toda su extensión es la época de su polinización, soltando al aire toneladas de polen alergénico. En este apartado caben las gramíneas de cultivo tanto como las de márgenes de caminos, pero también el césped de los parques y jardines. Su acción puede ser especialmente alergénica tras el cortado, ya que se agitan las espigas.

5. Parietaria

Esta planta con aspecto de ortiga, pero con un verde más apagado y una hoja pilosa, es muy frecuente en los campos y descampados del litoral mediterráneo y Canarias. Se encuentra junto a paredes o huecos entre piedras, pues es una oportunista que aprovecha el abono ocasional de los orines de los animales para crecer y florecer. Su polen se encuentra entre los más alergénicos y poliniza entre abril y mayo. 

6. Abedul

Se trata del azote de los alérgicos de la cornisa cantábrica por su molesto polen que afecta especialmente a las vías respiratorias. En Japón, el cultivo sin control de esta especie es responsable de que haya millones de alérgicos que deben ir por la calle con marcarillas.

7. Aliso

Se trata de una planta que, aunque está en retroceso en entornos urbanos, no es infrecuente en márgenes de ríos y torrentes de toda la Península, especialmente allí donde el cauce de agua es estable y mantiene el subsuelo húmedo.

8. Encina

La encima es otro gran responsable de alergias en aquellas personas sensibles al polen de la familia de las fagaceas, un grupo muy presente en los climas frescos tanto del hemisferio norte como del austral. La especie más característica es el Haya, que no es especialmente frecuente en nuestro país, salvo en los bosques de monte medio pirenaicos y en algunas colonias de montaña interior. En España, especialmente en el arco mediterráneo, el centro y el sudoeste, predomina la encina y su polen. 

9. Castaño

Una fagacea más frecuente en muchas zonas peninsulares es el castaño, especialmente en Galicia, Asturias y la comarca del Bierzo, sin olvidar castañares como el del Tiemblo en Ávila. Su polen puede ser muy molesto. Poliniza entre abril y mayo.

10. Álamo

El álamo (Populus nigra) también puede ser un árbol de polen alergénico, aunque su capacidad se considera más limitada que en los otros casos descritos. Adicionalmente se podría añadir a esta lista el fresno, propio de bosques de ribera de montaña, y algunas hierbas de camino como las plantagináceas. 

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Ocho malentendidos sobre la compasión y por qué cultivarla en tu día a día

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Hace unos meses comencé una formación para enseñar a practicar el cultivo de la compasión. En lugar de dedicar este tiempo y recursos a ver series de Netflix, salir de cañas o mejorar mi francés, he compartido con 55 hispanohablantes de todo el mundo una formación diseñada por la Universidad de Stanford para impartir cursos de ocho semanas para ayudar a potenciar de forma activa una cualidad que, en palabras de Richard Davidson, neurocientífico y profesor de Psicología y Psiquiatría de la Universidad de Wisconsin, es la pieza clave para tener una mente sana.

Parte de la extrañeza con que me miran familiares y amigos ante lo que consideran una extravagancia procede de la cantidad de malentendidos que rodean la compasión y la autocompasión. Estos son, en esencia, algunos de los más comunes:

1. La autocompasión es diferente de la autoestima, y funciona mucho mejor.

El problema no es tener una alta autoestima. "La mejor manera de pensar en el problema de la autoestima no es si lo tienes o no, sino lo que haces para obtenerla", escribe Kristin Neff, la profesora de psicología de la Universidad de Texas en Austin que más ha investigado la cuestión. Lo que con frecuencia hacemos para obtenerla es sentirnos especiales y por encima de los demás (el papel de las redes sociales y cómo pueden convertirse en una bomba de relojería en relación a nuestra autoestima lo dejamos para otra ocasión).

La autoestima suele estar muy vinculada con el éxito. Y, cuando fracasamos -o que, salvo que seas un ciborg, inevitablemente ocurrirá- la autoestima tiene la manía de abandonarnos. ¡Justo cuando más la necesitamos! La autocompasión, mientras tanto, está menos ligada a las condiciones externas y, por lo tanto, es mucho más estable a lo largo del tiempo. La autocompasión es una apuesta por tratarte con el mismo tipo de amabilidad y cuidado con el que tratas a tus seres más queridos, y con una comprensión profunda de que, en tanto humanos, todos somos imperfectos y falibles.

En un mundo ultra competitivo, en el que con frecuencia somos nuestros peores críticos, la autocompasión se hace muy necesaria. Una multivitamina para la mente, como dice Paul Gilbert, pionero de la psicoterapia en Reino Unido y precursor de la Terapia Centrada en la Compasión (un sistema de psicoterapia que integra aspectos de la terapia cognitiva conductual con la psicología evolutiva, social y del desarrollo, la investigación en apego y la neurociencia).

2. La autocompasión no debe confundirse con la autoindulgencia ni el narcisismo.

De hecho, ambos se reducen. Cuando estamos más en contacto con nuestro propio sufrimiento y necesidades tenemos más capacidad de empatizar con las dificultades de los demás (y nos mirarnos menos el ombligo). Por otro lado, autocompasión no es pegarse un atracón de gusanitos de queso tumbada en el sofá y viendo telebasura. Pero, si lo haces, no te des latigazos por ello.

3. "Con tanta autocompasión me haré un blandengue y perderé la motivación".

Este pensamiento es tan común como falso: las personas con más autocompasión, como prueban las investigaciones de Neff y otros, tienen menos miedo del fracaso, más confianza en sí mismas y resiliencia porque su sensación de auto valía no está tan ligada a los factores externos, tan difíciles de controlar.

4. La compasión no es para débiles, ni "blanditos".

Es una de las declaraciones de fortaleza y coraje más importantes entre los seres humanos. Cuando las personas escuchan la palabra compasión, suelen pensar en amabilidad. Pero su estudio científico, tal y como explica Gibert, ha encontrado que el núcleo de la compasión es el coraje.

El coraje de ser compasivos reside en la disposición y voluntad de ver la naturaleza y las causas del sufrimiento, ya sea en nosotros mismos o en los demás. Esto requiere valentía. Es mucho más fácil perderse por Instagram, salir a tomar algo o ver otro capítulo de Juego de Tronos que tomarse el tiempo de bucear en los aspectos más oscuros de nuestra mente.

5. A menudo se confunde con lástima o piedad.

Pero es radicalmente diferente: la lástima asume una posición de superioridad hacia el que sufre, mientras que la compasión adopta una posición de igual a igual. Si has sido alguna vez objeto de lástima o piedad de alguien, ya sabes lo doloroso que es.

6. ¿Es equivalente a la empatía?

La empatía, la capacidad de ponernos en la piel de otro, es un componente necesario en la compasión. Pero la compasión va un paso más allá: incluye también el deseo de ayudar. Algunos pensadores (como Paul Bloom en su libro El caso contra la empatía) plantean que la empatía es mala guía para la conducta moral y que lo que necesitamos es más compasión: simplificando mucho la cuestión, un psicópata puede ser una persona empática y esta empatía le ayudará a ejecutar sus maldades con más efectividad.

7. "Pero un delincuente no merece compasión".

Hay una larga tradición en Occidente para pensar que solamente debemos sentir compasión hacia el malestar y el sufrimiento de otros si creemos que esa persona no se lo merece, y reservarnos nuestra compasión para aquellos que no son responsables de su sufrimiento. Esto es un hueso duro de roer para muchos de nosotros.

Y, sin embargo, con un poco de imaginación (¡y empatía!) podremos ver que ese delincuente, por ejemplo, quizá fue un niño que sufrió abusos y abandono; que a causa de ese abandono se convirtió en un adicto en su adolescencia, y que esa falta de medios lo llevó a delinquir (y es muy posible que, a su vez, los padres de ese niño hubieran sufrido ellos mismos abusos o abandono).

Si nosotros hubiéramos nacido en esa familia, y hubiéramos tenido esa vida, quizá hubiéramos hecho lo mismo. Sin entrar en el debate existencial profundo al que nos lleva esta cuestión, el punto fundamental es que quizá tengamos que ser más cuidadosos cuando hablamos en términos de "merecimiento", tanto en sentido positivo como negativo.

8. Una nota final.

Me lancé a esta aventura por egoísmo. La compasión no solamente es buena para ti porque puede ayudarte a sentirte mejor y organizar tu mente de modo que sea más proclive hacia la felicidad. También es buena para los otros, y que sea bueno para los demás significa, en esencia, que vivirás en un mundo más feliz.

En palabras del Dalai Lama: "los seres humanos somos animales sociales y debemos vivir juntos nos guste o no (…). Incluso si decidimos ser egoístas, debemos ser sabiamente egoístas, entendiendo que nuestra subsistencia personal y nuestra felicidad dependen de otros. Por tanto, la bondad y la compasión hacia los demás es esencial".

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Gas radón, ¿el enemigo en casa?

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¿Se puede estar expuesto a radioactividad en casa? ¿Pueden ciertos hogares contener niveles de radioactividad ambiental? La respuesta es afirmativa. Hay una fuente natural de radiactividad que procede del gas radón, uno de los elementos que se generan cuando se desintegra el uranio. Se sabe que una cierta cantidad de este gas se puede encontrar casi en todas partes y que forma parte de la radioactividad natural que hay en todo el planeta.

Este gas se escapa fácilmente del suelo al aire. La cantidad de radón puede variar mucho en función de la geología de la zona y depende de la cantidad de uranio que contengan las rocas de la zona. Es más abundante sobre todo en terrenos silicios y menos en los calcáreos o arcillosos. En el aire, se descompone y produce más partículas radiactivas.

El problema está en que, mientras respiramos, las partículas se depositan en las células que recubren las vías respiratorias, donde pueden perjudicar el ADN y pueden causar cáncer de pulmón. De acuerdo con la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC),este gas se clasifica como carcinógeno del Grupo 1. Para la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), los efectos son sinérgicos, es decir, fumar y vivir en una casa con alto contenido de radón aumenta el riesgo de cáncer "unas 46 veces más que de darse los dos fenómenos por separado". Pero se calcula que "más del 10% de las muertes por cáncer relacionadas con el radón ocurren entre personas no fumadores".

¿Cómo entra en las casas?

Para la mayoría de las personas, la principal exposición al radón se produce en el hogar, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En un edificio, las principales fuentes de radón son el suelo y las rocas, donde está asentado, y los materiales usados en su construcción. También puede entrar a través del agua de suministro y el gas de uso doméstico, aunque se consideran fuentes menores.

El radón entra en las casas a través de grietas o de las uniones entre las paredes, o a través de los huecos alrededor de tuberías o cables, poros pequeños en paredes de bloques o sumideros. Los niveles más altos suelen detectarse en zonas como los sótanos, bodegas o, en general, en partes de la casa que más entran en contacto con el suelo. La concentración depende también de prácticas y hábitos que pueden favorecer su acumulación, como una ventilación deficiente o una construcción muy hermética.

¿Dónde se encuentra el radón?

Si bien todos los edificios pueden contener radón en concentraciones bajas, hay algunas zonas geográficas que, por su geología, es posible que concentren niveles más elevados. El mapa del potencial de radón en España, desarrollado por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), categoriza estas zonas en función de sus niveles y, en concreto, establece las que tienen concentraciones superiores a 300 Bq/m3.

Según este mapa, el 90% de los edificios tienen concentraciones inferiores a esta cantidad y el 10% lo supera. Debe irse con especial cuidado en zonas como Galicia y Extremadura, con un riesgo más alto. En contra de lo que podría suponerse, las zonas con más radiactividad no están cerca de centrales nucleares. Y esto se explica porque el culpable es precisamente el gas radón.

Fuentes naturales de contaminación

El gas radón es el resultado de una forma de contaminación natural, un problema provocado por agentes y partículas naturales. En la atmósfera, la composición normal de los gases incluye nitrógeno, dióxido de carbono u oxígenos. Cuando los niveles de estos gases no están equilibrados o entran en la atmósfera en altas cantidades, se genera contaminación.

Algunos de los principales contaminantes atmosféricos que se producen por causas naturales, además del gas radón, son:

  • Monóxido de carbono. Se genera principalmente como una oxidación del metano, que se produce de manera natural por la descomposición de la materia orgánica en la superficie de la Tierra. Está considerado el contamínate atmosférico más común por volumen. El gas metano afecta la capa de ozono en la atmósfera por ser un gas de efecto invernadero muy potente. En combinación con otros elementos en el aire puede ser altamente inflamable. La ganadería intensiva libera importantes cantidades de metano durante la etapa final de su ciclo digestivo. Genera más del 14% de las emisiones de efecto invernadero, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).

  • Óxidos de nitrógeno. Incluye el dióxido de nitrógeno (el más tóxico), el óxido nitroso y el óxido nítrico. Su formación se debe sobre todo a la oxidación que sufre el nitrógeno atmosférico (el principal componente del aire) a altas temperaturas. Se puede generar en la naturaleza, como en el caso de actividad volcánica o en los incendios forestales. Los volcanes emiten sustancias como el azufre, el hidrógeno, el cloro, el metano, el dióxido de carbono y el dióxido de azufre que no solo alteran el aire, sino también el agua y el suelo.

  • Óxidos de azufre (dióxido de azufre y trióxido de azufre). El dióxido de azufre puede convertirse, en altas concentraciones, en un gas irritante que provoca alteraciones en los ojos y en las vías respiratorias. El trióxido de azufre, unido a la humedad, se convierte en ácido sulfúrico en el agua y se convierte en uno de los componentes de la lluvia ácida. Los óxidos de azufre en general se forman cuando el sulfuro de hidrógeno entra en la atmósfera y se oxida.

  • Hidrocarburos. Están formados por hidrógeno y carbono. Los hidrocarburos, inofensivos en su estado natural, se vuelven dañinos cuando se suspenden en la atmósfera y se someten a reacciones químicas. La materia orgánica que se descompone es, de nuevo, la fuente natural de hidrocarburos.

  • Partículas suspendidas. En función de su composición, pueden atraer a otras partículas y agruparse. Por ejemplo, la composición del material de una tormenta de polvo y una erupción volcánica pueden provocar reacciones en la atmósfera.

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En qué quedamos: ¿es bueno o malo beber agua destilada?

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Salvador y Remedios, lectores y socios de eldiario.es, tras felicitarnos por la sección y asegurar que tratamos temas que les afectan a diario, nos comentan la siguiente situación: "el otro día nos hablaron sobre una máquina que destila el agua en casa. Nos saltaron las alarmas, ya que teníamos entendido que el agua destilada no era apta para animales, plantas ni para consumo humano. ¿Es esto cierto? ¿Es recomendable/sano beber este tipo de agua?Hemos leído cosas por la red pero no encontramos nada riguroso".

¿Qué es un destilador de agua doméstico?

En ConsumoClaro no teníamos no idea de la existencia de destiladores de agua domésticos, así que hemos pinchado en un enlace de Amazon que nos han pasado Salvador y Remedios y hemos podido hacernos una composición de lugar del aparato. También hemos comprobado que en esta plataforma se vende muchos otros modelos, así como en muchas otras plataformas de comercio electrónico. Seguidamente hemos investigado un poco cómo destilan el agua del grifo estos aparatos.

Básicamente un destilador doméstico es un recipiente calentador en el que se vierte agua del grifo. La resistencia que contiene en su interior calienda el agua hasta su punto de ebullición, jugando adicionalmente con un sistema de disminución de presión. El vapor de agua, libre de las sales que pudiera contener al salir del grifo, pasa por un alambique donde se enfría y vuelve a licuarse en un conducto de salida que da a una jarra, que recogerá el agua destilada.

Este agua está libre de todo tipo de sales, aunque eventualmente, algunos destiladores llevan tambien filtros de carbón activo para evitar que compuestos orgánicos volátiles, presiblemente procedentes de alguna actividad microbiana o de contaminaciones, puedan pasar a la jarra receptora. En definitiva, se trata de consumir este agua libre de carga iónica y/o orgánica, ya que algunas modas y terapias sin fundamento científico aseguran que es mucho más sano para el organismo. La llaman "agua pura" y en consecuencia aseguran que "purifica".

¿Es recomendable consumir agua destilada?

En contraposición a estos pseudoterapeutas, otras personas aseguran que el agua destilada es nociva para el consumo humano por su grado de acidez y porque su falta de sales puede inducirnos anemias y desequilibrios iónicos. Incluso hay quien cree que pude hacer estallar las células de nuestro cuerpo.

La primera premisa, la de que es un agua ácida, es cierta. La razón es que al ser neutra desde el punto de vista iónico, permite una mayor disolución de CO2 en ella, lo que la convierte en más ácida que la del grifo. En efecto, en el agua destilada el pH se reduce a 5,4 aproximadamente, lo cual tampoco es un valor ácido en exceso, y mucho menos corrosivo para los dientes o para el esófago. 

Además, al ser el pH del torrente sanguíneo más tendente a valores alcalinos -sobre 7,4-, se neutraliza si acidez. Y por si fuera poco, en el estómago, el agua destilada se encontrará con los jugos gástricos, básicamente ácido clorhídrico con valores de pH de 3 o menores, que son altamente corrosivos. Es decir que la acidez del agua destilada es inofensiva, y tampoco está tan alejada de la del agua de manantial, por ejemplo, cuyo nivel de sales minerales es de solo medio gramo por litro, lo cual es una diferencia nimia.

En lo que respecta a posibles desequilibrios salinos o anemias por abusar del agua destilada, como acabamos de decir, también deberían producirse al beber agua embotellada de manantial y no se producen. El motivo es que los humanos no obtenemos los minerales del agua, sino de los alimentos, ya sea el magnesio, el calcio, el potasio, el hierro, etc. Podemos sufrir anemias o desequilibros si bebemos mucha agua de cualquier tipo, porque es diurética y nos hace perder sales en la orina, pero la reposición de las mismas se hace en la dieta.

Finalmente queda el supuesto de que puedan estallar las células corporales por presión osmótica, al entrar el agua destilada en las células a través de su membrana para diluir el contenido celular y equilibrar ambos lados. De hecho esto ocurre así si hacemos una prueba de laboratorio, pero dentro de nuestro cuerpo el agua destilada nunca penetra pura ni está en contacto con las células, sino que se diluye primero en la sangre, donde recibe las preceptivas sales.

En resumen, por lo que hemos podido averiguar, beber agua destilada no tiene ningún problema de toxicidad. Acaso sea un problema económico para el o la que quiera gastarse dinero en un destilador doméstico, porque lo cierto es que tampoco hemos podido hallar ningún estudio que avale los beneficios de beber agua destilada.

Eso sí: si regamos las plantas con agua destilada, no olvidemos abonarlas bien, pues aunque es buena al evitar el calcio, que es responsable de la clorosis al bloquear el hierro soluble, empobrece mucho iónicamente el sustrato, en especial si se deja correr el agua. Pero se arregla con cualquier abono para plantas. 

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Lumbago: diez estrategias para aminorar el dolor de espalda

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El dolor de espalda lumbrar, también llamado lumbalgia o ciática -porque afecta al nervio criático-, ha incrementado espectacularmente en los últimos años en nuestro país. Un estudio cifra dicho aumento en una afectación de casi el 80% de la población adulta, en distintos grados e intensidades, cuando hace poco más de una década su incidencia no superaba el 70% en algún momento u otro de su vida.

Una vida más sedentaria, trabajos que obligan a estar sentados y el sobrepeso serían algunas de las causas de las lesiones en los discos intervertebrales de la región lumbar, en concreto las más frecuentes afectarían a las vértebras L4, L5 y las sacras. También la práctica excesiva o sin cuidado de deportes como el runningo las artes marciales, etc., pueden favorecer este tipo de lesiones, así como el tabaquismo o el abuso del alcohol, hábitos ambos que inciden en la deshidratación de los discos.

En esencia una lesión lumbar supone que el disco intervertebral, que actúa de cojín amortiguador, pierda su elasticidad y turgencia y se rompa o se quede pinzado por las vertebras. En consecuencia se inflama la zona y trasmite la presión del pinzamiento al haz nervioso que pasa por la columna, provocando dolores reflejos que pueden llegar a paralizar temporalmente la pierna o la torsión de la espalda por su dolor; es lo que se denomina "parálisis dolorosa", y refleja un estado de máxima intensidad de la presión sobre el nervio. Por otro, si el disco acaba rompiéndose hablamos de una "hernia discal", pero si solo está pinzado lo definiremos como una "protusión" o más comúnmente "pinzamiento".

Tal como refleja el estudio antes citado, muchas personas sufren lumbalgias en mayor o menor grado -entre hernias y protusiones-, y pasan por periodos de dolor de más o menos intensidad. El remedio extremo es una intervención quirúrgica, tras la que hay ciertas garantías de recuperación, pero no siempre el dolor termina completamente. Por otro lado, en la mayoría de los casos la lesión no es tan grave como para "abrir", por mucho que el dolor indique lo contrario.

Es por ello que los expertos recomiendan una serie de estrategias que ayudan a sobrellevar el dolor y aliviarlo cuando más agudo es, procurando evitar la ingesta excesiva de fármacos relajantes musculares y antiinflamatorios. A continuación te exponemos diez de ellas.

Diez estrategias para aliviar el dolor lumbar

  • 1. Evita el sobrepeso: parece una obviedad pero no lo es, pues muchos de nosotros no somos conscientes de tenerlo, y el excesivo peso incide sobre la presión que las vértebras hacen sobre los discos pinzados. A esta medida puedes añadir dejar de fumar y no abusar del alcohol, que al fin y al cabo engorda.
  • 2. No sostengas excesivo peso: evita tener pesos grandes o incluso medianos durante demasiado tiempo; por ejemplo niños pequeños, bolsas de la compra, recipientes de detergente para lavadora, etc. Busca alternativas -un carrito de la compra, por ejemplo- o la ayuda de otros para estas tareas.
  • 3. Si se llevas peso, equilíbralo entre los dos brazos: si no te queda más remedio que cargar peso, procura que no sea excesivo y repártelo simétricamente entre los dos brazos de modo que la columna no se vea más forzada por un lado que por el otro, aumentando la pinza sobre el disco. Del mismo modo, tampoco camines demasiado por suelos irregulares, como las playas, ya que conseguirás el mismo efecto descompensador.
  • 4. Si levantas peso, hazlo en sentadilla: si tienes que levantar un peso, nunca lo hagas flexionando el torso, sino agachándote con la espalda recta y luego levantándote en la misma postura para cargar el peso sobre los cuádriceps, los músculos delanteros de las pantorrillas, así como los glúteos, los músculos de las nalgas. De este modo la columna no se verá resentida.
  • 5. No pases demasiado tiempo en posición sentada: la postura de estar sentados es muy mala para las lesiones lumbares, tal como te explicamos en Siete pautas para elegir tu silla de oficina. El motivo es que todo el tren superior carga sobre la zona lumbar. Si trabajamos en una oficina, te recomendamos hacer pausas frecuentes, levantarte y realizar estos diez ejercicios que te ayudarán a estirar la columna y mantener el tono muscular.
  • 6. Elige el colchón y la almohada adecuadas: un colchón demasiado duro te obligará a dormir con la columna dispuesta irregularmente, lo que puede pesar sobre los pinzamientos. De todos modos es mejor que uno excesivamente blando, que haga que la cadera se hunda en él y por tanto flexione las vértebras lumbares. Lo mejor es un colchón ligeramente duro con una almohada anatómica, no muy dura pero tampoco blanda. Las mejores son las de látex o viscolástica, que se adapten a la anchura de tus clavículas.
  • 7. Duerme en posición fetal y con un cojín entre las rodillas: la postura de dormir es importante. La mejor es la fetal, porque mantenemos la espalda flexionada y por tanto destensamos la zona de los pinzamientos. El cojín es para evitar el choque de las articulaciones. Cuando nos incorporemos por la mañana, no lo haremos directamente y de modo frontal, sino que nos colocaremos en modo fetal al borde de la cama y los alzaremos lateralmente. 
  • 8. No uses el calzado plano: el puente en el calzado es fundamental para amortiguar la pisada y evitar que el impacto percuta en la zona lumbar, a no ser que tengamos el puente del pie muy pronunciado. En todo caso el calzado plano es perjudicial siempre, al igual que los tacones excesivos.
  • 9. Practica el ejercicio adecuado: evita deportes agresivos para con la espalda como el running o deportes de contacto, pero practica ejercicio para tener un buen tono muscular. Opta por el nado, pero evitando la mariposa, o el senderismo, que trabaja los músculos de un manera más armónica. Puedes optar en entornos urbanos por la bicicleta elíptica, tal como te explicamos en Diez beneficios de la bicicleta elíptica en personas mayores.
  • 10. Practica estiramientos de columna con respiración abdominal: consiste en respirar ensanchando el abdomen en lugar del diafragma, de modo que se produzca una presión expansiva sobre la parte trasera de la columna, que liberará un poco el pinzamiento. A la vez podemos flexionar el torso, de modo que aumentaremos la separación, y vaciaremos el abdomen, lo que estirará la zona lumbar todavía más. Si repetimos este ejercicio con frecuencia, notaremos un importante alivio del dolor. Es importante no reincorporarse de golpe sino suave y progresivamente. 

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Uñas débiles y quebradizas: las nueve causas más comunes

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Ferran, lector y socio de eldiario.es, nos escribe el siguiente texto en un correo electrónico: "hace unos días encontré en Google vuestro tema Uñas amarillentas, ¿por qué aparecen? mientras estaba buscando información sobre las causas posibles de un problema que tengo, y es que las uñas de las manos se me rompen con mucha frecuencia, al menos más que antes, o bien se me doblan, dejándome un dolor molesto. Vuestro artículo no me dejó satisfecho en este aspecto, así que os pediría uno nuevo que aclare las posibles causas de las uñas débiles y quebradizas".

La primera pregunta que convendría hacerle a Ferran, no con ánimo ofensivo sino para descartar un posible origen, es si se las corta con frecuencia o de las deja muy largas. En el segundo caso, la probabilidad de que la uña se rompa es mayor, pero la referencia que nos hace Ferran a la frecuencia, nos lleva a pensar que no las tiene especialmente largas, por lo que las causas pueden ser otras.

1. La mala alimentación, la principal causa

La primera causa que debemos considerar para explicar unas uñas excesivamente débiles y quebradizas es una mala alimentación que provoque un déficit de ciertas vitaminas que incluyen en la formación de la uña, especialmente la biotina, tal como explicamos en ¿Es malo tomar suplementos de biotina para la caída del cabello y las uñas?. También en general las vitaminas del grupo B así como la vitamina D. 

Se trata de una deficiencia rara, pero se puede dar en individuos mal nutridos y con anemia puntual de hierro iónico, que incide sobre los glóbulos rojos. Por ejemplo el seguir una dieta muy estricta o bien poco equilibrada, en la que entren pocas verduras y frutas y cuyo aporte proteico se consuma con rapidez y sea bajo, puede provar anemia y avitaminosis. Normalmente en estos casos, la aplicación de una mejor alimentación, en función de la actividad que tenemos, corrige la debilidad de las uñas.

2. Estrés

Estar pasando por una situación de muchos nervios activa ciertos procesos diuréticos relacionados con la glándula tiroides, que llevan a orinar más de la cuenta y en consecuencia excretar nutrientes en exceso, que de este modo no llegarán al células que fabrican la queratina de las uñas.

3. Hipotiroidismo

Conviene también considerar posibles alteraciones de la glándula tiroides que den niveles bajos de hormona tiroidea, que desacelerarán así el metabolismo, provocando que los nutrientes no lleguen con eficiencia a las puntas de los dedos. Las uñas débiles suelen ser un síntoma de hipotiroidismo.

4. Contacto frecuente con sustancias abrasivas

Otra causa posible, aunque muy concreta y no tan usual, es que por nuestro trabajo tengamos contacto frecuente con sustancias cáusticas como la lejía o el amoníaco, que provoquen lesiones en las uñas. En tal caso sería normal que se rompieran con frecuencia si no usamos guantes. También en el caso de las personas que abusan del esmalte de uñas, es normal que las tengan más quebradizas.

5. Infecciones por hongos

En nuestro artículo Cómo dejar de morderse las uñas hablamos de precisamente de que una de las consecuencias de la oncofagia puede ser una infección fúngica, también llamada oncomicosis. No es de todos modos el único modo de adquirirlos: trabajos en condiciones de alta humedad, nadar con frecuencia y no secarse bien las manos, etc., puede provocar este tipo de infecciones, que son reconocibles por unas manchas blancas y tienen como consecuencia que las uñas se vuelvan débiles y quebradizas.

6. Diabetes

Los diabéticos, por problemas circulatorios, pueden mostrar síntomas como uñas más débiles de lo normal al no poder fabricar las células tanta queratina como sería necesario. En ello también interviene el aporte de calcio.

7. Osteoporosis

La correcta fijación del calcio en el hueso parece estar muy relacionada con la densidad de la queratina de las uñas; aunque este ión no esté presente en su estructura, en los dos procesos concursan enzimas parecidas, hasta el punto que el estado de las uñas se usa como índice para predecir la osteoporosis en el futuro en mujeres pre-menopáusicas. En consecuencia, una mala fijación del calcio, que es síntoma de osteoporosis, podría ser detectada por la debilidad de las uñas.

8. Problemas hepáticos y renales

Deficiencias tanto en el hígado como los riñones pueden tener como reflejo un incremento súbito de la debilidad de las uñas. De todos modos, para verificar tal causa deben haber más síntomas que conforman el cuadro típico y tiene que ser un médico quien lo determine.

9. Psoriasis ungueal

Se trataría de una psoriasis -enfermedad autoinmune de la piel que puede afectar a la larga al sistema hepático y renal- que solo se expresaría en las uñas, rompiéndolas y escamándolas. Es una variante muy rara que solo afecta al 5% de los enfermos de psoriasis.

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Azúcar de coco: ¿más sano que el azúcar de mesa?

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Elena, lectora y socia de eldiario.es, nos hace la siguiente petición dentro del texto de un correo electrónico: "Me gustaría preguntaros sobre el azúcar de coco. Creo que tiene alguna ventaja para diabéticos por su índice glucémico, ¿es verdad?".

¿Qué es el azúcar de coco?

A pesar de lo que pueda parecer por su nombre, el azúcar de coco no se obtiene de los cocos -el fruto- que crecen en los cocoteros -los árboles-, sino de la savia que rezuma de las inflorescencias antes de que las flores sean polinizadas. Mediante cortes en las flores de la palmera que es el cocotero, se provoca un goteo de savia dulce que se recoge en contenedores, donde se evaporará el agua por calor hasta obtener un polvo cristalino de un marrón pardo.

Este endulzante natural, que también se obtiene en Oriente de la palma y la palmera datilera, ha sido profusamente utilizado en el sudeste asiático, especialmente en Tailandia, Indonesia, Mianmar, Camboya, Filipinas o Vietnam, como ingrediente culinario, así como remedio medicinal. Actualmente su uso doméstico y tradicional ha trascendido a comercial, ya que se vende y se exporta desde estos países a Occidente con el argumento de que es más sano que el azúcar de mesa y más adecuado para diabéticos.

En concreto se ha alegado, y así se ha extendido por numerosas páginas de internet en castellano, que tiene un índice glucémico más bajo que el azúcar de mesa, al tener menor proporción de sacarosa. El índice glucémico es la rapidez con que un alimento hace subir el nivel de glucosa en la sangre y se sabe que influye mucho sobre el aumento del riesgo de padecer diabetes de tipo 2, obesidad y enfermedades cardiovasculares. 

Similar composición en azúcares

En concreto se alega que mientras que el azúcar de mesa tiene un índice glucémico cercano entre 55 y 84, el de coco no pasa de 35, lo cual es un valor considerablemente bajo. Por lo tanto, de ser así, el azúcar de coco sería más adecuado para diabéticos. Sin embargo, según muestra la nutricionista australiana Catherine Saxelby en su blog, la composición en carbohidratos simples del azúcar de coco es de entre el 80% y el 90% de sacarosa (el del azúcar de mesa) más un uno o dos por ciento de glucosa y un dos a cuatro por ciento de fructosa libres. Conviene recordar que la sacarosa es un disacárido compuesto de glucosa y fructosa.

Por lo tanto su porcentaje es muy similar al del azúcar de mesa y su menor proporción de sacarosa -entre un 20% y un 10%- se puede deber bien a las impurezas y un cierto porcentaje mayor de fructosa libre, que puede alcanzar el 4% y no incide sobre el índice glucémico. Pero este excedente de glucosa libre no es suficiente en principio para explicar el supuesto menor índice glucémico del azúcar de coco, que de todos modos tiene una cantidad muy elevada de sacarosa y por lo tanto es tan poco saludable como el azúcar de mesa, sea sirope de agave, azúcar moreno, blanquilla o panela.

Catherine Saxelby apunta en su blog hacia este estudio realizado en Filipinas-uno de los principales exportadores de azúcar de coco- como el posible origen de la fake news sobre su bajo índice glucémico. El estudio tuvo un universo de solo diez personas y sus conclusiones parecen poco sólidas, según la nutricionista australiana. Por lo tanto, como conclusión para Elena, a falta de que se hagan más estudios imparciales sobre los beneficios de este azúcar, su composición nutricional no lo hace en absoluto saludable y mucho menos recomendable para diabéticos. 

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Diferencia entre hiper e hipotiroidismo: cómo identificarlos por sus síntomas

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Según un estudio de 2017 de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, un 10% de la población española padece alguna alteración más o menos grave en el funcionamiento de la glándula tiroides y solo la mitad de estas personas es consciente de ello y por lo tanto trata su enfermedad. Esto quiere decir que casi cinco millones de personas tienen problemas de hiper o hipotiroidismo en sus diferentes variantes, pero hay dos millones y medio que no le ponen remedio.

No es una cuestión menor, pues como veremos a continuación estas alteraciones pueden suponer una importante merma de la salud y la calidad de vida de la persona enferma. Por otro lado, tal como destacaba el doctor Luis Vila, encargado del citado estudio, la detección de la enfermedad puede ser crucial en mujeres embarazadas: "Durante la gestación parte del desarrollo cerebral del bebé depende de la hormona de la tiroides que hace la madre, la tiroxina".

"Si se llega a la gestación con hipotiroidismo franco, no diagnosticado y por tanto no tratado, puede suponer un riesgo para el feto. Adicionalmente, también se han visto más problemas durante la gestación, por ejemplo más abortos, cuando la glándula no funciona bien", añadía el doctor Vila en declaraciones anexas al estudio. Además, es fundamental detectar el hipotiroidismo en niños y adolescentes porque es un factor que merma su normal crecimiento y su desarrollo mental.

¿Qué es la glándula tiroides?

La glándula tiroides es un órgano endocrino -encargado de fabricar diferentes hormonas- en forma de mariposa que se sitúa por encima de las clavículas y alrededor del cuello. Un dato curioso, y afortunadamente hoy anecdótico, es que la falta de yodo en la dieta dificultaba el trabajo de la citada glándula para producir determinadas hormonas y por tanto la obligaba a la hipertrofia para seguir estimulada, con lo que se hacía evidente en el cuello con un bulto que se conoce como "bocio". 

Hoy en día es raro de ver porque las personas que lo padecen son detectadas y tratadas, pero en el siglo XIX y principios del XX, en algunas zonas de la España rural con una dieta donde no entraba el pescado marino, y por tanto con bajas tasas de yodo en los alimentos que ingerían, era habitual ver individuos con bocio y los ojos saltones, lo que se bautizó como "bocio exoftálmico". También interviene en el descenso del bocio el que productos como la sal de mesa se ofrezcan en la versión yodada.

La función de la glándula tiroides es producir las hormonas que en buena medida regulan el metabolismo, así como el ritmo cardíaco, los ciclos circadianos, etc. Es decir hormonas importantes para nuestra fisiología y nuestra salud. Intervienen también en la regulación del estrés, la diuresis o la fijación del calcio y el fósforo en el hueso, así como muchos otros procesos, por lo que eventuales alteraciones de la misma generarán síntomas bastante evidentes.

Hipotiroidismo: qué es y qué síntomas tiene

Pero por lo pronto hay que distinguir entre dos tipos generales de alteración: el hipotiroidismo y el hipertiroidismo. En el primer caso nos referimos a un deficiente funcionamiento de la glándula tiroides, que produce menos hormonas de las necesarias para el funcionamiento del cuerpo.

Los síntomas del hipotiroidismo son sobre todo la fatiga, ya que la persona está siempre cansada porque su metabolismo funciona al ralentí y apenas obtiene la energía necesaria de los alimentos. También muestra un aumento de la sensibilidad al frío pues le cuesta regular la temperatura corporal. Otros síntomas son estreñimiento, piel seca o aumento de peso al disminuir la actividad y enviar el metabolismo los alimentos no aprovechados a acumular materia grasa.

Por la misma razón el nivel de colesterol en sangre suele ser elevado en estas personas, a la vez que muestran debilidad muscular y dolores articulares. El tener un cabello muy fino puede ser otro síntoma, así como un ritmo cardíaco lento o uñas quebradizas, también una memoria deficiente e incluso se ha demostrado que el hipotiroidismo aumenta la tendencia a la depresión. En casos extremos se puede dar hinchazón de la cara y bocio, además de una pronunciada ronquera al hablar.

Hipertiroidismo: qué es y qué síntomas tiene

En el segundo caso, el hipertiroidismo, ocurre lo contrario: la glándula trabaja demasiado y llena la sangre de hormonas tiroideas. En este caso, en lugar de ralentizar el metabolismo lo acelera en exceso, aumentando la hiperactividad y la ansiedad en la persona, así como su ritmo cardíaco con el lógico peligro. Puede estar producido por la existencia de tumores benignos en la glándula tiroides, un exceso de yodo en la alimentación, una infección vírica o estar siendo tratado con hormonas tiroideas.

Los síntomas más frecuentes del hipertiroidismo son el nerviosismo y la ansiedad incontrolable, no motivada por traumas ni circunstancias vitales difíciles. Como consecuencia, la dificultad para conciliar el sueño se presenta con frecuencia; pero al contrario de lo que suele ser normal, la persona no engorda sino que pierde peso rápidamente a pesar de que tiene más apetito del normal y come más. Además se siente muy débil y se le cae el pelo. También se da aumento de la sudoración y la frecuencia cardíaca, así como temblores de las manos. Adicionalmente aumentan las diarreas.

Ambos, tanto el hipo como el hipertiroidismo, se pueden detectar con un simple análisis de sangre donde se estudiarán los niveles de las hormonas TSH, T4 y T3. La TSH es la hormona que estimula a la glándula tiroides a trabajar, y las otras dos son hormonas producidas por dicha glándula. En líneas generales, o si se quiere a groso modo, un nivel alto de TSH y niveles bajos de T3 y T4, indicarán hipotiroidismo. Al contrario, niveles bajos de TSH y altos de las otras dos hormonas señalan hipertiroidismo. Ambas alteraciones tienen tratamiento médico, aunque sus causas deben ser estudiadas. 

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Cómo hacer en casa un acondicionador de pelo que no perjudique el medio ambiente

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Eleanora, lectora y socia de eldiario.es, nos escribe un largo e interesante correo explicándonos que ha leído un informe de la OCU en el que la Organización de Consumidores Españoles critica la denominación comercial de "champú reparador" porque ningún producto puede reparar el pelo, que es un materia muerta formada por una proteína llamada queratina. Si acaso puede hidratarlo -la queratina en el pelo presenta una estructura capaz de absorber el agua y otros componentes matricialmente, es decir como una suerte de esponja-, colorearlo o acondicionarlo.

Eleanora nos llama la atención sobre este último aspecto, la capacidad de acondicionar el pelo y asegura que ella ha leído en varias páginas que los acondicionadores de pelo pueden ser irritantes además de que en general son muy lesivos para el medio ambiente. Nos pide que tratemos esta cuestión y que, además, propongamos alguna formulación casera capaz de acondicionar el pelo con respeto a nuestra piel y al medio ambiente, es decir que sea ecológico.

¿Son los acondicionadores comerciales irritantes?

Antes que nada matizar que la supuesta capacidad irritante de los acondicionadores de pelo no parece haber sido demostrada, al menos nosotros no hemos encontrado referencia a ella. Por otro lado, un análisis de la OCU de 2013 sobre suavizantes de ropa, que en esencia se parece muy y llevan compuestos comunes, no encontró el supuesto poder irritante.

Es más, a diferencia de los suavizantes de ropa, cuyo verdadero peligro radica en los aromatizantes que llevan, tal como explicamos en Cómo fabricar un suavizante casero seguro y ecológico para la ropa, los acondicionadores de pelo no contienen ninguna sustancia de olor sintética sino que son neutros. En esencia son una pasta humectante, capaz de pegarse al pelo e infiltrarlo, combinada con un tensioactivo catiónico.

Los tensioactivos catiónicos son sustancias cargadas positivamente que se adhieren al pelo a través del humectante. Por lo tanto, si usamos un acondicionador, todas las hebras de queratina -lo que llamamos un cabello- quedarán cargadas positivamente y se repelerán entre ellas, impidiendo que el pelo quede apelmazado y liado, además de mantenerlo hidratado gracias al humectante. En consecuencia tendremos la sensación de tener un pelo sedoso y suave además de voluminoso. Para tal fin se suele usar como humectante estearina de aceite de palma o de girasolo algún otro tipo de grasa vegetal que se mantenga pastosa a temperatura ambiente.

Acondicionadores del cabello: poco ecológicos

Pero sí tiene razón Eleanora cuando asegura que los acondicionadores del cabello son poco ecológicos -más allá el uso opcional de aceite de palma-, pues los tensioactivos catiónicos que se emplean generalmente tardan un tiempo en degradarse y pueden pasar al medio acuático a través de los excedentes que nos aplicamos y que se van con el agua de la ducha por el desagüe. El problema de su descomposición es que pueden matar a las bacterias que suelen degradar la materia orgánica en las potabilizadoras, o bien que superen los distintos filtros que se apliquen para capturar sustancias nocivas.

Los tensioactivos catiónicos son capaces de adherirse a la membrana de los organismos unicelulares y destruirla, con lo que llegando a un medio natural, pueden dejarlo sin vida unicelular. No en vano se los ha utilizado en los hospitales como desinfectante. Adicionalmente son tienen actividad hemolítica en organismos pluricelulares; es decir que son capaces de destruir los glóbulos rojos por ejemplo de los peces si se presentan en grandes cantidades y son ingeridos por estos.

Por lo tanto, está claro que los acondicionadores de cabello comerciales, si bien no todos muchos de ellos, pueden ser una mala idea de cara al medio ambiente, sobre todo si se usan en exceso y el excedente, como nos suele pasar, viaja por el desagüe. No obstante, afortunadamente fabricar un acondicionador para el cabello casero y sostenible no es imposible.

Cómo fabricar un acondicionador casero y sostenible

Hay muchas fórmulas para fabricar acondicionadores de cabello, lo básico es que contengan un tensioactivo catiónico biodegradable y la buena noticia es que el vinagre es uno excelente. Por lo tanto nos bastará con algún humectante natural capaz de impregnar el cabello y contener el vinagre. De buenas a primeras, decir que la mayonesa casera -o una variante avinagrada de esta- puede ser un excelente acondicionador para el cabello.

Algunos recordarán que sus madres y abuelas batían yemas de huevo con aceite e iban añadiendo vinagre y limón, cuando la masa cogía consistencia, hasta conseguir una pasta con la que se untaban el pelo y la dejaban secarse. Posteriormente aclaraban el menjunje con agua y les quedaba el pelo sedoso.

Otra fórmula más moderna, y algo más cara, se puede lograr con aguacate, medio plátano, un huevo y 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra. Pelaremos y trituraremos el aguacate hasta la textura pastosa. Por otro lado haremos otra pasta trinchando el plátano con aceite de oliva y agregaremos ala mezcla la pasta de aguacate. Lo revolveremos todo con una batidora hasta obtener una pasta homogénea a la que le iremos añadiendo poco a poco y mientras batimos el huevo. Después la aplicaremos sobre el cabello mojado por diez minutos para finalmente aclarar con agua. 

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Dioxinas: ¿hay algún modo de evitarlas en nuestra dieta?

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Alberto, socio y lector de eldiario.es, nos escribe la siguiente petición en un correo electrónico: "me gustaría que habláseis de las dioxinas en los alimentos. Es un tema que no sale mucho en los medios, imagino que porque no interesa que se sepa que son sustancias tóxicas que están presentes en casi todos los alimentos de origen animal y que no se pueden eliminar. Creo que la gente debe saber qué son y me sorprende que una página como ConsumoClaro no haya informado sobre ellas todavía".

Alberto tiene razón, hemos ido dejando de lado, de un mes para el otro, el tema de las dioxinas y, según podemos contabilizar en nuestro excel de temas pendientes, así se nos han pasado dos años sin abordarlas. Por lo tanto, bienvenida sea su propuesta y allá vamos a explicar qué son las dioxinas y cómo llegan a nosotros y por tanto nos pueden afectar.

Por lo pronto, anticipar, tal como dice Alberto, que estos compuestos organoclorados de estructura aromática -materia orgánica que forma anillos de átomos de carbono y contiene átomos de cloro-, están presentes en casi todos los alimentos de origen animal que consumimos. Y en los de origen vegetal también, incluso en mayores cantidades a veces.

Solo que son fáciles de extraer con un lavado, dado que se acumulan en la superficie y las hojas, a diferencia de lo que ocurre con los alimentos animales, donde las dioxinas se bioacumulan en la materia grasa. De hecho, algunas estimaciones determinan que el 90% de nuestra relación con las dioxinas procede de la ingesta de alimentos animales, a pesar de que estas sustancias están presentes en múltiples formas en el medio ambiente.

Qué son las dioxinas

Para no complicarnos la vida con sus complejas estructuras químicas de ciclos y cloro, digamos que son un amplísimo espectro de sustancias orgánicas que pueden ser desde gases a partículas sólidas, y que les une la presencia de cloro en su estructura, así como ciclos aromáticos relacionados con el benceno y el furano. Por otro lado, las dioxinas como tales no existen en la naturaleza si no es por causa de la actividad humana. 

Hay excepciones, como los volcanes o los incendios forestales, que generan gran cantidad de dioxinas, pero salvo estos fenómenos puntuales, la mayor parte de las dioxinas existentes en el medio ambiente provienen de nuestra actividad industrial. Van desde los altos hornos hasta las el blanqueo de la celulosa en plantas papeleras, pasando por la fabricación de pesticidas y herbicidas. Todos estos procesos tienen como subproducto la emisión en mayor medida de dioxinas.

Por supuesto se establecen filtros y controles para limitar las emisiones de dioxinas, pero es difícil limitarlas totalmente y además el rango de actividades que las generan es muy amplio y, por tanto, casi incontrolable. El resultado es que hemos llenado el medio de dioxinas, que son unas sustancias en algunos casos bastante tóxicas, teratógenas -que producen malformaciones en fetos- y posiblemente cancerígenas, aunque este extremo no está totalmente confirmado en seres humanos.

¿Cómo nos llegan las dioxinas?

En general, las dioxinas suelen llegarnos a través de la cadena alimentaria, ya que los animales de granja que consumen granos, hierba o piensos contaminados accidentalmente, las incorporan a su materia grasa, de modo que si con comidos por otro animal mayor este también se comerá las dioxinas y las acumulará en sus capas lipídicas.

Tal es el caso muchas veces de los humanos, que comemos dioxinas con la grasa del pollo, con los huevos, con la grasa de los embutidos, con los quesos, el yogurt, la nata o la leche. También con la grasa del pescado, sobre todo si es cazador de otros peces menores y habita mares de actividad industrial, y especialmente al comer marisco, de concha y caparazón, ya que son animales filtradores, se comen dioxinas, puesto que los mares también están llenos de ellas.

Si son tan tóxicas, ¿por qué no se alerta a la población?

La (relativa) buena noticia es que no todas las dioxinas han demostrado ser tóxicas ni en humanos ni en otros animales, aunque algunas que no nos afectan a nosotros sí matan a una cobaya con una mínima dosis. También es buena noticia que en la mayoría de alimentos destinados al consumo se controla la presencia de dioxinas y se permite unos topes de seguridad que se consideran muy garantistas.

De hecho, la última vez que fueron noticia fue en 1999, cuando en una granja de pollos belgas se detectaron altísimos niveles de dioxinas en la carne y los huevos. Posteriormente se determinó el origen de las mismas en el pienso que consumían las aves. De esta suerte, las cantidades que ingerimos diariamente son difíciles de determinar pero se cree que son muy bajas y por el momento no se tiene evidencia de que sean nocivas a corto plazo.

Y aunque se cree que puedan serlo a largo, no hay estudios al respecto en personas, puesto que las dioxinas se han estudiado en animales de laboratorio, que tienen una respuesta muy diferente a la nuestra. De hecho, lo poco que se sabe sobre la acción de las dioxinas sobre la salud humana se debe a los distintos accidentes ocurridos a lo largo del siglo XX, en el que poblaciones humanas han sido expuestas a grandes cantidades de estos compuestos. 

En concreto, los casos más notorios fueron el de Yuso (Japón) en 1968, en el que 2000 personas fueron intoxicadas al consumir aceite de arroz contaminado con dioxinas, y el de Seveso (Italia) en 1976, en el que un fallo en un reactor de una fábrica de desinfectante produjo la liberación masiva de una nube tóxica que contenía dioxinas en una proporción de 250 gramos, afectando a los animales domésticos y pasando enseguida a la población.

¿Se puede evitar la ingestión de dioxinas?

En Seveso, los efectos que se dieron ante la enorme magnitud de la intoxicación, fueron cloracné -que es una forma de irritación de la piel muy agresiva-, malformaciones en fetos y abortos. Los mismos duraron bastantes años, aunque se ha constatado que las dioxinas no afectan a la cadena de ADN y por tanto no dañan el material genético. De todos modos, las dosis que se relatan en este caso están abismalmente lejos de las ingeridas en los alimentos en condiciones normales.

Ahora bien, si queremos estar seguros y limitar la ingesta de dioxinas, solo nos queda dejar de tomar alimentos de origen animal, o al menos limitar mucho la ingesta de las grasas animales. Tampoco deberemos comer pescado, ni silvestre ni de granja, pues las granjas suelen estar bastante a mano y en zonas cercanas a la actividad industrial, y menos marisco.

Nuestra dieta puede ser a base de verduras, con legumbres y carnes magras sin rastro de grasa, como el pavo o la pechuga de pollo, y solo lácteos desnatados. En especial lavaremos a conciencia las verduras de hoja como lechuga, espinacas, acelgas y similares, pues serán las más expuestas a recoger dioxinas. Los tubérculos y raíces, como en el caso de la patata o la zanahoria, no peligran tanto, pero sí lo hacen los cereales integrales y por tanto deben lavarse.

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Seis plantas de interior comunes y potencialmente tóxicas para las personas

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Las plantas de interior desempeñan un papel importante en muchos hogares, tanto por lo que ofrecen a nivel visual como por su aroma y por la vida que representan. Incluso muchas de ellas ayudan a mejorar la calidad del aire, ya que eliminan ciertas partículas tóxicas emitidas por disolventes, pinturas y tintas de impresora, entre otros productos de uso común. Pese a ello, muchas ofrecen también un aspecto negativo: pueden ser tóxicas para los seres humanos, y también para las mascotas.

De hecho, en 2004 entró en vigencia una Orden del Ministerio de Sanidad y Consumo, que "establece la lista de plantas cuya venta al público queda prohibida o restringidapor razón de su toxicidad". El motivo alegado para esta resolución (la Orden SCO/190/2004, de 28 de enero) es que "el auge del comercio y uso de las plantas con fines medicinales que se está produciendo en los últimos años aconseja el desarrollo de dicha previsión legal con el fin de garantizar un elevado nivel de protección para la salud de los consumidores".

Por lo tanto, esto no quiere decir que no se pueda tener estas plantas en el hogar, o que quienes las tengan deban deshacerse de ellas de inmediato. Pero sí que conviene estar advertidos acerca de sus riesgos y tener en cuenta ciertos recaudos, como lavarse las manos cuidadosamente después de manipularlas o trabajar con ellas. El listado incluido en la citada normativa enumera 197 especies de plantas, algunas de presencia común en muchos espacios cotidianos, como las seis que se describen a continuación.

Las seis tóxicas de tu casa

1. Filodendro

Con el filodendro ocurre algo que es muy habitual en la botánica: su nombre no indica un solo tipo de planta, sino un género, el cual -en este caso- incluye más de 700 especies. Es decir, hay más de 700 clases de filodendros. Son originarios de las zonas tropicales de América y por eso se adaptan muy bien al clima de interior (aunque muchos filodendros crecen trepados a otras plantas o árboles). ¿Cuál es el problema? Pues que todas sus partes contienen oxalato de calcio(la sustancia más común en los cálculos renales) en forma de cristales, llamados rafidios.

Se trata de un compuesto químico muy nocivo en caso de ingestión: una dosis pequeña puede ocasionar hinchazón y picor en la boca y la garganta, mientras que una cantidad superior puede derivar en problemas digestivos graves y dificultades respiratorias (e incluso podría ser fatal si se consume una cantidad muy grande). Si bien pareciera poco probable que alguien coma un pedazo de filodendro, no lo es tanto en niños y mascotas.

2. Crisantemo

El crisantemo es una de las plantas más efectivas para eliminar los cuerpos orgánicos volátiles (como benceno, formaldehído, percloroetileno, estireno, tolueno y xireno) que contaminan el aire y pueden afectar la salud de las personas. Sin embargo, también ofrece un costado negativo: figura en la lista de plantas tóxicas del Ministerio de Sanidad. Esto se debe a que produce mucho poleny entre sus componentes hay elementos que pueden causar alergiay dermatitis por contacto, con sus consecuencias más comunes: irritación y picor en la piel, ampollas y vesículas.

3. Difenbaquia

Es otro género muy valorado entre las plantas de interior, en particular por la belleza de sus manchas blancas sobre sus hojas verdes. Su nombre es un homenaje a Ernst Dieffenbach, naturalista alemán, amigo de Charles Darwin. Igual que el filodendro, la difenbaquia proviene de zonas cálidas de América Central y del Sur y contiene rafidios que resultan tóxicos si se ingieren, se mastican y -sobre todo- si entran en contacto con los ojos o la sangre. Lo positivo, en este caso, es que la especie más cultivada es la Dieffenbachia bowmanii, que no está entre las más tóxicas (las más nocivas son las bausei, marianne, picta y sequine).

4. Hortensia

No todas las plantas de interiorque presentan riesgos son tropicales. La hortensia, una planta originaria de Japón, China, Corea y otras regiones asiáticas, ofrece una gran belleza ornamental, pero también su alto contenido de hidrangerina, un glucósido cianogético que, al ser ingerido, produce un efecto similar al del cianuro: paralizar la respiración celular.

En consecuencia, los síntomas para la persona que lo consuma por accidente pueden ir desde dolor de estómago, diarrea y vómitos hasta taquicardia y asfixia e incluso paradas respiratorias (aunque, desde luego, el gusto desagradable tanto de esta planta como de las anteriores hace que esto resulte muy improbable).

5. Espatifilo

Esta planta, también conocida como cuna de Moisés, vela del viento, flor de la paz o lirio de la paz (aunque en realidad no es un lirio), requiere poca luz solar y es una gran purificadora de aire. Por eso, elSpathiphyllum wallisii-su especie más común- también suele ser muy valorado en los hogares españoles. El problema es que también cuenta con una elevada presencia de cristales de oxalato de calcio, por lo cual los riesgos de intoxicación y sus consecuencias se parecen a los del filodentro y la difanbaquia.

6. Oreja de elefante

La oreja de elefante o alocasia también está entre las plantas más demandadas para la decoración de espacios interiores. Originarias del Asia tropical, deben su nombre más común al parecido entre sus grandes hojas y las orejas de los paquidermos. Más allá de su atractivo, contiene el ya descripto oxalato de calcio y también aspargina, una sustancia diurética.

Si se ingieren o entran en contacto con zonas sensibles (lo que puede ocurrir, por ejemplo, si se tocan sus hojas con los dedos y luego se llevan esos a los ojos o a la nariz) son causa de irritación, náuseas y vómitos, diarreas, ardones de estómago e incluso edema de glotis

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Rosácea: el falso acné de los adultos

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La rosácea, conocida como "el rubor que no desaparece", afecta sobre todo a la zona central de la cara y se caracteriza por la aparición de brotes y remisiones. En la rosácea se produce un enrojecimiento de la cara debido a que los vasos sanguíneos y los folículos pilosos se alteran, especialmente en zonas como las mejillas, la frente, la nariz, la barbilla e, incluso, los ojos. Al dilatarse con más facilidad, los capilares superficiales producen el típico enrojecimiento de la piel.

Esto se complica en granitos e inflamación de estas zonas, provocando picor o ardor, sobre todo si hay cambios bruscos de temperatura ambiental, si se está viviendo una época de estrés o si se consumen alimentos picantes o muy condimentados, según la Fundación Piel Sana de la Asociación Española de Dermatología (AEDV).

Al principio, el enrojecimiento desaparece al cabo de un corto periodo de tiempo, de manera similar a cuando se practica algún deporte, como después de correr. Sin embargo, con el tiempo, el enrojecimiento se va convirtiendo en algo más permanente. La mayoría de las personas que contraen rosácea lo hacen a partir de los 30 años (hasta los 50 aproximadamente), sobre todo en los casos siguientes:

  • Personas con la piel clara, el cabello rubio y los ojos azules.

  • Personas con ascendencia celta o escandinava (de ahí que se denomine también "la maldición de los celtas").

  • Personas que tienen algún antecedente de rosácea o acné severo.

Las mujeres son un poco más propensas que los hombres a contraer rosácea, aunque las formas más graves suelen localizarse en ellos. La rosácea no es infecciosa y no se propaga por contacto con la piel o por inhalación, según la Academia Americana de Dermatología (AAD),

Cómo saber si se tiene rosácea

El enrojecimiento facial es uno de los signos más comunes, puede parecerse a un rubor o una quemadura solar que no desaparece. Una de las características de la aparición temprana de esta afección es la sensación de calor o ardor que va y viene, así como la aparición de vasos sanguíneos pequeños llamados telangiectasias, localizados sobre todo en las mejillas, puente nasal y otras zonas centrales de la cara.

En algunos casos los ojos pueden aparecer irritados (rosácea ocular), produciendo la sensación de tener arena en los ojos, quemazón, picor, sequedad o sensibilidad a la luz, y los párpados pueden enrojecerse. Los estudios han demostrado que, con el tiempo, el enrojecimiento tiende a volverse más persistente. En los casos más graves, aparecen vasos sanguíneos visibles que, si no se tratan, acaban formando granos inflamatorios y aparece engrosamiento de la superficie.

  • de la piel de la nariz (rinofima)

  • de la frente (frontofima)

  • delos pómulos (zigofima)

  • del mentón (mentofima)

  • de las orejas (otofima)

Aunque se desconocen las causas de la rosácea, en los últimos años las investigaciones la han vinculado con otras afecciones autoinmunes, como la artritis reumatoide o la celiaquía. Igual que otras afecciones de la piel, los cambios hormonales como la menopausia pueden influir también en la aparición de la rosácea.

Rosácea no es acné

A pesar de que se tratan de dos erupciones comunes que afectan a la cara, ambas son distintas, como refleja la infografía elaborada por la AAD, en la forma en la que afectan la piel. El acné se asocia con la obstrucción de los conductos de las glándulas sebáceas, lo que produce la formación de las típicas espinillas negras y granos en la cara y, en ocasiones, en la espalda, los hombros o el pecho.

La rosácea, en cambio, está relacionada con la red vascular de la piel facial central que causa el enrojecimiento y granos, pero no aparecen espinillas. Además, rara vez va más allá de la cara.

La piel con rosácea debe tratarse como piel sensible porque su barrera está comprometida. Esto significa que deben usarse limpiadores sin tensioactivos, ni exfoliantes físicos, ni productos con retinol o ácido glicólico. 

10 pasos para el cuidado de la rosácea

La inflamación que provoca la rosácea puede controlarse con medicamentos aplicados en las áreas afectadas. Los antibióticos orales son útiles en caso de rosácea moderada o grave, funcionan principalmente como antiinflamatorios. Los más usados pertenecen al grupo de la tetraciclina e incluyen oxitetraciclina, doxiciclina, ciclecina y minociclina, según la Asociación Británica de Dermatólogos (BAD). La duración de los tratamientos con antibióticos varía en función de su respuesta. El médico será el que establezca las pautas y el que considere oportuno el uso de una crema y un tratamiento oral a la vez.

Hay algunos pasos que pueden seguirse para cuidar la piel en caso de rosácea:

  • Proteger la piel con un protector solar en la cara todos los días.

  • No frotar la cara al limpiarla porque el roce empeora la rosácea.

  • No usar productos como jabones perfumados.

  • Si la piel está seca o sensible, usar una crema hidratante sin perfume de forma regular.

  • Evitar las prácticas que se observen que empeoran la rosácea, como una mala alimentación. Llevar un registro de los episodios de enrojecimiento ayuda a ver si pueden estar asociados con ciertos alimentos, actividades u otros factores desencadenantes, que varían de persona a persona.

  • No usar preparaciones tópicas con corticosteroides si el dermatólogo no lo recomienda porque pueden empeorar la rosácea a largo plazo.

Lo peor de la rosácea

La autoestima de la persona que sufre rosácea es una de las que recibe un golpe más duro. Casi el 90% de los pacientes aseguran que esta afección llega a reducir la confianza en sí mismoy su autoestima, y el 41% ha llegado incluso a reducir su círculo social, según una encuesta de la Sociedad Nacional de Rosácea (NRS). Al igual que otras enfermedades crónicas, es difícil lidiar desde el punto de vista psicológico con una afección persistente durante muchos años.

Además de sentirse mal por el enrojecimiento y las protuberancias que dañan el rostro (y que en la mayoría de los casos no pueden ocultarse), también pueden verse afectados por los conceptos erróneos comunes sobre esta afección, como la creencia de que es un signo de abuso de alcohol o de mala higiene. Pese a todo, más del 70% de las personas con rosácea mejoran con el tratamiento médico, fortaleciendo así el bienestar emocional. Se ha demostrado que el control exitoso de los síntomas con el tratamiento mejora el bienestar emocional.

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Parálisis del sueño o subida del muerto: ¿por qué se produce?

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Según algunos cálculos, hasta un 60% de las personas han sufrido alguna vez en su vida un extraño y angustioso episodio en el que, o bien justo al entrar en el sueño o bien al despertarse, han sentido que no podían mover ni los brazos ni el tronco ni el cuello ni las piernas, además de sentir una fuerte presión en el pecho. Por otro lado podían oír y ver, pero sin poder girar los ojos.

Es decir, es como si estuvieran muertos pero conscientes. De ahí que en algunos países de Latinoamérica se llame a este trastorno "la subida del muerto", aunque técnicamente se lo denomine "parálisis del sueño". Por otro lado, no pocos de los afectados por este trastorno tienen alucinaciones visuales o auditivas, muchas de ellas referente a la presencia de personas en su entorno, aunque no las puedan ver, o de objetos.

Incluso se tiene la sensación de que el colchón se hunde o bien que flotamos: de ahí la denominación de que "el muerto sube" y la vinculación de este trastorno tradicionalmente con la presencia de espíritus o viajes astrales. Los episodios duran entre unos pocos segundos y tres minutos, tras los que recuperamos el control de los movimientos y la consciencia. La mayoría de los afectados experimentan una profunda angustia y terror, en especial si es la primera vez que sufren el trastorno; para los que lo sufren de forma recurrente, de todos modos, no es menos agradable.

Cómo se produce la parálisis del sueño

La parálisis del sueño es un trastorno del sueño o parasomnia que de modo aislado puede afectar a más de la mitad de la población, pero salvo en algunos casos, no debe ser motivo de preocupación y en si mismo no comporta ninguna gravedad. En realidad lo que se produce es un desfase temporal entre la entrada en la fase REM, de mayor actividad cerebral, y la fase de relajación muscular total, que la precede y que termina cuando nos despertamos.

De este modo, puede suceder que justo cuando estamos entrando en la fase REM, con todo el cuerpo relajado, suframos un pequeño despertar de la conciencia, pero nuestro cuerpo no responde igual, sino que sigue relajado y no nos permite movernos hasta pasado un tiempo. Las eventuales alucinaciones son debidas a que estamos entrando en la fase REM, en la que el cerebro gestiona la limpieza y procesado de toda la información recibida durante el día mediante los sueños. En consecuencia, las alucinaciones son en realidad retazos de sueños.

Sin embargo, la parálisis del sueño también puede pasarnos al despertar, pero el fenómeno es el mismo: se desincroniza el final de la fase REM y la recuperación de la actividad muscular, de modo que nos despertamos pero no podemos movernos. También en estos casos pueden darse las alucinaciones, puesto que estamos terminando de salir de la fase de los sueños, con la consiguiente angustia y susto.

¿Cuáles son las causas?

Las causas de la parálisis del sueño pueden ser varias, desde congénitas a circunstanciales, es decir con una causa concreta y subsanable, a asociadas a otras enfermedades. Las congénitas responden a lo que se conoce como parálisis del sueño familiar, y es un fenómeno que se da en los individuos de una misma estirpe genética, por lo que se cree que está relacionado con algún gen. En estar personas la parálisis suele darse al final del sueño.

Las causas asociadas a hechos circunstanciales refieren a una mala gestión del sueño y los ritmos circadianos; por ejemplo, es un trastorno frecuente en personas que trabajan de noche o bien que viajan mucho en avión con cambios de horarios frecuentes y en consecuencia sufren jetlag. También se da más en gente que está muchas horas sin dormir, así como en la que suele dormir boca arriba. En la medida en que todas estas causas pueden ser corregidas, el trastorno desaparece. En estos casos se suele dar preferiblemente a la entrada en el sueño.

No obstante, la parálisis del sueño puede estar asociada en algunos casos a la narcolepsia, una enfermedad neurológica en la que la persona se duerme de día como respuesta a cambios emocionales. Se calcula que casi la mitad de los narcolépticos, que no llegan a ser el 0,50% de la población, padecen parálisis del sueño. No obstante, se calcula que este trastorno, en su forma más o menos recurrente, afecta a no menos del 0,3% de la población y no más del 4%.

Cómo disminuir los episodios de parálisis del sueño

Los expertos recomiendan las siguientes estrategias para minimizar los efectos de este trastorno:

  • Ser muy regulares en nuestros horarios de sueño, ya que se ha comprobado que el trastorno aumenta cuando vamos a dormir a horas diferentes

  • Hacer ejercicio durante la tarde y hasta tres horas antes de acostarse.

  • Evitar dormir menos de ocho horas.

  • Tomar medidas para no sufrir estrés.

  • Tener buenos hábitos alimentarios con una dieta variada.

  • Rehuir las bebidas excitantes antes de acostarse.

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Diez alimentos que esconden más azúcar del que sospechas

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María Goreti, lectora de eldiario.es pero no socia, tal como matiza en su correo electrónico, nos hace una petición tras asegurar haber leído hace unos días el artículo Este es el lado oscuro de las cervezas 0,0 que puede llevarte a engordar: "me gustaría que me desvelaseis otros productos que estén en la misma situación que las 0,0, porque realmente me ha impactado descubrir que tienen esta cantidad de azúcar; al menos que habléis de los que puedan resultar más sorpresivos por insospechados y porque los creamos sanos".

Tiene razón Goreti, son incontables los productos de alimentación que contienen azúcar, ya sea de manera natural o añadida, pero en algunos casos la revelación resulta sorprendente. Pensamos de determinadas bebidas, comidas, salsas o conservas que son sanas y recomendables y nos encontramos con una tremenda sorpresa. Bien que asumimos que en algunos casos, como la bollería, las bebidas de chocolate para niños o los refrescos, el azúcar forma parte de su alma.

También sabemos que los zumos de fruta naturales, muchos productos light o desnatados y, en efecto, las cervezas 0,0 suelen tener más azúcar del que sospechábamos. Pero en otros jamás lo hubiéramos jurado. Los siguientes diez son paradigma de esta situación en que el azúcar añadido está perfectamente escondido en la reputación del producto: 

  1. Crema de vinagre de Módena: la crema de vinagre de Módena que se vende como producto de lujo y que tan bien queda en las ensaladas por su toque caramelizado, es en realidad un añadido de jarabe de glucosa con vinagre de mala calidad, que puede escalar hasta los 150 gramos de azúcar por litro, tal como se puede leer en este artículo.

  2. Galletas saladas: las galletas saladas, además del azúcar lógicamente derivado de tener una base de harina, tienen azúcar añadido para potenciar su sabor, como si no bastara con el hecho de que sean muy saladas. En ocasiones, como esta marca, pueden escalar hasta más de ocho gramos por cada 100.

  3. Las salsas de cocina asiática: en ocasiones como esta marca, ni la salsa de soja se salva, aunque por lo general es baja en azúcar. Pero las salsas, hoisin, de tamarindo, agridulce, de ostras o tensuyu, para mojar la tempura, se hacen expresamente con azúcar para darles su sabor. Si a ello sumamos el añadido por las marcas comerciales, nos podemos poner en valores de azúcar por encima de los 20 gramos por cada 100.

  4. Leches vegetales: por ejemplo la de almendras puede alcanzar los 24 gramos por 100 mililitros, como esta, aunque otras marcas se quedan en los tres gramos, un margen aceptable. Y ,o mismo sucede con las leches de soja, donde, tal como revela esta comparativa, a muchas se les añaden azúcares de forma artificial.

  5. Bebidas isotónicas: las bebidas isotónicas, tal como su nombre indica, contienen una cantidad de sales similar a la de nuestro plasma, y por tanto son útiles para reponerlas cuando las hemos perdido por un gran esfuerzo y con sudor, o bien por excesiva diuresis. Es normal que lleven una proporción entre media y alta de azúcar, además, para mejorar su sabor salado así como para suplementar de energía tras el esfuerzo muscular. Pero si las tomamos por gusto o porque pensamos que nos hidratan mejor, que sepamos que sus niveles de azúcares pueden llegar a los 27 gramos por botella de 330 mililitros.

  6. Los arenques en conserva: los arenques en conserva que vende determinada multinacional de los muebles pueden deparar sorpresas dulcemente amargas, ya que el líquido de gobierno que las moja puede superar los 10 gramos por cada 100 mililitros. De hecho la marca lo explica en esta publicación.

  7. Algunos tipos de embutido: no suele ser mucha cantidad, pero algunas marcas de pechuga de pavo, de pollo, de jamón de york o de fuet pueden contener hasta cinco gramos por cada 100 gramos.

  8. Salsas de tomate: son otro clásico del azúcar oculto, como esta que contiene 39 gramos por cada 100 mililitros. Si entramos en el terreno de las salsas ketchup o rosa el azúcar añadido se mantiene.

  9. Latas de bebidas de té: el té verde en bebida está de moda en verano más allá del Nestea, que realmente es más una bebida dulce o refresco. Pero acontece que estos brebajes comerciales no están ni mucho menos exentos de glucosa, como se puede ver en esta marca y esta otra.

  10. Los chupitos de la sobremesa: alcohol aparte, los chupitos de Baileys, de licor de melocotón, Patxaran, de limoncello, etc., tienen hasta 20 gramos de azúcar por cada 100 mililitros. Es decir que son un auténtico jarabe borracho. 

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¿Por qué el jamón serrano engorda más que el de York si es la misma carne?

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Paula, socia y lectora de eldiario.es, nos plantea la siguiente cuestión en el cuerpo de un correo electrónico: "Entiendo que el jamón de york y el serrano, o ibérico, ambos proceden de las patas del cerdo, ¿no? En tal caso, si son la misma carne, ¿me podéis explicar cómo se explica que el serrano engorde más, como al parecer sucede? ¿No deberían tener las mismas calorías? ¿Se debe al tratamiento?"

En efecto, Paula está en lo cierto cuando asegura que el jamón serrano, así en general, ya que luego concretaremos denominaciones, engorda más que el jamón dulce o de York. En concreto, de media las calorías del jamón serrano son casi el doble que las del jamón de York, aunque la variabilidad calórica es en realidad muy amplia, pues es multifactorial, no solo debida al tratamiento que se da al producto, como insinúa Paula, que también yerra cuando dice que ambos productos se elaboran con la pata del cerdo.

Como referencia, las calorías de 100 gramos de jamón dulce vendrían a ser unas 105, mientras que las de un serrano de paletilla y bocadillo de ir al colegio, es decir magro y seco, estarían en torno a las 191. De todos modos, en un jamón ibérico pata negra de los que destilan aroma y sabor por los cuatro costados, alcanzaría las 300 kcal por cada cien gramos, toda una bomba calórica.

Es el tratamiento, pero no solo

La razón de que las calorías estén disparadas en una pata de ibérico las encontramos tanto en la raza como en la alimentación del animal. Las razas ibérica y dúroc, las principales empleadas para este fin, se distinguen por sobrealimentarse y acumular una grasa empapada de aceites esenciales campestres que entrevera la carne del cerdo y le da todo su gusto. Ahora bien, es grasa animal pura y dura, que puede llegar a resultar el 50% de un corte de jamón, y eso se traduce en muchas calorías.

En cambio, en un jamón de Teruel, Albacete o en un serrano sin origen definido en el que no se empleen razas especialmente dadas a acumular grasa, el corte sale casi magro e íntegramente compuesto de proteína, sal y muy poca agua. Y esta es precisamente otra de las razones por las que el jamón serrano tiene más calorías que el dulce o York: el tratamiento.

En este caso, la curación en sal colocada en superficie evapora buena parte del agua del tejido y lo compacta, concentrando todo su poder calórico, por mucho que sea meramente proteico. Algo parecido sucede con los quesos cuando maduran, un fenómeno que te explicamos en su día en Por qué el queso de Burgos engorda menos (si viene de la misma leche que el resto)

Jamón de York, el anti-serrano

En el jamón de York concurren exactamente las circunstancias opuestas, es decir que es el jamón anti-serrano, tal vez de ahí venga que se le llame popularmente dulce en algunas zonas de España para distinguirlo de la carne salada, especialmente en el caso de la humilde paletilla, porque en realidad también tiene bastante sal. Para empezar en el jamón de York importa seleccionar razas de cerdo que tengan poca tendencia a acumular grasa y, en cambio, sí hagan músculo.

La razón es que en este caso la carne no se cura con sal exterior sino inyectándola en el interior en solución acuosa y posteriormente cociendo el producto. La grasa no responde bien a esta cocción porque se escapa del tejido dejándolo mermado si su presencia es excesiva. Por ello se buscan carnes muy magras para el York, sin apenas grasa y todo músculo. Además, en el proceso de hidratación con sal intramuscular, también se produce una exudación de los restos grasos que pudiera haber. De ahí la segunda razón que explica su menor poder calórico: la predominancia del músculo.

El músculo del cerdo, también el humano, tiene una importante presencia de agua entre las células musculares. El jamón de York se fabrica tomando carne del cerdo, picándola y encajándola en un bloque al cual se le inyecta una solución salina que irá provocando que el agua invada los tejidos desde dentro, hinchándolos y desnaturalizándolos en una emulsión sólida en la que la proteína propiamente dicha suele quedar muy por debajo de la mitad de la pieza. Después, el bloque se cuece en agua salada para que no pierda su grado de hidratación.

Así, de promedio en 100 gramos de jamón de York hay solo 17 de proteínas y casi 75 de agua. Como el agua tiene un poder calórico igual a cero, y el corte apenas tiene grasa o hidratos de carbono, se trata de un producto mucho más saludable desde el punto de vista calórico que un jamón serrano.

No obstante conviene tener cuidado porque el jamón dulce puede llegar a contener casi dos gramos de sal por 100 gramos de producto. No son los 15 gramos que aporta el serrano, es cierto, pero con 200 gramos casi cubrimos la cantidad de sal diaria recomendada por la OMS. 

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Taquipnea: cuando el estrés nos sale por la boca

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Del trabajo a casa y de casa al trabajo. Pero primero pasando por el colegio de los niños, por el supermercado, la farmacia, el gestor, el médico para recoger unos análisis… La vida urbana actual con sus exigencias y ritmos frenéticos, nos marca una pauta que se se mezcla con las incertidumbres de la vida adulta, arroja como principal resultado una sola palabra: estrés.

Y este estrés tiene como consecuencia la subsiguiente ansiedad, que es un estado físico de alerta constante, como cuando nos sentimos amenazados por algún peligro. En tales casos nuestro sistema fisiológico se activa secretando determinadas hormonas como el cortisol y la adrenalina, que ponen en marcha procesos inflamatorios y aceleran las sinapsis nerviosas, provocando una aceleración de numerosas funciones, entre ellas la respiración.

En un estado real y primario de alerta -por ejemplo imaginemos que nos persigue una fiera y debemos ponernos a salvo- lo primero que hacemos es correr y tener los músculos en tensión total, por lo que nuestro organismo precisará de un aporte de oxígeno extra para mantener el ritmo. En tal caso hiperventilaremos, respirando muy rápido para llenar la sangre de oxígeno, que será rápidamente consumido. Esta es la razón de que hiperventilemos cuando tenemos un susto o nos sentimos en peligro: aportar un chute de oxígeno por si hay que salir por patas o saltando tapias.

Pero, ¿qué pasa cuando esta sensación de peligro es del tipo difusa y subconsciente? Sería la que se da cuando sentimos que si por la mañana no espabilamos, no llegamos a una reunión importante con un cliente, o a la junta de la AMPA o que a última horas perdemos el metro o el bus, etc. Ese ir con prisa tan característico de la vida urbana también lo interpreta el cuerpo como una continua sensación de alerta y por tanto ofrece su respuesta respiratoria, que si bien no es una hiperventilación, sí es una aceleración de la respiración normal.

Taquipnea: síntomas

Este fenómeno se llama taquipnea, y es un aumento sensible de las veces que respiramos por minuto, que normalmente suelen estar entre diez y dieciséis, pero que en estos casos superan las veinte. Además, en la taquipnea la respiración torácica no es profunda, no llena completamente los pulmones para luego vaciarlos del todo, sino que se queda en superficie, como si diéramos muchos pequeños sorbitos en lugar de dar un trago largo a un vaso de agua.

Como consecuencia de la taquipnea, introducimos en la sangre más oxígeno (O2) del que realmente necesita quemar nuestro organismo y expulsamos más dióxido de carbono (CO2). De este modo, rompemos el equilibrio normal de la sangre en cuanto a estos dos gases, haciendo que el pH sanguíneo aumente de modo notable; la sangre se alcaliniza.

La alcalinización de la sangre es un fenómeno con importantes consecuencias, que aunque no son graves resultan muy molestas:

  • Mareos: sentimos una especie de sensación de vértigo, de que se nos va la cabeza y perdemos equilibrio.
  • Visión borrosa: otra consecuencia es que nos cuesta enfocar la vista, debido a que la alcalinización introduce distorsiones en la conducción de la señal del nervio óptico al producirse un desequilibrio iónico por el pH alto.
  • Hormigueo e hipersensibilidad en extremidades: especialmente en las yemas de los dedos de las manos, y por el mismo motivo neurológico que en el caso de la visión borrosa: el desequilibrio iónico en las neuronas causa distorsiones sensoriales; en este caso hipersensibilidad.
  • Calambres: es posible que suframos calambres recurrentes debido de nuevo al desequilibrio iónico producido por la subida del pH, aunque en este caso se trata de los iones que regulan la contracción muscular.
  • Sensación de frío o de sofoco: de nuevo se trata de una alteración perceptiva.
  • Palpitaciones o temblores.
  • Sensación de ahogo: es el propio cuerpo el que en un esfuerzo por regular de nuevo el ritmo respiratorio ordena a la musculatura encargada que lo descienda. Como consecuencia sentimos que nos cuesta respirar, lo cual nos crea una cierta sensación de angustia que alimenta todavía más el síndrome.

Cómo combatir la taquipnea

La taquipnea es una aceleración inconsciente de la respiración, es decir que es algo que hacemos sin darnos cuenta: no lo controlamos y la mayor parte de las veces nos daremos cuenta de que la sufrimos repasando los síntomas arriba descritos e identificándolos como nuestros. En este sentido, la mejor alternativa es tomar consciencia de que la sufrimos y a partir de ahí tratar de controlar nuestra respiración.

Un dato nada casual es que una de las aplicaciones más usadas de los relojes digitales es la que pauta periódicamente la respiración; nos dan una idea de lo extendido que está el fenómeno. Podemos utilizarlas si tenemos uno de estos aparatos, para detenernos unos minutos, dejar lo que estemos haciendo y aprovechar para respirar lenta y profundamente, preferentemente utilizando el diafragma y expandiendo el abdomen en lo que se conoce como "respiración abdominal". De este modo lograremos equilibrar de nuevo el pH sanguíneo.

Otro sistema es utilizar durante menos de un minuto una bolsa de plástico o papel para respirar dentro de ella, de modo que reabsorbamos todo el CO2 que expulsamos; así obligaremos al cuerpo a consumir todo el oxígeno que tiene y acidificaremos la sangre. De todos modos, algunos médicos no recomiendan este método por juzgar que se introduce una cantidad excesiva de CO2 de golpe en el cuerpo.

Practicar la hipoxia intermitente, que consiste en permanecer periódicamente el máximo de tiempo posible aguantándo la respiración, de modo que dé tiempo a que se consuma el excedente de oxígeno sin perder el CO2. Así se restablecerá el equilibrio entre estos dos gases. En esencia el ejercicio a practicar debe ser:

  • Hacer 30 respiraciones profundas, lo que provocan una ligera hiperventilación y mareo
  • Tras la última espiración, dejar de respirar, con los pulmones vacíos, tanto tiempo como sea posible
  • Cuando se sienta urgencia por respirar, realizar una sola inspiración profunda y aguantar la respiración de nuevo para devolver el oxígeno a la sangre
  • Repetir tres o cuatro veces este ciclo

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Más allá del yogur: ocho alimentos y bebidas probióticas aptas para veganos

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Ana, socia y lectora de eldiario.es, nos hace la siguiente petición: "Me gustaría que comentárais qué alternativas tenemos los veganos para tomar probióticos naturales, entendiendo como tales que procedan de los alimentos y no de píldoras o polvos comprados en farmacia. Es muy importante incidir en este tema porque siempre se vende desde los medios como fuente de probióticos el yogur y los quesos, que son de origen animal. Creo que las personas que nos negamos a comer productos resultado de la explotación animal también tenemos derecho a ser informados de qué alternativas tenemos".

Ana tiene razón; la relevancia del yogur como fuente de probióticos, si bien está plenamente justificada, queda fuera del alcance de las personas veganas, por lo que estas deben buscar los probióticos naturales en otros alimentos. Más allá de que se cuestione la eficacia de los mismos lo cierto es que estos microorganismos que acompañan a determinados alimentos y ayudan a mantener la salud de nuestra flora intestinal son una garantía de alimentación saludable.

Por lo tanto, es necesario informar a aquellos que optan por una alimentación meramente vegetal de cuáles son los alimentos y bebidas que les pueden aportar probióticos de una manera sana, ecológica y natural. La totalidad de ellos está lógicamente relacionada con procesos fermentativos, ya que todos estos alimentos serían posibles sin la ayuda de hongos y bacterias. A continuación se exponen ocho alimentos y bebidas probióticas aptas para veganos

  1. Aceitunas aliñadas: Las aceitunas no llegan a la mesa directas del olivo, sino que usualmente pasan por un proceso de fermentación láctica gracias a bacterias que transforman los azúcares en ácido láctico y, de este modo, acidifican la pulpa, la reblandecen y la conservan frente a otros agentes patógenos. El agua de las aceitunas, especialmente las que se aliñan con hierbas aromáticas, es por tanto rica en estas bacterias, propias de la flora intestinal. Para saber más: ¿Por qué unas aceitunas son negras y otras verdes?

  2. Banderillas: pasa exactamente lo mismo; se encurten verduras, ya sean pepinillos, aceitunas, zanahoria, cebolletas, ajos, etc., en agua con azúcares que se fermenta a ácido láctico, avinagrando la mezcla y reblandeciéndola un poco. Las bacterias fermentadoras viven en el líquido y empapan la pulpa. En Cinco métodos de las abuelas para guardar productos frescos durante meses te explicamos cómo hacer encurtidos caseros.

  3. Chucrut: otra versión de los encurtidos avinagrados que es muy usual en el centro y norte de Europa es el de la col cortada en tiras y fermentada, que se usa para acompañar diferentes platos. Si no se calienta y se come fría, es rica en bacterias lácticas.

  4. Kimchi: es la versión coreana del chucrut. Se hace con col china a la que se le puede añadir pepinillos, ajos o sazones locales más o menos picantes.

  5. Miso: el miso es una pasta fermentada por el hongo koji, muy típica de asia y en la que se utiliza principalmente soja y eventualmente pasta de arroz y otros cereales. Se emplea como condimentos para muchos alimentos y también para realizar sopas características. Contiene, pues, numerosos microoorganismos que acompañan a este hongo, que actúa como probiótico.

  6. Tempeh: Cuando publicamos ¿En qué se diferencian el tempeh y el tofu? explicamos que en el caso del tempeh la pasta de habas de soja se fermenta con bacterias, y especialmente el hongo Rhizopus oligosporus, para conseguir el alimento en forma de torta, mientras que en el tofu se cuaja añadiendo acidulantes a la leche de soja, pero sin el concurso de microorganismos.

  7. Kefir de agua: Ya hablamos en Kéfir de agua: ¿una buena alternativa al kéfir de leche? Sobre las propiedades probióticas de los gránulos, llamados tíbicos, usados en la fabricación del kéfir de agua. Son las mismas bacterias que se emplean en el kéfir de leche, pero aquí trabajan sobre una base de agua con azúcar que se fermenta para conseguir esta bebida.

  8. Kombucha: también explicamos en Kombucha, ¿una bebida peligrosa?, que esta es un brebaje preparado con té azucarado que se fermenta utilizando colonia microbiana gelatinosa, o zooglea, conocida antiguamente como "hongo de la inmoratildad", sobre todo en China, u "hongo del té" en Japón y Rusia. De todos modos conviene tener cuidado con las preparaciones caseras de Kombucha porque corremos cierto riesgo de que la zooglea se contamine fácilmente de bacterias y hongos perjudiciales para nuestro organismo. Es una bebida que requiere mucho rigor, pulcritud en la elaboración y asegurarnos de que su nivel de acidez y alcohol es alto antes de consumirla. Por otro lado, la Kombucha industrial no sirve como probiótico porque se han eliminado los microorganismos.

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¿Es normal subir de peso al empezar a hacer deporte?

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Antonio, lector y socio de eldiario.es, nos escribe la siguiente petición en un correo electrónico: "Queridos redactores de ConsumoClaro; una duda me atormenta. Algo he leído, pero no me termina de quedar claro. A ver: ¿por qué cuando uno se pone a hacer ejercicio sube de peso, en vez de bajar? Me he preguntado más de una vez si no será mejor abandonarse a la cerveza y los embutidos para estabilizar el peso, en vez de tanto correr y hacer ejercicio."

Empezaremos respondiendo a Antonio por el final: nunca es buena idea "abandonarse" a la cerveza y los embutidos, y en general abandonarse a ningún tipo de exceso suele ser una buena idea. La mesura y la diversificación alimentaria es la base de la dieta mediterránea, que es una de las principales recomendaciones alimentarias de la Organización Mundial de la Salud. Aquí te ofrecemos 10 alimentos que sí son dieta mediterránea.

Ahora bien, es cierto que muchas personas, aunque no todas, no pierden peso durante las primeras semanas en que comienzan a realizar algún tipo de ejercicio, especialmente intenso. A veces sucede que incluso se gana peso, acaso un kilo o tal vez más si el deporte que comenzamos a practicar requiere grandes esfuerzos puntuales, como es el caso de las pesas. Normalmente esta subida de peso se verá atenuada si persistimos en el deporte, pero a veces no sucede así, sino que la báscula incluso nos marca aumentos de peso. 

Un fenómeno normal

Es normal que así suceda, especialmente en personas que habían sido muy sedentarias, con muy poca masa muscular y un índice de grasa corporal importante. En estas el músculo, al no trabajar apenas, casi no acumula glucógeno, que es la forma en que se acumulan las cadenas de glucosa en los músculos, para ser usada como fuente de energía. En consecuencia el músculo quema poco y el metabolismo se dedica a acumular la energía en forma de grasa en los pliegues, las lorzas y michelines. 

Cuando estas personas comienzan a hacer deporte, su metabolismo recibe una orden diferente: como parece que vamos a necesitar reservas de energía, no hay que enviar la glucosa a criar grasa en los michelines y lorzas sino que, sin transformarla, la insulina la capturará y la llevará a los músculos para que la acumulen en forma de glucógeno. Además, al hacer deporte aumentamos la sensibilidad celular a la insulina; es decir que los músculos aceptarán esta glucosa con mayores ganas que cuando no practicábamos ejercicio.

Como hemos dicho, el glucógeno son cadenas de glucosa, el equivalente al almidón en las plantas, que se preservan para proveer de energía inmediata. El glucógeno retiene a su alrededor moléculas de agua, de modo que además de acumular este polisacárido destinado a dar capacidad de esfuerzo al músculo, este también retiene agua en su interior, de modo que se hincha. Todos hemos visto cómo se hinchan los músculos de los culturistas; pues bien, lo hacen a base de crecer con nuevas fibras, pero también por el agua que retienen estas. 

Esta subida se atenúa, pero no siempre

Aquí viene la explicación de por qué ganamos peso: el músculo pesa más que los michelines, especialmente porque el agua pesa más que la grasa. De este modo, con el deporte "despiertan" nuestros músculos y comienzan a absorber agua al acumular glucógeno, y ello produce un aumento del peso corporal. Si bien, si somos personas con bastante grasa corporal y persistimos en el deporte, al quemar la grasa notaremos la pérdida de peso.

No obstante, si el deporte que practicamos es muy anaeróbico e intenso, en lugar de perder peso lo ganaremos, ya que construiremos un armazón muscular notable que nos hará subir de peso. Eso sí, notaremos que habremos perdido la grasa corporal, ya sea por el ejercicio o porque una estructura muscular potente tiene un alto consumo basal de energía. De hecho los practicantes de fitness y otras variantes comen más y con mayor frecuencia para mantener su desarrollo muscular. 

Mucho ojo con la báscula

En base a la explicación que hemos dado, nuestro compañero Darío Pescador opina en su sección Tu Mejor Yo de este diario que hay que tirar la báscula a la basura. Su razonamiento, muy acertado, es que la mayoría de las personas solo atienden a lo que dice su báscula -el peso que indica- para concluir si tienen o no sobrepeso o si el ejercicio les está haciendo el efecto deseado. Y la báscula en sí no nos da ningún dato útil sobre si estamos gordos o no.

El nutricionista Julio Basulto no es tan radical y en este artículo explica que la báscula es útil para saber si tenemos o no problemas con el peso, aunque no directamente sino a través del Índice de Masa Corporal (IMC). El mismo consiste en dividir el peso que nos arroja la báscula por nuestra altura medida en metros al cuadrado. Si el resultado es igual o inferior a 25 Kg/m², estamos en un peso normal. Si por el contrario excede esta cifra pero sin superar los 30 Kg/m², tenemos sobrepeso y si los supera sufrimos obesidad.

Basulto matiza que este cálculo no sirve para personas por debajo de 1,47 metros y por encima de 1,98 metros, por razones obvias de estructura ósea, así como tampoco para personas que practican el culturismo en sus variantes o para atletas. La razón de esta última exclusión es también obvia: su elevado peso no se debe problemas de grasa corporal sino a su masa muscular, con lo que lejos de tener riesgo de accidentes cardiovasculares o diabetes, tienen una mejor salud.

Adicionalmente tanto Basulto como Pescador recomiendan la medición del perímetro de la cintura como indicador mucho más fiable, al menos para la generalidad de las personas, del estado de salud. En este caso se pasa una cinta de sastre por la cintura a la altura de las crestas ilíacas y se calcula el perímetro. Si supera los 88 centímetros en mujeres y los 102 centímetros en hombres estaremos en sobrepeso.

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Carne picada vegetal: ¿qué riesgos tiene consumir soja texturizada?

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Paula, lectora y socia de eldiario.es, nos plantea la siguiente cuestión: "no sé si este tema ya ha aparecido en algún artículo, pero ahora que he empezado a utilizar soja texturizada a menudo en mis platos como alternativa a la carne picada, algunos amigos me han dicho que es nociva porque bloquea los estrógenos o algo así, causando cáncer de mama y trastornos de tiroides. ¿Qué hay de cierto en ello?".

¿Qué es la soja texturizada?

Dado que el tema es peliagudo por la gravedad de las suposiciones, antes que nada lo más sensato es explicar qué es la soja texturizada, un preparado de proteína de soja que muchas personas veganas utilizan como sustituto de la carne picada de origen animal. La soja texturizada de obtiene de los restos de semillas de soja tras el prensado de las mismas para obtener aceite de soja.

La pasta que queda, desengrasada, es rica en proteína a razón de un 20 a un 30%, así como en otros componentes típicos de la leche de soja (aquí te explicamos cómo hacer leche de soja en casa): hidratos, fitatos, isoflavinas, calcio, hierro, etc. En especial esta pasta destaca por su alto contenido en proteína de alta calidad (Qué es la proteína de alta calidad), que es fundamental en la alimentación de los veganos al aportar aminoácidos esenciales que de otra forma solo se obtienen de los productos animales.

La pasta antes de ser consumida deberá ser tratada con calor (preferiblemente vapor de agua) a la vez que será triturada para conseguir una textura granulosa similar a la de la carne de la salsa boloñesa. Después se deshidratará para mejorar su almacenaje y conservación. Por consiguiente, antes de ser consumida la soja texturizada deberá ser hidratada de nuevo. 

¿Riesgos ante el cáncer de mama?

La soja texturizada, como todo derivado de la soja, es rica en isoflavinas, un potente antioxidante que tienen una estructura parecida a ciertas hormonas sexuales femeninas denominadas estrógenos. De ahí que su consumo haya provocado algunos recelos. El motivo es que los desequiilibrios en los estrógenos, así como dosis altas de los mismos en sangre, pueden estimular el crecimiento de células mamarias cancerígenas, una vez desarrollado el cáncer (para saber más Terapia de estrógenos y sus riesgos en la menopausia)

De este modo, aumenta el peligro de que el tumor, además de acelerarse, se vuelva metastásico y pase a otros órganos. Así, ha existido el temor de que las isoflavinas de la soja tengan el mismo efecto sobre determinados tumores capaces de ser estimulados, los llamados "tumores con receptores de hormonas positivos". Sin embargo, un estudio de amplio espectro de la Universidad Tufts de Texas, presentado en 2017 y llevado a cabo durante nueve años sobre 6.275 mujeres canadienses y estadounidenses, demostró que lejos de acelerarlos, la soja disminuye el riesgo de cáncer o como mucho tiene un efecto neutro. 

Fang Zhang, directora del estudio, aseguró en una entrevista en la revista Cancer que "las isoflavonas, esto es, los componentes de la soja con propiedades similares a los estrógenos, han demostrado ralentizar el crecimiento de las células del cáncer de mama en el laboratorio. Además, los estudios epidemiológicos llevados a cabo con mujeres con cáncer de mama de países del este de Asia han mostrado una asociación entre una mayor ingesta de soja y una menor mortalidad".

Aún así una preocupación adicional procede del hecho de que algunas terapias contra el cáncer de mama implican el consumo de estrógenos adicionales, con lo que la suma de las isoflavinas podría crear un estado de altos niveles en sangre de estas hormonas, o al menos dar esta señal falsa, dada la presencia de las isoflavinas actuando como disruptores endocrinos.

Sin embargo el estudio no reveló ningún efecto perjudicial en las mujeres con tumores con receptores de hormonas positivos, mientras que aquellas cuyos tumores no se ven estimulados por las hormonas (triple negativo), redujeron un 21% su riesgo de mortalidad al ingerir diariamente soja en sus diferentes derivados.

La doctora Fang Zhang especificó que "basándonos en nuestros resultados, no hemos visto un efecto perjudicial del consumo de soja entre las mujeres que reciben terapia endocrina. Además, en lo que respecta las pacientes que no reciben hormonoterapia para tratar su cáncer de mama, la soja también induce un beneficio, si bien más débil".

Riesgo real en casos de hipotiroidismo

Si bien en el caso de cáncer de mama los estudios parecen indicar riesgo nulo e incluso beneficios, Jordi Galisteo y Ester Baena, responsables de la página y el consultorio Nutricionistas Veganos, aseguran que sí conviene limitar la ingesta en caso de hipotiroidismo subclínico, es decir una ligera deficiencia de producción de la hormona tiroidea que apenas se detecta en los análisis, ya que las isoflavinas pueden interferir las hormonas tiroideas y convertir el hipotiroidismo en clínico, es decir en enfermedad.

Respecto a los pacientes de hipotiroidismo clínico, ambos nutricioistas recomiendan que en caso de tomar soja hablen con su médico, pues las isoflavinas podrían interferir los medicamentos que aportan hormonas tiroideas sintéticas, por lo que los efectos de la ingesta de soja deben ser cuanto menos controlados. De mismo modo, recomiendan asegurarnos de que consumimos suficiente yodo diariamente, ya que la soja puede interferir la captación de este por parte de las hormonas tiroideas y derivar en un hipotiroidismo inducido.

Finalmente advierten los dos expertos: "algunos productos que imitan la carne y algunos alimentos que contienen proteína de soja aislada están procesados con hexano. En el producto final, se han encontrado pequeños residuos de hexano y, aunque no se sabe con seguridad si esto puede ser dañino o no, es aconsejable evitar todas las marcas que utilicen hexano para procesar la soja". 

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